JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
HERACLIO BERNAL, “EL RAYO DE SINALOA”, MUCHO MÁS QUE UN PERSONAJE DE PELÍCULAS, SÍ EXISTIÓ Y FUÉ UN TEMIBLE BANDOLERO AL ESTILO ROBIN HOOD. PARA ALGUNOS, EL VERDADERO PRECURSOR DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Heraclio Bernal de carne y hueso
A finales de los años 50’s y los primeros años la década de los 60’s, el popular actor y cantante zacatecano Antonio Aguilar, produjo y protagonizó una serie de tres películas cuyo personaje central era un singular bandido de nombre Heraclio Bernal; estas tres películas, fueron muy taquilleras y retrataban las andanzas de un bandido y salteador de caminos, que al mismo tiempo era justiciero, pero que también tenía ciertos valores y principios y que además parte de lo robado lo destinaba a ayudar a gente muy necesitada.
Con estos ingredientes, más la dramatización cinematográfica, el éxito en taquilla de los filmes estaba garantizado y la fama que adquiriría el personaje principal, estaba asegurada; sin embargo, tanto en la época de las filmaciones, como en la actualidad, todavía hay personas que creen que el personaje de Heraclio Bernal es ficticio, o producto de la inspiración de un escritor de argumentos cinematográficos, pero el personaje en cuestión si existió de carne y hueso.
Heraclio Faustino Petronilo Bernal Zazueta, nació el 28 de julio de 1855 en el pueblo serrano de El Chaco, Mpio. San Ignacio de Piaxtla, Sinaloa; sus padres Jesús Bernal y Jacinta Zazueta, también originarios de la región, eran gente trabajadora que batallaban, pero siempre criaron a sus cinco hijos varones en el seno de una familia decente y dentro de un ambiente familiar de valores personales.
Los primeros años de Heraclio
Su padre, Jesús Bernal era una persona ampliamente conocido en la región como un hombre íntegro, justo y honesto y por ser un gran admirador de Benito Juárez y sus ideas liberales; en San Ignacio, el profesor Ángel Bonilla, amigo de su padre y también seguidor de Juárez, se encargó de su instrucción primaria; a la edad de doce años, con esfuerzos y sacrificios sus padres lo envían al Seminario de Durango, en donde estudia hasta los dieciocho años, es entonces que mueren sus padres y Heraclio y sus cuatro hermanos quedan huérfanos, aunque ya están en una edad donde pueden comenzar a valerse por sí mismos.
Al morir sus padres, Heraclio es asistido por uno de sus tíos, quien lo lleva a vivir al pueblo minero de Guadalupe de los Reyes, ya muy cerca de los límites de Sinaloa con Durango; ahí su tío le consigue empleo en la compañía minera del lugar, en donde rápido demostró sus ganas de trabajar y sus dotes para ganarse las simpatías de sus compañeros.
Con el paso del tiempo, los directivos de la mina notaron la inteligencia, dedicación y honradez de Heraclio y lo fueron ascendiendo, hasta llegar a un puesto de confianza en donde ya tenía a su cargo un grupo de empleados; todo parecía ir muy bien en su vida personal y amorosa, pues se había conseguido a una muchacha como novia y se les veía muy contentos, pero…
Pero nunca falta la envidia y los celos, había un compañero de trabajo que aspiraba al puesto que le habían otorgado a Heraclio, pero no mostró las capacidades suficientes y no lo logró; por si fuera poco y para acabarla de amolar, ese mismo compañero estuvo pretendiendo a la novia de Heraclio, pero ésta le depositó su amor a Heraclio, entonces, al tipo lo comenzó a corroer la envidia, los celos, la amargura y la frustración, y en vez de actuar con inteligencia, culpó de su mala suerte a Heraclio, le ganó el arrebato y le jugó muy chueco y traicionarlo.
En realidad, Heraclio sí era un tipo honesto y honrado, así lo habían educado sus padres; un día, desaparecieron de la planta de beneficio de la mina varias barras de plata, el compañero celoso de Heraclio se las había arreglado para sustraerlas y hacerlas aparecer entre las pertenencias de Heraclio y al hacerse la revisión a los empleados, las barras de plata aparecieron entre las cosas de Heraclio, de quien dada su fama de honrado, nadie podía creer que se las hubieran encontrado a él. De la manera más injusta, Heraclio fue sentenciado a pasar diez años de prisión y es enviado a la cárcel de Mazatlán…y ahí comenzó el cambio.
La injusticia y la cárcel comienzan a incubar al bandido y al pistolero
Estando recluido en la cárcel de Mazatlán, Heraclio Bernal establece relación con un prisionero español quien era fiel seguidor de las doctrinas socialistas, comunistas y anarquistas; este prisionero le facilita las lecturas de Karl Marx, Federico Engels, Bakunin, Proudhon y otros anarquistas y comunistas de esa época, este prisionero lo introduce al conocimiento de las teorías anarquistas y comunistas; también tiene acceso a libros de los sociólogos católicos alemanes. Como resultado de todo este adoctrinamiento y de estas lecturas, Heraclio crea en su mente una amalgama de todas estas ideas, llevándolo a crear su propia
conclusión de que: “todas las riquezas eran producto del robo y los ricos eran unos ladrones, que tenían en la miseria a los obreros y trabajadores, quienes debían ser los legítimos dueños de las riquezas que con su sudor se producían”.
Con estas nuevas ideas revolucionarias, Heraclio Bernal reúne a un grupo de compañeros presidiarios y se fugan de la cárcel; se dirigen al mineral de Guadalupe de los Reyes, ahí realiza su primera acción ya como un verdadero bandido, ajusticia al tipo que lo traicionó y lo mandó a la cárcel; a partir de ahí comenzó el bandidaje.
Heraclio y su banda se dedicaban a asaltar las diligencias que corrían de Mazatlán a Culiacán y huían a refugiarse en la sierra; también asaltaban a los ricos hacendados que apoyaban a Porfirio Díaz, compartiendo el botín con la gente más necesitada de la sierra de Sinaloa y Durango, con estas ayudas Heraclio se aseguraba las simpatías y la lealtad de la población.
Después de varios años en el bandidaje, Heraclio Bernal decide apaciguarse e invierte parte de lo robado y compra el Rancho “El Maguey”, para dedicarse a la agricultura y la ganadería; para ello el Gobernador de Durango, Francisco Gómez Palacio y Bravo, tomando en cuenta que en ese Estado no había cometido fechorías y con la promesa de retirarse del bandidaje y dedicarse a la vida productiva, le extiende un salvoconducto para moverse libremente por el Estado de Durango.
Pero quienes sí lo traían en la mira, eran las Fuerzas Rurales de los Tribunales de la Acordada, que eran órganos judiciales donde se ventilaban los asuntos de delitos del área rural; estas fuerzas, comandadas por el General Octaviano Meraz no lo dejaban en paz, la intención de la “acordada” no era llevarlo a juicio, ellos iban a matarlo, apenas se estaba asentando Heraclio como agricultor y Meraz no dejaba de hostigarlo, por lo que Heraclio decide alzar el vuelo y retomar el camino de las armas.
Heraclio Bernal se lanza contra Porfirio Díaz, pero no deja el bandidaje
Cuando vió que no iban a dejarlo llevar una vida tranquila y ordenada, Heraclio acepta la invitación del General Jesús Ramírez Terrones, un militar con ideas comunistas, que por lo mismo había caído de la gracia del porfirismo y como consecuencia de ello, se había dedicado a delinquir; el General Ramírez Terrones invita a Heraclio Bernal a proclamarse y levantarse en armas en contra del Gobierno de Porfirio Díaz, pero lo hacen de una manera burda y desordenada, a base de asaltos, crímenes y fechorías.
Lo que hicieron Ramírez Terrones y Heraclio Bernal, fue sembrar el terror en toda la franja de pueblos mineros de Sinaloa y Durango, a base de asaltos y robos; los gobernadores de ambos Estados, Francisco Cañedo y Francisco Gómez Palacio ya los tenían proscritos en sus territorios, pero no podían con ellos, a pesar de tener tropas en su búsqueda.
De la sierra bajaron y tomaron por asalto el pueblo de El Rosario y luego tomaron Mazatlán; con esas dos ciudades en poder de Ramírez Terrones y de Heraclio Bernal, el Presidente Porfirio Díaz ya no aguantó más y envió al General Bernardo Reyes con la orden de recuperar Mazatlán y El Rosario y de arrasar con los rebeldes, a cuyos crímenes ya era necesario ponerles un alto a como diera lugar.
El General Bernardo Reyes cumple su misión y recupera El Rosario y Mazatlán, provocando que en la huída de los rebeldes, éstos se separan, Heraclio Bernal tomo rumbo para la sierra de la Concordia y el General Jesús Ramírez Terrones huye rumbo a Nayarit, donde es alcanzado por el General Bernardo Reyes, quien lo fusila sin más averiguación.
La muerte de Terrones incrementó aún más el odio de Heraclio Bernal hacia los ricos y hacia el gobierno de Porfirio Díaz; sus asaltos y sus crímenes se hicieron cada vez más frecuentes, violentos y despiadados, al grado tal que los hacendados, las compañías mineras y el gobierno se organizaron para ofrecer una recompensa de $10,000 para quien entregara vivo o muerto al ya famoso “Rayo de Sinaloa”.
El Rayo de Sinaloa y los primeros avisos de la Revolución Mexicana
En 1880, el Gobernador de Zacatecas, General Trinidad García de la Cadena, hasta ese momento muy cercano a Porfirio Díaz, rompe de manera definitiva con éste, al sentirse traicionado, luego de que Díaz había asegurado que no iría por la reelección, eso motivó que García de la Cadena externara su deseo de postularse a la Presidencia de la República, pero cuando Porfirio se retractó públicamente de lo dicho, García de la Cadena se sintió traicionado, exhibido, ridiculizado y humillado, rompiendo para siempre con Díaz, desatando con ello la rebelión del Gobernador de Zacatecas.
El General García de la Cadena comenzó entonces a tejer su red de aliados en varios lugares del país, para que una vez llegado el momento, lanzarse a derrocar a Porfirio Díaz; y uno de sus principales aliados era Heraclio Bernal, “El Rayo de Sinaloa” quien ya controlaba toda la parte oriental del Estado de Sinaloa, el Estado de Nayarit hasta Tepic, todo el occidente del Estado de Durango y la parte sur del Estado de Chihuahua. A cambio de su apoyo incondicional, el General Trinidad García de la Cadena le había ofrecido a Heraclio Bernal la gubernatura de Sinaloa, una vez derrocado Porfirio Díaz.
En 1880, en Topia, Durango, Heraclio Bernal proclama el “Plan de la Rastra”, desconociendo al gobierno de Porfirio Díaz, declarando como jefe de la revolución y próximo Presidente de México al General Trinidad García de la Cadena, al grito de “¡Viva Bernal!”, se apoderan de Topia y de San Andrés de la Sierra. Para entonces, Porfirio Díaz ya estaba bien informado sobre quién era Heraclio Bernal y sus andanzas, así como de que era el segundo en el movimiento de García de la Cadena.
El Presidente Díaz envía al General Atenógenes Llamas, con la orden de sofocar el alzamiento y eliminar al General García de la Cadena; Díaz pensaba que eliminando a García de la Cadena como líder de la revuelta, entonces Bernal se apaciguaría solo por falta de un líder, pero qué equivocado estaba. El General Trinidad García de la Cadena es aprehendido en Mazapil, Zacatecas y es asesinado sin ninguna consideración por el General Atenógenes Llamas, quien ni siquiera le otorgó la gracia de ser fusilado.
Después del asesinato de García de la Cadena, Heraclio Bernal reúne a los seguidores y mandos principales del movimiento y les comunica que él asumirá el mando del movimiento y les pide su apoyo o la libertad de marcharse. Heraclio se había entusiasmado mucho con el ofrecimiento de la gubernatura de Sinaloa que le había hecho García de la Cadena, y ahora se sentía engolosinado y pensó que si encabezaba el movimiento revolucionario, podría ser el Presidente de México; algunos, principalmente
seguidores de García de la Cadena, no vieron en Heraclio Bernal a un gallo con espolones de ese tamaño y optaron por retirarse, otros muchos sí lo siguieron.
El Plan de Conitaca, el Rayo de Sinaloa termina por echarse encima a Porfirio Díaz
Enero de 1882, en Conitaca, Mpio. Elota, Sinaloa, Heraclio Bernal lanza el “Plan de Conitaca”, bajo el lema de “Justicia y Libertad” en contra del gobierno de Porfirio Díaz, dicho plan que consta de once puntos con sus respectivos incisos, desconoce por completo al gobierno, reconoce a Heraclio Bernal Zazueta como Comandante y Jefe Supremo del Ejército Restaurador y designa a la Sierra de Conitaca, Sinaloa como cuartel general del movimiento.
También en dicho Plan, se establece que una vez tomada la ciudad Capital de cualquier Estado de la República, la Comandancia del Ejercito Restaurador procederá a nombrar al Presidente Provisional de México (en pocas palabras, él); cualquier mexicano que aporte un mínimo de sesenta hombres al Ejército Restaurador, obtendrá de inmediato el grado de Capitán; que cualquier mexicano que sea guerrillero, que organice guerrillas y ataques al gobierno porfirista, será pasado a formar parte del Ejército Restaurador.
El Plan de Conitaca establece también que, la Capital de la República se establecerá en Dolores Hidalgo, Guanajuato; establece la creación de varios Estados, separando esos territorios de los Estados a los que ya pertenecen, como el Cantón de Tepic, separándolo de Nayarit; el Estado del Valle de México, separándolo del Estado de México; el Estado de Tlahualilo, separándolo del Estado de Durango; proclama también a los Municipios como Cuarto Poder de la República.
En el Plan de Conitaca se evidencía una mala redacción y algunas faltas de ortografía, para muchos en el gobierno porfirista, esto le restaba seriedad e importancia al Plan (algunos historiadores opinan igual), pero para Porfirio Díaz no, él se lo tomó con toda la seriedad que ameritaba y ahora tenía que enviar a alguien que aplacara los ímpetus de Bernal y para ello, nadie mejor que el acérrimo enemigo de Heraclio Bernal, el General Octaviano Meraz, Jefe de las Fuerzas Rurales de la Acordada.
El General Meraz, cumpliendo las órdenes presidenciales y con tropas estatales de Durango, Chihuahua y Sinaloa puestas bajo su mando, inicia una feroz cacería en pos de el Rayo de Sinaloa, levantando villas y pueblos enteros y librando cruentas batallas contra el Ejército Restaurador, al que por cierto le estaba ganando todas las batallas, debido a eso Heraclio Bernal veía cada vez más disminuida su fuerza militar, hasta que no le quedó más remedio que ofrecerle al gobierno licenciar a sus tropas, a cambio de que cesaran las barbaridades del General Octaviano Meraz contra la población civil durante su búsqueda.
Heraclio Bernal envía una carta al Presidente Porfirio Díaz, al Gobernador de Durango Juan Manuel Flores, al Gobernador de Chihuahua General Carlos Pacheco Villalobos y al Gobernador de Sinaloa General Francisco Cañedo, ofreciendo licenciar a sus tropas y suspender los asaltos a las compañías mineras y retirarse del bandidaje, a cambio de que el gobierno cesara las barbaridades del General Meraz contra la población inocente, con el pretexto de andar en su búsqueda.
El Presidente Díaz y los tres gobernadores, aceptan el pacto de rendición y Heraclio Bernal decide descansar unos días en la Sierra de Sinaloa, para luego trasladarse a vivir a Estados Unidos y tal vez, cuando se hubiese terminado la persecución en su contra poder regresar a México.
El regreso, el compadre, la amante, la borrachera y el fin del Rayo de Sinaloa
A principios de diciembre de 1887, Heraclio Bernal regresa a la Sierra de Sinaloa con la única intención de recuperar unas barras de oro y plata que había escondido en una cueva en la Sierra de Chihuahua y regresarse a Estados Unidos; al llegar a Sinaloa, de inmediato buscó a su compadre y amigo de más confianza Crispín García y luego se fueron enterando los demás miembros de su banda y todos deseaban saludar de nuevo a su jefe, por lo que se comenzó a movilizar su gente para saludarlo.
Estos movimientos no pasaron desapercibidos para el General Octaviano Meraz, quien de inmediato puso discreta vigilancia y notificó al Presidente Porfirio Díaz del regreso de Heraclio Bernal y de que al parecer estaba reuniendo a su gente de nuevo; Díaz ya no se la pensó más y ordenó de una vez por todas, acabar con Heraclio Bernal.
La gente del General Meraz le había informado que Heraclio y su gente estaban por partir hacia la Sierra de Chihuahua; entonces Meraz convenció o amenazó a la amante de Crispín García, el mejor amigo de Heraclio, para que emborrachara a Crispín y en la borrachera consiguiera la ubicación de la cueva y el escondite de Bernal y Crispín García cayó en el garlito, le dijo a su amante la ubicación y ésta se lo comunicó a Meraz.
El día 5 de enero de 1888, en medio de intensas nevadas en la Sierra de Chihuahua, el General Octaviano Meraz y su gente, localizan el escondite de Heraclio Bernal y luego de sostener una refriega en la que murieron 22 hombres de Bernal, Meraz entra a la cueva y se encuentra a un Heraclio Bernal enfermo, postrado en el suelo, cubierto con varias mantas y temblando de frío, había enfermado de neumonía a causa de los congelantes fríos invernales; Heraclio comprendió que no iba a salir vivo de ahí y Meraz, sin ninguna conmiseración terminó con la vida del Rayo de Sinaloa.
Para Heraclio Bernal, que es verdad que fue un bandido, pero la Historia ha sido injusta con él, nunca lo ha reconocido y nunca le ha dado su lugar en ella; se le conoce más por las películas y los corridos que como lo que históricamente fue: un precursor de la Revolución Mexicana que luchó por las causas sociales.
La Universidad Autónoma de Sinaloa posee una Reserva Natural Protegida en el Municipio de Cosalá, Sinaloa, ahí erigió una estatua de Heraclio Bernal en donde se lee la siguiente frase atribuida a él al proclamar el Plan de Conitaca:
“Todos los revolucionarios hemos sido llamados bandidos, sin embargo, no me he enriquecido con los despojos de nadie, tampoco he metido a mi casa los dineros de la República. Honrado como el que más y campeón decidido de las libertades de mi Patria, pondré cuanto esté a mi alcance para hacer triunfar el Plan Político de Conitaca que he proclamado el día de hoy, como el salvador de la honra y el progreso de mi Patria.” Heraclio Bernal Zazueta, Conitaca, Sinaloa, Enero de 1882 .
Fuentes Bibliográficas
+ relatosehistorias.mx
+ redescolar.ilce.edu.mx
+ debate.com.mx
+ inegi.org.mx
+ worldcat.org
+ memoriapoliticademexico.org
+ es.wikipedia.org
+ universidadnacionalobrera.com