HABLANDO Y ESCRIBIENDO
LAS FUERZAS ARMADAS NO SE CUBRIERON DE GLORIA;
EN CULIACÁN, SE LLENARON DE VERGÜENZA
POR ERNESTO AVILÉS MERCADO
Lo sucedido ayer por la tarde en la ciudad de Culiacán Sinaloa, con la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán López, integrante del cártel de Sinaloa, hijo del Chapo Guzmán, detenido en México y extraditado a los Estados Unidos, donde actualmente cumple una sentencia de cadena perpetua, ha generado un serie de sucesos que sin duda establecerán un antecedente importante en la forma en la que el Gobierno de López Obrador está enfrentando a una de las bandas del crimen organizado que operan en esa parte del país.
El vacío de información institucional que se presentó cuando en cadena nacional se daba cobertura informativa de la guerra entre militares y la guardia nacional en contra de un número indeterminado de personas armadas, que desde varios frentes mantuvieron secuestrada la vida de las personas en la ciudad de Culiacán, donde el poder de armas que se portaban, daba cuenta de que contaban con el mismo calibre, permitió que se conociera extraoficialmente de la supuesta captura de los hijos del Chapo Guzmán, además de filtrarse diversos audios transmitidos por radio tanto de los integrantes del cártel, como de los propios militares.
Las personas comunes como usted y como yo que nada tenían que ver con armas y guerras y que a esa hora del día, alrededor de las 3 de la tarde, se encontraban en trayecto a sus hogares, después de recoger a sus hijos en la escuela, o salían de sus trabajos, se sorprendían al encontrarse en medio de las balaceras corriendo a defender la vida de sus hijos tirándose al piso y escondiéndose en lugares donde pensaban no serían blanco de las balas perdidas.
Los videos que se subieron a las redes sociales, daban cuenta que las acciones se centraron inicialmente en la fiscalía de Culiacán, pero que posteriormente se diseminaron por toda la ciudad capital, particularmente en las salidas, donde secuestraban unidades grandes, las colocaban como barreras en las carreteras y luego les prendían fuego, con lo que se detenía la salida y entrada de vehículos a la ciudad.
Se dio a conocer una fotografía del joven Ovidio Guzmán López, por parte del gobierno de la República, donde se daba cuenta de su detención, de tal forma que era ya oficial que se le hubiera detenido y que toda esa reacción violenta, era precisamente para obligar al gobierno a que lo regresara.
La presencia de los militares con unidades artilladas era contrastada por la también presencia de vehículos con maquinaria bélica de gran calibre, mientras que la mayoría de los integrantes de particulares armados, se advertía, eran jóvenes que en su gran mayoría no alcanzaban los 30 años de edad.
Fueron casi 5 horas de intensa actividad de guerra, con disparos, incendios y muy poca presencia de sirenas de los servicios de primeros auxilios, entendible porque estos llegan cuando se terminan los enfrentamientos, pareciera que se transmitiera información de zonas como Siria y otros lugares del mundo que solo conocemos por televisión.
Se daba cuenta también de que un grupo fuertemente armado había irrumpido en uno de los centros de reinserción de aquella ciudad y que había liberado a 49 personas que de inmediato se unieron a las acciones en contra de los militares.
A las 20:30 horas, se daba a conocer un video donde el secretario de seguridad Arturo Durazo, acompañado de los titulares de Defensa, Marina y Guardia Nacional, daba cuenta de que en un recorrido de rutina por parte de los militares, en la ciudad de Culiacán, fueron atacados desde una casa habitación y al repeler la agresión, se encontraron en su interior al hijo del Chapo Guzmán, a quien lo retuvieron y que había sido la causa de los enfrentamientos armados de toda la tarde.
Poco más tarde, por medio de una agencia de noticias internacional, se daba a conocer lo que ya se había difundido por las redes, en el sentido de que el Estado había reculado en su intención de retener al delincuente y que lo había devuelto a la banda que lo reclamaba.
El día de hoy muy temprano, el Presidente de la República en su conferencia mañanera, daba a conocer que el mismo avaló que se le dejara en libertad al joven Ovidio, para evitar que presentara una masacre con personas inocentes de aquella entidad.
En contraste, en una conferencia encabezada por Arturo Durazo en la ciudad de Culiacán, con el resto de los integrantes del gabinete de seguridad, daba a conocer que por burocracia en la expedición de una orden de cateo solicitada al poder judicial, se había permitido que arribaran un número mayor de personas armadas, que superaban y por mucho a los militares, por lo que decidieron retirarse del lugar donde se encontraban.
Durante la explicación rendida por el presidente de la República para justificar el por qué avalo que no se retuviera al joven delincuente, señaló que fue una orden de aprehensión la que se cumplimentó por una solicitud de extradición pedida por el gobierno de los Estados Unidos, dijo además que se terminaron las masacres porque la política ahora es diferente y que la violencia no se va a combatir con más violencia.
Numerosas voces se han estado escuchando, la mayoría de las cuales critican la postura del gobierno Federal, por haber actuado contrario a su responsabilidad de hacer valer el estado de derecho; establecen que estamos ante un estado fallido por haberse rendido ante las fuerzas del crimen organizado y que es una pésima imagen ante el mundo, ya que se refleja la incapacidad del Estado por hacer cumplir la ley ante una fuerza delincuencial que mantiene de rodillas al gobierno federal.
Con que cara le pide el presidente López Obrador a los gobernadores que cumplan con su responsabilidad de atacar al crimen organizado, cuando este ha sido incapaz de hacerlo, aun contando con el apoyo de nuestras fuerzas armadas.
Los militares están formados para la guerra y no para construir aeropuertos; el gran orgullo que siempre ha caracterizado a nuestro glorioso ejército mexicano de ser el último recurso para mantener el orden y hacer cumplir la ley, se ve ahora superado y la pregunta obligada es ahora quien podrá defendernos.
La Unidad de inteligencia Financiera que ha congelado las cuentas del ex Ministro Medina Mora, de Emilio Lozoya que fuera director de PEMEX y de ahora Romero de Champs, ex dirigente del sindicato petrolero, no ha sido capaz de congelar las cuentas de los líderes de las bandas que operan en todo el país.
Ayer, las fuerzas armadas no se cubrieron de gloria, se cubrieron de vergüenza por la orden que tuvieron que acatar; ojalá que esta conducta no se considere ya como una norma presidencial a seguir; la fuerza del Estado es mucho mayor que cualquier organización criminal y hay que hacer valer el estado de derecho…. o estaremos ante la necesidad de poner la otra mejilla