POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Elección de Norma Piña en la SCJN: claro mensaje para López Obrador.
La reciente elección de la magistrada Norma Lucía Piña Hernández como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), marca un precedente importante, tanto por el hecho de que la abogada se convierte en la primera mujer en la historia de México que llega a presidir la Corte, así como por el revés que su designación significó para los fallidos apetitos del presidente López Obrador, quien intentando tener bajo su control al Poder Judicial postuló como aspirante a presidirlo a su aliada política, la ministra Yasmín Esquivel Mossa.
El resultado hoy es de todos conocido. Luego de las serias acusaciones de plagio académico que pesaron en contra de la candidata lopezobradorista por el uso indebido que ésta hizo al tomar un trabajo de investigación ajeno a su autoría para hacerlo pasar como propio y presentarlo en su tesis profesional, Esquivel Mossa se desacreditó ante la opinión pública y perdió la confianza de sus compañeras y compañeros magistrados de la Corte, obteniendo solo un voto (el de ella, seguramente) en el proceso de elección. Hoy también se sabe que el auténtico autor de la tesis original es el abogado Ulises Báez Gutiérrez, quien de manera pública aseguró haberla elaborado y presentado un año antes de que lo hiciera la ministra Esquivel.
Es pertinente reconocer la integridad y honestidad con los que actuó Enrique Graue, rector de la UNAM -institución en la cual se formó y egresó la ministra cuestionada-, pues a pesar de las eventuales represalias del presidente López Obrador el alto dirigente académico emitió un comunicado público en el cual señaló que el análisis de las tesis de los abogados Ulises Báez Gutiérrez y Yasmín Esquivel Mossa permitió determinar que sí hubo plagio, ya que la tesis originalmente presentada y publicada fue la del licenciado Báez; lo que puso en evidencia que la ahora ministra Esquivel sí se aprovechó deshonestamente del trabajo académico ajeno para titularse como abogada.
Es claro y evidente el mensaje que se desprende para el presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo del sonado fracaso de su candidata Yasmín Esquivel, en su empeño por presidir la SCJN, ya que luego de los reiterados e indebidos intentos que el mandatario ha hecho durante su sexenio con el propósito de controlar a la SCJN -ya sea tratando de prolongar de manera ilegal e inconstitucional el periodo estatutario del ministro presidente saliente Arturo Zaldívar, así como denostando constantemente la labor de jueces y magistrados cuando sus resoluciones no agradan al mandatario, y en fin, rompiendo en forma burda e inconstitucional el respeto a la división de poderes-, la mayoría de las y los ministros de la máxima instancia del Poder Judicial de la Federación, en modo digno demostraron la soberanía constitucional de esta institución al elegir como presidenta a la ministra Piña, rechazando así el más reciente y quizá más riesgoso
intento de intromisión presidencial en la vida interna de este importante ente público.
El nombramiento de la magistrada Norma Piña como presidenta de la SCJN suscitó el reconocimiento unánime de todos los medios de comunicación de la capital del país respecto a dicha institución encargada de garantizar la impartición de justicia con apego a la Constitución nacional. Todos esos diarios celebraron la dignidad con la que la mayoría de las y los ministros de la SCJN hicieron valer la autonomía e independencia de ésta frente a las ilícitas e inaceptables pretensiones políticas del presidente López Obrador.