Gabriela González Algunos malos hábitos se quedan con nosotros durante toda nuestra vida, muchas veces porque no nos damos cuenta de su existencia. Estos son algunos de los que yo he dejado atrás para aprovechar mejor mi tiempo, y tal vez puedan servirte a ti.
Si en algo todos nos convertimos en expertos a temprana edad sin nada de entrenamiento, es en perder el tiempo. No se tiene que sufrir de ningún tipo de déficit de atención para distraerse fácilmente, tiene más bien que ver con los hábitos que adoptamos a lo largo de nuestras vidas y que muchas veces sin darnos cuenta se apoderan completamente de nuestro funcionamiento. Muchos dicen que para crear un hábito solo hace falta repetir las cosas por unos 30 días de la misma manera, es decir, que la mejor forma de abandonar un hábito es dejar de hace lo mismo por esa cantidad de tiempo, o «sobreescribir» la mala costumbre con una nueva y más saludable.
Esta lista de cosas que describo a continuación son malos hábitos que he dejado atrás. Esto me ha servido para ser más productiva, evitar distracciones y tener más control sobre mi propio tiempo. Mis experiencias pueden o no servirte a ti, pero en todo caso vale la pena compartirlas con los lectores, pues una o todas podrían serle de ayuda a cualquiera.
Abusar de la multitarea
Los humanos tenemos la terrible costumbre de creer que somos más productivos si hacemos muchas cosas al mismo tiempo, creemos que si somos capaces de llevar una conversación mientras terminamos un documento de trabajo, vemos un vídeo de gatos y además preparamos nuestro almuerzo, estamos en la «zona de gloria del multitasking humano». No, no, no, y mil veces no. Lo más probable en ese escenario es que no recuerdes nada de la conversación a los cinco minutos, el documento esté lleno de errores, tengas que pausar el vídeo 15 veces y ni lo disfrutes la mitad, la comida se te queme o te olvides a ponerle sal.
Las personas somos terribles en la multitarea, no estamos «fabricados» para procesar demasiados datos a la vez, necesitamos concentrarnos en una sola cosa para poder hacerla bien. Hacer las cosas mal, o a medias por no prestarles la suficiente atención nos hace trabajar doble, y malgastar tiempo repitiendo tareas que podían haberse hecho bien desde un principio. Intenta dedicarle el tiempo necesario a las cosas, tanto en tu trabajo como en tu vida personal, o vas a terminar todos los días más agotado de lo normal y con la sensación de que no terminaste nada.
No establecer prioridades
Esta también tiene que ver un poco con la de arriba. No saber que cosas necesitas hacer primero o son más importantes es trágico para al productividad. Si hacer varias cosas al mismo tiempo termina por convertirte en alguien que ofrece resultados mediocres, darle prioridad a las cosas menos importantes también te hará quedar mal. Muchos cometemos el error de creer que podemos hacer rápidamente algunas tareas sencillas antes de empezar a ocuparnos de las labores más complejas y tediosas pero que son más importantes. Al final casi siempre las «cosas simples» te toman más tiempo de lo que esperabas, y cuando terminas te das cuenta que ya llevas retraso en lo que necesitaba prioridad.
Crea un lista de tareas y asigna su lugar dependiendo de su prioridad, cuando haces las cosas que deben hacerse primero, primero, parece que te sobra tiempo para hacer las demás o que todo es aún más liviano luego de levantar las pesas más pesadas por un rato.
No hacer listas de tareas y creer que vas a recordar todo lo que tienes que hacer
Lo anterior me lleva a esto, creer que nuestro cerebro especialista en distraerse y olvidar cosas es capaz de recordar todas y cada una de las tareas que necesitamos hacer y cuáles deben hacerse primero, es de locos. Así de simple. Usa un cuaderno, una aplicación, una pizarra, post-its, lo que mejor te parezca, pero anota las cosas por fuera y ten siempre tu lista a la mano.
Hay infinidad de métodos para tomar notas en papel, o aplicaciones para organizarse mejor, lo importante es que no dependas solo de tu memoria. Al cerebro déjale el trabajo creativo, y a las notas, tu memoria.
Invertir demasiado tiempo haciendo listas de tareas y nada de tiempo haciendo las cosas
En el momento en el que te conviertes en un adicto a las listas de tareas debes empezar a ponerte límites, a más de uno le pasa que invierte horas del día en organizar sus quehaceres en una libreta, y nada de tiempo en ir a hacer las cosas. El procrastinador ama las listas de tareas, son su droga de elección. «Anotaré todas estas cosas aquí, les asignaré prioridades, fechas, horas, las adornaré con colores, mejor ¡planificaré todo por los próximos diez años!…» No exageres, planifica tareas a corto plazo, anota lo que debes hacer esta semana, o las citas importantes dentro de más tiempo que no recordarás, pero si no tienes que hacerlo por dos o tres meses no llenes tu lista con ello.
La listas de tareas demasiado largas nos hacen sentir abrumados, y con tantas cosas que hacer no sabremos cuáles hacer primero, no entra la parálisis causada por el dilema de la elección.