Las autoridades provinciales mantuvieron una postura contrainsurgente, relata un historiador
Luis Carlos Cano
Ciudad Juárez— Además de que la noticia del levantamiento de Independencia en 1810 llegó al territorio de la Nueva Vizcaya dos semanas después de iniciado, años después, en 1821, cuando Agustín de Iturbide proclama la Independencia de la Nueva España, el norte sigue reticente a liberarse de la corona española, las autoridades provinciales mantuvieron una postura contrainsurgente y antiindependencia.
En este territorio formado por lo que ahora son los estados de Chihuahua y Durango, el Comandante General, Alejo García Conde se resiste a aceptar la Independencia, pero se le ordena jurar y lo hace; aquí, en Paso del Norte, están los documentos en los que se establece esta proclama.
También la jura el gobernador Manrique de Nuevo México, mientras que la gente coloca una vela frente a su casa para celebrar la independencia y se le ordena al párroco que fuera a misa, también para festejar el acontecimiento, dice el historiador Abner Marduk Silva Camarillo, al platicar de la consumación de independencia en la Nueva Vizcaya.
“Vamos a situarnos en el año 1821, que es cuando los militares realistas se levantan en armas y pronuncian la independencia de la Nueva España encabezados por Agustín de Iturbide, y lo que piensan en el norte de ese acontecimiento”, narra Silva Camarillo, en las charlas sobre historia regional “Rastros de la Historia”, organizadas por el Instituto Para la Cultura del Municipio de Juárez (Ipacult) y el Museo Casa de Adobe.
“La Nueva Vizcaya no quiere la independencia, quiere seguir siendo realista, seguir con la corona española, es el resultado de que en el centro del virreinato hay una configuración social y política distinta a la del norte, aquí es militarizada, contrario al centro del país”, explica el también profesor de historia.
Mientras que en el centro no están de acuerdo con la administración virreinal, dice el historiador, aquí los comandantes generales la apoyan, no es coincidencia que Miguel Hidalgo fuera ejecutado en Chihuahua, fue una afrenta del comandante general, que era la autoridad en el norte, al movimiento de independencia.
Incluso, narra el maestro Abner Marduk, cuando en 1808 encarcelan al rey Fernando VII, aquí en Chihuahua se hace un batallón llamado “Los Fernandinos”, que iban a ir a pelear por el monarca español.
Cuando empieza el movimiento de la Independencia, indica, el comandante general no ha dado ninguna orden, no ha dicho nada, pero hay una generación que son los hijos de quienes están en el poder, quieren hacer un cambio de sociedad, pero no lo quieren sus padres y abuelos.
Durango, Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Nuevo México y en algunas ocasiones la alta California, están bajo el mando del comandante general, que ordena en todos estos estados; cada provincia tiene su gobernador, pero la última palabra es la del comandante general con sede en Chihuahua, explica Silva.
En el noreste sucede que todo está tranquilo, en paz porque el comandante general tiene activos a los militares, algo muy diferente de lo que sucede de Zacatecas hacia el sur, agrega.
Cuando en 1821 Agustín de Iturbide proclama la Independencia de la Nueva España, su visión es que toda se independice, pero el norte sigue reticente, el comandante general Alejo García Conde y su hermano el gobernador Diego, que estaba en Durango, se siguen negando a aceptarla.
Fue entonces que Iturbide manda al general Pedro Celestino Negrete a Durango, como parte del Ejército Trigarante, viene en plan amistoso, pero Diego sabe que vienen a invadirlo, lo derrotan y junto con la diputación provincial de la Nueva Vizcaya y los regidores, firma la declaratoria de independencia.
Finalmente se da la adhesión neovizcaína, se llevó a cabo porque las autoridades provinciales vieron en el Plan de Independencia y los Tratados de Córdoba, la continuidad de los cambios modernos y liberales que trajo la Constitución de 1812, dice el historiador.
Después de esto, el primer diputado de la Nueva Vizcaya, Ponce de León, dimite porque es muy caro el viaje a México, pero el segundo diputado, Porras, va con la consigna de proponer que el territorio de la Nueva Vizcaya se forme en los estados de Durango y Chihuahua.
El maestro Silva Camarillo destaca que la independencia de México es un periodo histórico que no está agotado y se debe revisar, sobre todo lo que ocurre en el norte, desde las perspectivas regionales, porque Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, tiene mucho sobre este proceso.
“Esto es muy basto”, indica, “necesitamos que las instituciones nos apoyen y seguir revisando nuestra historia, que es contradictoria pero apasionante”.
Etapas en el proceso de independencia
Sobre ello, la también historiadora, maestra Imelda Vega, de la Sociedad Paso del Norte por la Cultura de la Historia, explica que en el proceso de independencia hay cuatro etapas importantes. En la primera están las figuras de Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez, Abasolo, Aldama y Josefa Ortiz de Domínguez. Culmina con el fusilamiento de casi todos los líderes y le toca a Chihuahua ser el escenario del fusilamiento de algunos, entre ellos Hidalgo.
Con esta acción, las autoridades virreinales piensan que el problema ha acabado y se tranquilizan, pero estos grandes habían ya sembrado la semilla de la insurrección y surgen José María Morelos, López Rayón, Andrés Quintana Roo, Mariano Matamoros, Los Bravo, Los Galeana y muchos más. A esta segunda etapa se le llama de Organización y culmina con el fusilamiento de varios, entre ellos Morelos, en diciembre de 1815.
La tercera etapa se caracteriza por la enorme aportación de figuras como Vicente Guerrero y el español Francisco Javier Mina, entre algunos de los más importantes y se le conoce como etapa de Resistencia utilizando la estrategia de “guerra de guerrillas” que le propicio fuertes golpes al ejercito realista.
La última de ellas, conocida como La Consumación, llama la atención porque uno de los personajes más adversos al movimiento y enemigo declarado de la independencia, inclinado totalmente al poder real, le va a corresponder la gloria de llegar al punto álgido del movimiento, Agustín de Iturbide.
Este, confabulado con el grupo militar y el alto clero organizados en el Templo de la Profesa y con planes muy claros de llevarlo a ser nombrado Emperador, pactan la firma del Acta de Independencia de México, con él a la Vanguardia y el gran Vicente Guerrero en la retaguardia que sucumbió ante los planes mencionados con el único fin de no derramar más sangre y lograr la tan ansiada independencia.
Por estas y muchas razones, dijo la historiadora, las figuras de los héroes de la Independencia deben de mantenerse en la memoria histórica. Hidalgo y los líderes sabían el futuro que les esperaba y aun así no cedieron, no claudicaron.
Ejemplos hay muchos. Nombrarlos sería interminable, pero su legado está presente en cada una de las instituciones y en las leyes, agrega.
En este territorio formado por lo que ahora son los estados de Chihuahua y Durango, el Comandante General, Alejo García Conde se resiste a aceptar la Independencia, pero se le ordena jurar y lo hace; aquí, en Paso del Norte, están los documentos en los que se establece esta proclama.
También la jura el gobernador Manrique de Nuevo México, mientras que la gente coloca una vela frente a su casa para celebrar la independencia y se le ordena al párroco que fuera a misa, también para festejar el acontecimiento, dice el historiador Abner Marduk Silva Camarillo, al platicar de la consumación de independencia en la Nueva Vizcaya.
“Vamos a situarnos en el año 1821, que es cuando los militares realistas se levantan en armas y pronuncian la independencia de la Nueva España encabezados por Agustín de Iturbide, y lo que piensan en el norte de ese acontecimiento”, narra Silva Camarillo, en las charlas sobre historia regional “Rastros de la Historia”, organizadas por el Instituto Para la Cultura del Municipio de Juárez (Ipacult) y el Museo Casa de Adobe.
“La Nueva Vizcaya no quiere la independencia, quiere seguir siendo realista, seguir con la corona española, es el resultado de que en el centro del virreinato hay una configuración social y política distinta a la del norte, aquí es militarizada, contrario al centro del país”, explica el también profesor de historia.
Mientras que en el centro no están de acuerdo con la administración virreinal, dice el historiador, aquí los comandantes generales la apoyan, no es coincidencia que Miguel Hidalgo fuera ejecutado en Chihuahua, fue una afrenta del comandante general, que era la autoridad en el norte, al movimiento de independencia.
Incluso, narra el maestro Abner Marduk, cuando en 1808 encarcelan al rey Fernando VII, aquí en Chihuahua se hace un batallón llamado “Los Fernandinos”, que iban a ir a pelear por el monarca español.
Cuando empieza el movimiento de la Independencia, indica, el comandante general no ha dado ninguna orden, no ha dicho nada, pero hay una generación que son los hijos de quienes están en el poder, quieren hacer un cambio de sociedad, pero no lo quieren sus padres y abuelos.
Durango, Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Nuevo México y en algunas ocasiones la alta California, están bajo el mando del comandante general, que ordena en todos estos estados; cada provincia tiene su gobernador, pero la última palabra es la del comandante general con sede en Chihuahua, explica Silva.
En el noreste sucede que todo está tranquilo, en paz porque el comandante general tiene activos a los militares, algo muy diferente de lo que sucede de Zacatecas hacia el sur, agrega.
Cuando en 1821 Agustín de Iturbide proclama la Independencia de la Nueva España, su visión es que toda se independice, pero el norte sigue reticente, el comandante general Alejo García Conde y su hermano el gobernador Diego, que estaba en Durango, se siguen negando a aceptarla.
Fue entonces que Iturbide manda al general Pedro Celestino Negrete a Durango, como parte del Ejército Trigarante, viene en plan amistoso, pero Diego sabe que vienen a invadirlo, lo derrotan y junto con la diputación provincial de la Nueva Vizcaya y los regidores, firma la declaratoria de independencia.
Finalmente se da la adhesión neovizcaína, se llevó a cabo porque las autoridades provinciales vieron en el Plan de Independencia y los Tratados de Córdoba, la continuidad de los cambios modernos y liberales que trajo la Constitución de 1812, dice el historiador.
Después de esto, el primer diputado de la Nueva Vizcaya, Ponce de León, dimite porque es muy caro el viaje a México, pero el segundo diputado, Porras, va con la consigna de proponer que el territorio de la Nueva Vizcaya se forme en los estados de Durango y Chihuahua.
El maestro Silva Camarillo destaca que la independencia de México es un periodo histórico que no está agotado y se debe revisar, sobre todo lo que ocurre en el norte, desde las perspectivas regionales, porque Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, tiene mucho sobre este proceso.
“Esto es muy basto”, indica, “necesitamos que las instituciones nos apoyen y seguir revisando nuestra historia, que es contradictoria pero apasionante”.
Etapas en el proceso de independencia
Sobre ello, la también historiadora, maestra Imelda Vega, de la Sociedad Paso del Norte por la Cultura de la Historia, explica que en el proceso de independencia hay cuatro etapas importantes. En la primera están las figuras de Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez, Abasolo, Aldama y Josefa Ortiz de Domínguez. Culmina con el fusilamiento de casi todos los líderes y le toca a Chihuahua ser el escenario del fusilamiento de algunos, entre ellos Hidalgo.
Con esta acción, las autoridades virreinales piensan que el problema ha acabado y se tranquilizan, pero estos grandes habían ya sembrado la semilla de la insurrección y surgen José María Morelos, López Rayón, Andrés Quintana Roo, Mariano Matamoros, Los Bravo, Los Galeana y muchos más. A esta segunda etapa se le llama de Organización y culmina con el fusilamiento de varios, entre ellos Morelos, en diciembre de 1815.
La tercera etapa se caracteriza por la enorme aportación de figuras como Vicente Guerrero y el español Francisco Javier Mina, entre algunos de los más importantes y se le conoce como etapa de Resistencia utilizando la estrategia de “guerra de guerrillas” que le propicio fuertes golpes al ejercito realista.
La última de ellas, conocida como La Consumación, llama la atención porque uno de los personajes más adversos al movimiento y enemigo declarado de la independencia, inclinado totalmente al poder real, le va a corresponder la gloria de llegar al punto álgido del movimiento, Agustín de Iturbide.
Este, confabulado con el grupo militar y el alto clero organizados en el Templo de la Profesa y con planes muy claros de llevarlo a ser nombrado Emperador, pactan la firma del Acta de Independencia de México, con él a la Vanguardia y el gran Vicente Guerrero en la retaguardia que sucumbió ante los planes mencionados con el único fin de no derramar más sangre y lograr la tan ansiada independencia.
Por estas y muchas razones, dijo la historiadora, las figuras de los héroes de la Independencia deben de mantenerse en la memoria histórica. Hidalgo y los líderes sabían el futuro que les esperaba y aun así no cedieron, no claudicaron.
Ejemplos hay muchos. Nombrarlos sería interminable, pero su legado está presente en cada una de las instituciones y en las leyes, agrega.
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