Ambos son ejemplo de éxito y disciplina, pero tienen un ego que los vuelve insoportables a ojos de muchas persona
Hugo Sánchez y Saúl Canelo Álvarez son personajes que, históricamente, han dividido opiniones entre la afición mexicana. Pero no se puede negar un factor diferencial en sus respectivos legados deportivos: ambos han hecho cosas que ningún otro mexicano ha conseguido. El Penta marcó una era de oro con el Real Madrid y anotó un total de 234 goles en el futbol de España. Álvarez, por su parte, fue el primer y única campeón mundial indiscutido que ha tenido el país.
Son personalidades similares en diversos aspectos: mentalidad fuerte, ganadores, con capacidad de respuesta en los escenarios más exigentes, pero también con un ego enorme que les ha valido todas las críticas posibles de la prensa y, no menos importante, de la afición, que es el factor decisivo al momento de nombrar ídolos. Sánchez, en su faceta como analista deportivo, ha inaugurado una nueva serie de entrevistas para Star+, y justamente Álvarez destaca como uno de sus invitados con mayor renombre.
El exdelantero dejó clara la admiración que siente por Canelo. Así lo dijo en una entrevista con TUDN en la que habló de sus impresiones sobre el actual campeón indiscutido de peso supermediano.
«Lo defino como un líder deportivo, un boxeador admirable y nos hacen faltan ídolos en México, hay que darle la magnitud que tiene. La admiración que tengo es como mexicano, reúne todas las características de un boxeador y de una atleta que siempre ha tenido México. En este momento es uno de los atletas que nos mueve, que deseamos el éxito, nos está dando muchas alegrías. Mucha admiración porque de niño y joven sufrió, hizo trabajos difíciles, pero la perseverancia lo sacó adelante», valoró. Y también habló de lo que significa para él estar del otro lado: «Estoy acostumbrado que me hagan entrevistas a mí y ahora que hago programas con personalidades, con Saúl ha sido una experiencia agradable. Muchas veces no se nos conoce ese lado».
Los casos de Hugo Sánchez y Canelo Álvarez son sumamente peculiares. Como se decía arriba, ambos han marcado hitos para el deporte mexicano. En el caso del Penta resulta más evidente simplemente porque ningún otro jugador mexicano (ni siquiera Rafael Márquez) ha podido compararse con él en lo relativo al rendimiento individual. Con Álvarez el debate es el de toda la vida: antes de él, México tuvo grandes glorias que, sí, pueden haberle superado en carisma y talento, pero eso no borra los éxitos que ha cosechado el púgil tapatío. Es campeón mundial en cuatro divisiones, cifra que sólo han conseguido otros cuatro peleadores mexicanos en la historia del boxeo mexicano.
Pero a ambos, Sánchez y Álvarez, les acompaña también la estela de una actitud soberbia, que no se ha rebajado con el paso de los años, sino todo lo contrario: la han convertido en parte central de todas sus intervenciones públicas. Y esa actitud se manifiesta de diversos modos. En el caso de Hugo, abundan los ejemplos: todas las veces que se ha postulado para dirigir al Real Madrid o México, sin tener credenciales para ninguno de los dos cargos; o como cuando dijo que si hubiera nacido en Argentina, habría ganado el Mundial. Canelo sigue esa vía: dice que todos lo critican sin razón (y en parte, es cierto, recibe críticas sin sentido en muchas ocasiones), pero ignora aquellos motivos reales para cuestionar su carrera —pesos pactados, deshidratar a sus rivales, prolongar peleas esperadas y acaparar cinturones—.
Es imposible pensar en ídolos perfectos. Ellos no lo son ni lo serán nunca. Pero el equilibrio debe existir. Son dos atletas que hicieron cosas inéditas. Y eso no se los va a quitar ni siquiera el carácter tan especial que tienen, y que tal vez sin esa dosis de autoestima tan elevada nunca habrían alcanzado los logros que hoy gozan.