Candidatos se reparten golpes en tercer debate Con acusaciones entre los cuatro candidatos transcurrió la noche de ayer el tercer y último debate presidencial, en el Gran Museo del Mundo Maya, en Mérida, Yucatán.
También prevalecieron el tema de la corrupción y las amenazas de Ricardo Anaya de crear una fiscalía especial para enjuiciar al mandatario actual Enrique Peña Nieto.
«Van a enfrentar la justicia», advirtió Anaya, aspirante de la alianza de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) a Peña Nieto y al candidato oficialista José Antonio Meade.
Tras denunciar una supuesta guerra sucia del Gobierno en su contra, Anaya les advirtió que de ganar la Presidencia formará una comisión para investigar a Peña Nieto por diferentes escándalos de corrupción.
Anaya exhibió a Meade varias fojas para presumir su exoneración sobre cargos de lavado de dinero, así como supuestas pruebas que relacionan a Peña Nieto con el caso Odebrecht.
Denunció, además, un supuesto pacto de impunidad entre el gobierno de Peña y López Obrador, puntero en intención del voto y a quien acusó de corrupción cuando fue jefe del Gobierno de Ciudad de México (2000-2005).
López Obrador, de la alianza del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y los partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), rechazó los señalamientos de Anaya y desmintió que haya establecido un pacto de impunidad con el presidente mexicano.
«No he visto a Peña en seis años», seguido de «No es mi fuerte la venganza; justicia no venganza, ni a ti te voy a meter a la cárcel», le dijo López Obrador a Anaya, quien se disputa con Meade el segundo lugar en las encuestas de intención del voto para las presidenciales del 1 de julio.
«Les ofreciste impunidad», volvió a espetar Anaya a López Obrador al acusarlo de haberse convertido en todo lo que dice combatir ya que cuando gobernó la capital mexicana le adjudicó contratos millonarios a un empresario.
A Meade, Anaya lo acusó de encubrimiento en los casos de Odebrecht y la Estafa Maestra (un escándalo de financiamiento ilícito a campañas del gobernante Partido Revolucionario Institucional, PRI), y lo amenazó con enjuiciarlo por haber encubierto un millonario desvío del Ministerio de Desarrollo Social.
Meade, del PRI y los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (NA), contraatacó con rudeza al anticiparle a Anaya que pronto le llegará una acusación penal por su supuesta implicación en lavado de dinero en la compraventa de predios industriales que actualmente investiga la Fiscalía de México.
A López Obrador, Meade lo salpicó con el Odebrech al sostener que uno de sus próximos colaboradores tiene familiares vinculados con contratos de esta empresa brasileña.
Entre acusaciones y raspones, Anaya y López Obrador coincidieron en que el combate a la corrupción debe ser prioridad para estimular la economía del país.
El independiente Jaime Rodríguez intentó mediar entre los candidatos y aunque les pidió que «dieran un beso», no dejó de calificarlos como «la tercia maldita» que ha destruido a México junto con sus partidos, que le cuestan al país miles de millones de pesos.
Prevalecieron el tema de la corrupción y las amenazas de Ricardo Anaya de crear una fiscalía especial para enjuiciar al mandatario actual Enrique Peña Nieto. (ESPECIAL)