LA NACION
Jack Nicholson protagonizó a lo largo de su carrera algunas de las películas más memorables del cine. Desde su desgarrador Randle McMurphy en Alguien voló sobre el nido del cuco hasta el enloquecido Jack Torrance en El resplandor, dejó una marca imborrable en la historia del cine. Con tres premios Oscar y el récord de doce nominaciones para un actor masculino, su talento y carisma en pantalla lo colocaron como uno de los más grandes de todos los tiempos.
Incluso con su extraordinaria trayectoria, la estrella confesó en varias ocasiones que hay un actor a quien considera insuperable. En una entrevista con Rolling Stone en 2004, el actor no dejó lugar a dudas sobre quién, en su opinión, es el mejor intérprete en la historia del cine: el legendario Marlon Brando. “Lo digo en serio cuando digo que si no puedes apreciar a Brando, no sabría cómo hablar contigo. Si hay algo obvio en la vida, es esto. Otros actores no andan discutiendo quién es el mejor actor del mundo, porque es obvio: Marlon Brando lo es”, aseguró.
La influencia de Brando en Nicholson se remonta a su adolescencia, cuando lo vio por primera vez en la película Salvaje (1953). La actuación de Marlon fue revolucionaria y dejó una profunda impresión en el actor, quien comenzó a seguir su carrera muy de cerca. “Cambió mi vida para siempre… No hay nadie antes ni después como Marlon Brando”, recordó como un fiel fanático. Además, remarcó que para él, el talento de su colega era monumental, e incluso llegó a compararlo con Picasso: “Es un genio que desafió y transformó las reglas del arte”.
Cuándo trabajaron juntos Jack Nicholson y Marlon Brando
La oportunidad de trabajar juntos llegó en 1976, cuando ambos compartieron escena en la película Missouri, dirigida por Arthur Penn. Nicholson describió esa experiencia como un sueño hecho realidad, que le permitió observar de cerca el estilo de su ídolo y absorber su manera única de interpretar, caracterizada por la naturalidad y una capacidad de transmitir emociones complejas con una aparente sencillez. Brando, pionero del método interpretativo, tenía un don que su colega consideraba inimitable, una habilidad que iba mucho más allá de la actuación tradicional. “Brando fue el principio y el fin de su propia revolución”, expresó al respecto.
Para Jack, la grandeza de Marlon no se limitaba a su presencia magnética en la pantalla, sino que radicaba en su capacidad para cambiar el rumbo del cine. “Era un artista monumental, no había forma de seguir sus pasos. Realmente sacudió al mundo, y su influencia estará ahí para siempre”, enfatizó. Las palabras de admiración de Nicholson reflejaron el enorme respeto y la profunda inspiración que encontró en su colega, quien fue su guía a la hora de empezar a trabajar en papeles cada vez más retadores.
La admiración y la amistad que tuvieron fuera de la pantalla estos dos actores hizo que, años antes de la muerte de Marlon Brandon, Jack Nicholson adquiera una propiedad valuada en 20 millones de dólares situada en una zona de Mulholland Drive, conocida como “Bad Boys Drive” (la zona de los chicos malos), inspirada en esa camada de figuras del cine de Hollywood. Según el diario New York Post, esto hizo que la pérdida de su ídolo fuera aún más dolorosa para él, quien hasta el día de hoy continúa recordándolo con mucho cariño.