Omar Peralta
Jaime Barrera, periodista de 56 años, desapareció el lunes por la tarde en Guadalajara, Jalisco. Las últimas imágenes que se vieron de él datan de las 14:00 horas del 11 de marzo, cuando salía de un programa radial. Por la noche, su camioneta fue encontrada en Zapopan. La Fiscalía del Estado ha dicho que cuenta con detalles del automóvil en el que Barrera fue forzado a subir, pero no los reveló por cuestiones de seguridad.
El fiscal Luis Joaquín Méndez Ruiz informó en conferencia de prensa que el periodista fue privado de su libertad por tres o cuatro personas, una de las cuales portaba un arma larga. La policía estatal, Guardia Nacional y Ejército se han movilizado ya para tratar de encontrar a Barrera. En redes sociales se ha difundido información que lleve a su rescate. El primer mensaje en viralizarse fue el de Itzul Barrera, hija del comunicador, que es Consejera de Morena.
“Mi papá, el mejor periodista de este estado. Está desaparecido. Necesito por favor que nos ayuden a encontrarlo. Ayúdenos a llegar hasta él, por favor les pido que difundan”, escribió en X (antes Twitter). Su mensaje, sin embargo, fue respondido en un tono crítico y burlesco por cientos de personas. ¿El motivo? Su filiación partidista. Rápidamente, Itzul comenzó a recibir mensajes en los que se aludía su respaldo al gobierno actual y en especial al presidente López Obrador, en una suerte de revictimización que ejemplifica la crispación política que vive el país.
Los comentarios en las dos publicaciones en las que hace referencia a la búsqueda de su padre están repletos de cuestionamientos hacia ella. Por respaldar al gobierno. Por formar parte de Morena. Por haber apoyado a López Obrador en diversas decisiones. Dicen, quienes le reprochan su partidismo, que está pagando por creer en ese partido, que ojalá recupere a su padre (dicho con tono forzado más que como un deseo genuino), pero que no se olvide de que ella ha sido parte de esto al defender a la Cuarta Transformación. También la acusaron de utilizar (y dramatizar) la desaparición con fines partidistas —y hasta de fingirla—-.
Si Itzul González, como la adulta que es, ha decidido dedicarse a la política y estar en Morena, el asunto es suyo y de nadie más. Si habrá de enfrentar críticas, como deben hacerlo todos los políticos, estas tendrán que ver con su trabajo. Es curioso que le reclamen utilizando frases de López Obrador (‘es que exageran’). ¿No se supone, que si están en contra de esa forma de afrontar la violencia, lo ideal sería mostrar una cara distinta, empática por ejemplo?
Suponiendo que quieran retratar al gobierno, ¿no sería mejor estar a la altura, demostrar clase, dejar de lado los colores políticos y hacer algo tan simple como demostrar solidaridad con la hija de un periodista cuyo paradero ahora mismo no conoce nadie? Y sí, no se puede negar la indiferencia que tantas veces, durante el sexenio, ha caracterizado a López Obrador. Pero, entonces, ¿por qué eligen parecerse tanto a él?
Es el colmo de la politización mal entendida: todo se ve en términos de los partidos, de los colores que caigan bien o mal. Lo más importante es que un periodista fue secuestrado. Ojalá todo el calor social se concentrara en exigir su aparición sano y salvo. Pero no.
Quienes han acusado oportunismo han decidido montarse a la pirámide moral y pedirle a Itzul González que abrace a los secuestradores de su padre. La bajeza los deja retratados porque, siendo detractores del gobierno, escogen un camino que les asemeja. La violencia, el terror de ser periodista y perder la libertad, pasa a segundo plano: importa más reclamarle a su hija por ser política. ¿Eso en qué es diferente a lo que existe? ¿En qué ayuda a la búsqueda de Jaime Barrera?