Carta para Ego chihuahua. Hasta siempre, presidente. Hasta pronto, señor presidente. Me voy cuando tenga que irme de este mundo, pero me iré feliz por la enorme dicha de haber conocido al mejor presidente de México. Al líder que formó su propio partido para conseguir sus sueños; la cuarta transformación de México, al hombre que despertó conciencias de millones de mexicanos, al hombre que politizó al pueblo y le abrió los ojos, al único y verdadero demócrata que en mi larga vida, había conocido jamás, al hombre que se enfrentó a los delincuentes de cuello blanco, a la mafia del poder, a los magnates que se negaban a pagar impuestos, a los vendidos periodistas, a las televisoras, a los corruptos ministros del poder Judicial, al hombre que no se arrodilló ante el supuestamente país más poderoso del mundo, al hombre que puso a México en los ojos del mundo, al hombre que gobernó con honradez, al hombre más atacado y bituperado de México, al hombre que sacó a millones de la pobreza, al indio pata rajada, humilde y carismático de Macuspana, al líder nato y perseverante patriota, al terco, al necio que sin importar el cansancio, cada mañana en sus bien llamadas mañaneras, informaba a México lo que pasaba en México; aun en contra de vientos y mareas, tempestades y huracanes, al humanista, al hombre que les arrebató a los expresidentes sus gigantezcas pensiones vitalicias, al hombre que reconstruyó al México abandonado, saqueado, ignorado. Al hombre que le dio vida a México, al hombre que, ante miles de ataques, hizo las obras jamás vistas, en tan solo seis años: dos aeropuertos, Tren Maya, hospitales, carreteras, caminos artesanales, refinería, corredor transísmico, al olvidado y saqueado tren México-Toluca, al presidente más amado por el pueblo, pero también más odiado por racistas y conservadores clasistas, al hombre que sin haber estudiado economía en Harvard y hablar inglés, acrecentó la economía en México y dialogó con mandatarios de países cuya lengua, es el inglés y lo hizo con dignidad; como todo un jefe de Estado, al hombre sencillo, pero imponente jefe supremo de las fuerzas armadas, al hombre que usó como bandera el «amor con amor se paga, el abrazos no balazos» y el pañuelo blanco de amor y paz. Al único personaje que, con su sólo nombre, llenaba el más hermoso Zócalo del mundo, al hombre sencillo y respetuoso, al hombre que, sin ser rey, vivió en un palacio; el más bello palacio del mundo. Al hombre que escribió en el cielo, las páginas más hermosas de la historia de México y su cultura, al hombre que le devolvió la sonrisa a los adultos mayores, al incorruptible hombre que jamás le comprobaron un insignificante acto de cohecho o robo, al me «canso ganso, al toma para que aprendas, al toma tu champotón» y, al que tenía siempre en la boca un chascarrillo o anécdota, para hacer reír no solo a los reporteros caradura, sino a millones de seguidores que por sus pantallas a diario lo veían, al maestro de historia, al hombre que, por amor a México y a su gente, no sucumbió a las tentaciones ni a las adversidades que en el camino encontró, llegó a la meta y cumplió lo que prometió, al hombre que me enseñó amar a México y toda su grandeza, a él señores, a él le rindo pleitesia; yo a Obrador no lo quiero, no lo amo, lo «admiro», lo respeto y me quito el sombrero frente al hombre más educado y respetuoso, que he conocido; honor a quien honor merece.
«Errar, es de humanos…»
«Ánimo», palabra común en él y, con la que, todos los días saludaba al entrar a la conferencia matutina de las siete de la mañana y no solo a los reporteros, sino a todos quienes lo escuchan y ven. «Dicen las buenas leguas que Obrador por su paciencia y tolerancia, es un santo», me sumo a ellas. Me atrevo a decir, incluso, que Juárez, que Benito Juárez, reencarnó en Obrador, en Andrés Manuel López Obrador…
Por eso y por muchas otras cosas más, rindo pleitesia al gigante de gigantes. Larga vida a mi presidente, hasta siempre, presidente. ¡Viva México!👍🏻🇲🇽🤝🙇🏼♂️👏🏻🥳😍❤️💙
Chicos ego. Bienvenido el mes de octubre que tengas un maravilloso día 🤞🏻🫂🙅🏻♂️🌹🙏🏻🌹❤️💙
