Divino amor se estrenará en salas de México este 17 de diciembre después de su paso por la Muestra de la Cineteca Nacional.
Hace unas semanas, durante la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, se estrenaron varias producciones destacadas que dieron cuenta del panorama fílmico en países como España, Serbia, Francia, China, Portugal, Italia y en representación de América Latina, Brasil.
Este último llegó a las salas de nuestro país con la cinta Divino amor de Gabriel Mascaro, conocido por sus cintas anteriores como Boi neon, Ventos de agosto y algunos filmes documentales. Sin embargo, es Divino amor es la que lo ha traído a conversación a nivel mundial a partir, incluso, de su primera proyección en Sundance.
Y la realidad es que Divino amor es sorprendente. Por eso, les queremos compartir la conversación que tuvimos con Mascaro sobre esta historia que navega entre la distopía, la realidad inmediata y el terror.
Divino amor
Divino amor está ambientada en el Brasil de 2027, y tiene como protagonistas a Joana y Danilo, un matrimonio que está intentando tener un bebé; sin embargo, descubrimos que Danilo es infértil y continuamente se somete a distintos tratamientos para poder seguir con el orden (religioso) de las cosas: casarse y tener un hijo o hija.
El matrimonio forma parte de un grupo religioso que explota la artificialidad para conseguir fines conservadores. Una especie de ironía que se hace cada vez más presente en un país como el Brasil de la actualidad.
Es fascinante y aterradora la idea de Divino amor, de la inmersión de la biopolítica en un contexto casi artificial. La cinta juega con la ciencia ficción, un escenario futurista que se alimenta de la paleta de colores neón, la música con sintetizador… Pero al mismo tiempo, resulta demasiado familiar con lo que sucede en varias partes del mundo, específicamente en Brasil.
Es aterradora lo cercana que está Damares Alves a Divino amor
Mientras veíamos el filme, no dejamos de pensar la relación que tiene con la realidad. Por ejemplo, con el nombre de Damares Alves, una de las pocas mujeres alrededor de Jair Bolsonaro (presidente de Brasil), una pastora evangélica que hace poco se convirtió en la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos. Por lo que la idea de Divino amor resulta, por decir menos, interesante.
Muchas gracias por tu comentario creo que ya está listo, ya comprendiste todo, no necesito hablar (ríe). La verdad es que es un desafío muy grande pensar en el país, en cómo Brasil ha cambiado no por la tecnología, cuando pensamos en un futuro cercano, pero sí por la cultura brasileña.
Entonces cuándo empieza la película, hablo de que el Carnaval ya no es la fiesta más importante en Brasil, sino un rave evangelista… Es como pensar y hacer una mezcla de la distopía. Igual con género que para nosotros es muy popular en el cine de los 80, la pornochanchada, entonces intento cambiar un poco desde la pornografía evangelista…
Entonces, cómo un problema te da la religión hacer una peli casi religiosa sobre fe, en donde un personaje sustenta la fe hasta el final. Igual con toda la ambivalencia de su cuerpo, qué es un personaje que diferentemente a la tradición del cine distópico, que es un personaje luchando contra el sistema. Acá es un personaje que le gusta el sistema, le gusta la vida social para que ella tenga aún más control sobre la vida de los cuerpos en los otros.
Repensar el cuerpo masculino en el cine
Joana, la protagonista, es una burócrata que permite la apropiación de su cuerpo. Trabaja en unas oficinas donde atiende a personas en busca de divorcio. Pro su fe en el matrimonio, en el amor y la procreación es tan grande, que en lugar de hacer su trabajo, los convence de mantenerse juntos y los invita a unirse a su secta para realizar distintos ritos.
Para ella, la vida sin el matrimonio y viceversa, no pueden ser. No hay paso atrás cuando le das el sí a un pareja ni a la decisión de procrear. De este modo, ambas instituciones son sagradas ante la religión y ante su gobierno.
Y esto sólo es sinónimo de una cosa: los abortos son cosa del pasado. En esta sociedad, hay detectores en todas las puertas que revelan tu identidad. Y así, una mujer es exhibida si está embarazada e incluso, si está registrado el feto. Joana, de este modo, se entera que está esperando un bebé.
Sí, es una forma de la burocracia para avanzar en su proyecto ideológico y de acción en el control sobre el cuerpo de las mujeres y del cuerpo de los bebés que están dentro de las mujeres. Entonces, es un estado profamilia, como de control o intervención muy grande en el cuerpo de la mujer.
Es una película fundamentalmente sobre el control del cuerpo, y por eso termina con el nacimiento de un bebé, un nacimiento violento que al final se trata de un cuerpo no controlado: sin registro, sin nombre, sin documentos, sin nada. Es el nacimiento de un cuerpo libre.
Planteaste una discusión importante sobre el cuerpo de las mujeres. Pero igual me parece importante pensar la representación del cuerpo de los hombres. ¿Cuántas películas que hayas visto con la mujer haciendo un ultrasonido en la barriga en la panza? Un montón de películas en el cuerpo de la mujer esta en juicio cuándo el tema es infertilidad y maternidad. Yo nunca vi una de estas escenas de testículos…
Muy pocas intervenciones, muy sencillas. Cómo es tan violento la fuerza de la mirada masculina que se reproduce históricamente en la historia del cine. Entonces, mi contribución en el cine es repensar los cuerpos, la representación del cuerpo masculino. Para mí fue un gesto. El desplazamiento de mirada: colocar un hombre, juzgarlo a él y sus testículos porque no es fértil. Es un testamento político fuerte para repensar los cuerpos masculinos.
El placer como elemento clave de la procreación
Gabriel, casi sin intenciones de hacerlo, pone al hombre en el centro de una historia que casi nunca le pertenece: la fertilidad, la vida, el amor, la lucha. Las mujeres han sido responsables de la idea de la vida sin detenernos a pensar cuáles son los elementos que la han de componer.
Esto, por ende, rompe en nuestra lectura con la tradición del juego de los roles a un nivel cultural. Sin embargo, Divino amor se establece una sociedad donde cada rol está determinado y es inamovible: la mujer es la madre tierra y el hombre es el que deposita la semilla.
La estructura de una familia sumamente tradicional y religiosa. Una idea conservadora y de derecha pero que en esta cinta, tiene elementos impensables como el placer del sexo, la eyaculación, e incluso el intercambio de parejas. El sexo con otras parejas está permitido en esta religión, y de hecho, ayuda a que Joana y Danilo se conecten. Pero la eyaculación masculina se da exclusivamente con tu pareja.
Sí, y lo más loco es cuando pensamos que en esta cultura que hoy está presente y asociada con una agenda progresista: sexo libre, cambio de pareja, swinger, como poliamor. Todo esto en la película fue cocreado para avanzar más hacia la agenda religiosa ultraconservadora.
El swinger es lo más conservador que se puedan imaginar, es el elemento más genial para mantener la tradición evangelista de la familia unida; el placer al servicio de la procreación. Entonces, la película juega un poco con un humor sencillo, pero que no distancia al personaje de una mirada sobre su fe, una fe invaluable que se sustenta individualmente sobre las instituciones.
¿Cómo nos debemos sentir frente a Divino amor?
En todas las películas futuristas o distópicas, el personaje principal ha de establecer un sentido contrario al totalitario, a aquel hombre (generalmente son hombres) que mantiene el poder y el control de las sociedades. Pero en Divino amor, como mencionábamos, no hay un villano, sino una mujer que cree entender su sistema, que le funciona, que se siente cómoda con el control que otros tienen de su cuerpo.
Por lo que no hay un villano con nombre, con rostro, sino un sistema que revela lo complejo que son las sociedades y las posibilidades en un futuro ultraconservador. Todo esto si seguimos eligiendo a lideres que apelen a estos valores de tradición que reprimen.
Sí, es verdad. Pensar otras maneras de mirar la religión y la cultura envangelista. Nosotros somos afectados por la serie The Handmaid’s Tale, es una serie muy fuerte, muy impresionante. Pero igual es muy claro…
Todo es muy claro, los antagonistas son muy directos y yo intenté jugar más con la ambivalencia del personaje. No sabes muy bien si te gusta o no el personaje, qué tengo que sentir por él o ella, es un juego de acercamiento y distanciamiento… “¡Carajo!, ¿qué tengo que sentir?”.
Creyentes y ciudadanos iguales frente a Dios y el Estado
La película fluye en esta sociedad que se contradice. O mejor dicho, se contradice con los que el conservadurismo nos dice hoy que está bien y que está mal. Gabriel Mascaro nunca explicas cómo es que Brasil llegó a estar conectado entre el Estado, la religión y las políticas (como la base de datos de ADN).
Sólo sucede y queda implícito para cualquiera que hoy viv en el país y que se asoma a leer las noticias. Pero también quedan algunas dudas flotando en el aire: la idea de Joana de que la burocracia no se puede humanizar (a pesar de ser algo humano y político) y la religión no se puede cuestionar…
Es meramente humano y casi religioso. Cuando surge la utopía burocrática, la verdad es proteger y crear la posibilidad de igualdad del individuo con el Estado. La burocracia es la que mantiene la igualdad y eso es casi una mirada religiosa para la burocracia, es la única herramienta que puede garantiza la igualdad, la transparencia.
Lo que pasa es lo opuesto: la burocracia es una herramienta para joder con todo. Es una ambivalencia pensar en la burocracia como utopia casi religiosa que se confunde con las parábolas bíblicas. Para los fieles, los creyentes son iguales frente a Dios, y en la burocracia todos son iguales frente al Estado.