Hoy estamos ante una nueva disyuntiva, autonomía o captura e impunidad. Ya hemos visto cómo poco a poco las instituciones autónomas han quedado atrapadas por los intereses particulares de los partidos políticos. Así, la tutela de los derechos ciudadanos ha sido sometida a los intereses de una clase política que se las ha ingeniado para hacer los nombramientos estratégicos mediante cuotas y cuates. Ahora se trata de algo muy importante para dejarlo pasar: el nombramiento de quien encabezará la próxima Fiscalía General de la República, que está diseñada para ser un espacio autónomo que dejará de estar subordinado al presidente de la República.
En el viejo régimen se tenían mecanismos para legitimar los cambios de gobierno. Cada sexenio llegaba un nuevo presidente y marcaba un punto y aparte con la administración anterior. Tomaba distancia y, como parte de la separación, algunos personajes caían en desgracia y pasaban algunos años en la cárcel. Pagan la factura de toda la corrupción. Por supuesto, no se trataba de procedimientos apegados a la ley, ni tampoco eran resultado de un mecanismo de impartición de justicia, sino que formaban parte de un ajuste de cuentas. Con la alternancia el mecanismo se atrofió, dejaron de ser aceptables esos arreglos, pero no se desarrollan los dispositivos de un Estado de derecho, para legitimar un sistema democrático de justicia y rendición de cuentas.
En estos momentos, que se acerca una nueva sucesión presidencial y el actual partido gobernante puede perder las elecciones en 2018, esa posibilidad genera pánico, porque esta administración -que ha sido muy corrupta- quedaría a disposición de un nuevo sistema de impartición de justicia. Esa posibilidad podría llevar a varios de los actuales gobernantes a rendir cuentas ante la justicia. Así como le ha pasado a la generación de gobernadores corruptos que acompañaron al presidente Peña Nieto desde su llegada al poder. Si Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo los hubiera ganado el PRI en 2016, es muy probable que la suerte de los dos Duarte y Borge sería diferente a la que hoy tienen.
Cuando se hizo la reforma para transformar la actual PGR en Fiscalía, se aprobó un artículo transitorio para darle pase automático a la persona que fuera procurador o procuradora para ser fiscal por nueve años. Dos años después, se descubrió la trampita: a finales de octubre de 2016 llegó como procurador el amigo de Peña Nieto, Raúl Cervantes, conocido priísta, llamado el fiscal «carnal». Un mes después, a finales de noviembre de 2016, el presidente mandó una corrección para quitar el pase automático, pero esa iniciativa no ha pasado y se archivó. Hoy el PRI quiere terminar el proceso y hacer válido el pase automático para ubicar a Cervantes en la fiscalía de forma transexenal por nueve años.
Si camina y nada como pato, entonces podemos sospechar que es un pato. Dejar al amigo en el cargo que se encargará de perseguir el delito, puede garantizar protección e impunidad. Sería como si en Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo se hubiera nombrado a fiscales amigos de los gobernadores que perdieron las elecciones, ¿cuál habría sido la suerte de los Duarte y de Borge? Muy probablemente seguirían libres y tan campantes. ¿Cómo llegamos a esta situación? Resulta que el famoso pase automático pasó con la autorización de la mayoría de partidos, pero una cosa era el país en 2013 y otra en 2017.
La cercanía de la sucesión y la guerra sucia entre partidos ha llevado al panismo a levantar la bandera en contra del pase automático de Raúl Cervantes, un mecanismo que se aprobó hace unos años. Esta contradicción en el bloque de poder de la partidocracia necesita ser aprovechado para detener ese nombramiento. Hay un movimiento de organizaciones sociales en contra del pase automático cuya demanda es: #VamosPorUnaFiscaliaQueSirva.
Hay momentos en donde el pacto de impunidad entre el PRI de Peña Nieto y un sector del panismo cercano a Felipe Calderón, representado por un grupo de senadores (Lozano, Gil, Cordero, Vega y Lavalle), se vuelve una amenaza para nuestra ya muy vulnerada democracia. Hoy es uno de esos momentos, por eso es urgente detener ya la posible captura de la nueva fiscalía…
@AzizNassif
Investigador del CIESAS