Por: José Luis Jaramillo Vela
Cuna de oro.
José Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra, nació el 18 de octubre de 1763 en la ciudad de Monterrey, dentro de una familia de la alta burguesía criolla, tanto su abuelo paterno como su padre Joaquín de Mier y Noriega fueron gobernadores del Virreinato de Nuevo León, mientras que, por su lado materno, descendía de los Guerra Buentello, que fueron los primeros españoles afincados en la región de Monterrey.
Sus primeros estudios los realizó ahí en Monterrey, después, a los dieciséis años y tal vez por presiones familiares relacionadas a su intenso e inquieto carácter, es enviado al Colegio Pontificio de Portaceli en la Ciudad de México, perteneciente a la Orden de los Dominicos, a cuyo convento ingresó siendo apenas un jovencito.
Al concluir sus estudios, aflora el catedrático, el gran predicador y el extraordinario orador
Con los Dominicos estudió filosofía y teología, se ordenó como fraile y sacerdote Dominico, se tituló como Doctor en Teología; en aquellas épocas, los grados académicos de Doctorado en Teología por Instituciones Pontificias eran emitidos por el Papa, de tal manera que el título de Fray Servando Teresa de Mier, fué emitido por el Papa Pío VI; también comenzó a impartir clases de filosofía en el convento dominico, donde fué profesor no solo de acólitos y seminaristas, también de otros sacerdotes Dominicos.
La Orden de los Dominicos es esencialmente una orden mendicante y predicante, es decir, es mendicante porque viven únicamente de la limosna que les dan las personas y es predicante porque sus frailes se dedican a predicar la palabra de Cristo por todos lados; por lo que Fray Servando, acostumbrado a una vida de lujos y riquezas, al hacer sus votos de pobreza y renunciar a todas sus propiedades y bienes materiales, tardó tiempo en adaptarse a esta nueva situación en su vida.
En donde Fray Servando no tuvo ningún problema, fué en la predicación, debido a su don natural de la facilidad de palabra y a su fluído y vasto vocabulario; muy pronto se convirtió en un famoso predicador y mejor orador; éstas cualidades naturales despertaron su liberalismo, postura política que siempre lo acompañó y de la que hizo su bandera política y personal, misma que le acarreó muchos problemas en su vida, pero postura política a la que nunca renunció.
Fray Servando fué ganando fama como un extraordinario predicador y orador; el 8 de noviembre de 1794 pronunció una viva y encendida oración fúnebre por Hernán Cortés, misma que llamó poderosamente la atención de todos, entonces la Arquidiócesis de la Ciudad de México y el Arzobispado de México le piden que para dentro de un mes, sea el orador para la celebración de la Virgen de Guadalupe.
El “Sermón de la Virgen”, el escándalo y el inicio de su vida en prisiones.
Fray Servando había hecho amistad con el abogado José Ignacio Borunda, y ambos se habían aficionado a la historia, se habían adentrado mucho en las teorías de Carlos de Sigüenza y Góngora, quien 120 años antes, en su época y según sus “estudios”, concluía que después de la Ascención del Mesías, el apóstol Tomás no había estado en Siria ni en la India, y que no había muerto allí, sino que se había venido a “Las Indias” y había adoptado la figura de Quetzalcóatl.
El 12 de diciembre de 1794, en la celebración de los festejos del Día de la Virgen de Guadalupe, se le pide a Fray Servando Teresa de Mier que sea el orador principal; ahí en el recinto estaban todas las autoridades civiles, militares y religiosas, encabezadas por el Virrey Don Miguel de la Grúa y Talamanca, el jefe del Ejército Virreinal, General Félix María Calleja del Rey y el Arzobispo de México, Alonso Núñez de Haro y Peralta, los miembros de la Real Audiencia de la Nueva España, así como los invitados especiales.
Fray Servando pronuncia entonces su famoso “Sermón de la Virgen de Guadalupe”, en el que desconoce por completo la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, diciendo que la imagen de la Virgen no estaba impresa en la tilma de Juan Diego, sino en la capa de Santo Tomás, quien era nada menos que Quetzalcóatl; también afirmó que el cristianismo no lo trajeron los españoles, sino que ya se practicaba desde muchos siglos atrás, con la llegada de Santo Tomás o Quetzalcóatl, incluso afirmó que los Mayas llamaban a Santo Tomás con el nombre de Kukulcán.
Para rematar su sacrílega perorata, Fray Servando Teresa de Mier aseguró ante la selecta concurrencia que la Virgen de Guadalupe no era otra más que Tonantzin Coatlicue (la diosa de la fertilidad) o Tonantzin Cihuacóatl (diosa recolectora de almas) o inclusive Tonantzin Tocih (la madre de todos los dioses), para interpretación de muchos de los presentes, Fray Servando les estaba diciendo que la Virgen de Guadalupe era o un mito, o era parte de la mitología de los indígenas nativos.
A estas alturas del evento el escándalo ya era mayúsculo, el Virrey Talamanca atónito no daba crédito a lo recién escuchado; Calleja y su gente no sabían si arrestar al sacrílego fraile o esperar la orden del virrey; el Arzobispo Núñez de Haro y sus obispos, desgarrándose las sotanas de ira, enojo, descrédito y vergüenza, pues organizaron el evento con bombo y platillos e invitaron a su predicador estrella, sólo para que se fuera a pitorrear de la Virgen de Guadalupe y del Cristianismo; los demás asistentes e invitados, perplejos y cariacontecidos murmuraban y chismorreaban lo sucedido.
Desde su templete, Fray Servando Teresa de Mier intentó calmar a los asistentes diciendo que lo que su sermón pretendía demostrar, era que tanto el cristianismo como el culto guadalupano eran prehispánicos, desde muchos siglos antes de la conquista, y que por lo tanto no había motivo alguno para agradecer a España la evangelización; estas palabras, atizaron más el escándalo. Desde su lugar, el Arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta le espetó diciéndole “hereje”.
Era inevitable que esto le traería consecuencias a Fray Servando, y así fué, una semana después de haber pronunciado su proscrito “Sermón de la Virgen de Guadalupe”, el poderoso Arzobispo y ex Virrey Alonso Núñez de Haro y Peralta, le envió a la Santa Inquisición, cuyo presidente era ni más ni menos que su tío Don Juan Mier, siendo hecho prisionero por los cargos de herejía y blasfemia contra la Iglesia, el cristianismo y contra la Virgen de Guadalupe. Lo único que atinó a decir Fray Servando al ser arrestado fué que era una venganza del Arzobispo Núñez de Haro, ya que según él, “odiaba a los criollos”.
Fray Servando Teresa de Mier fué enviado a prisión, se le despojó de su Doctorado en Teología, fué excomulgado de la Iglesia Católica, se le confiscaron todos sus libros y escritos, se emitió un edicto de condena pública que fue leído en todas las iglesias, catedrales y parroquias de la Nueva España; aunque intentó disculparse, su propia familia fueron los primeros en retirarse de él; solamente su amigo el Obispo de Nuevo León, Salvador de Apodaca y Loreto quien ordenó que no se leyeran los edictos de condena pública en las iglesias de Nuevo León, también pidió se le perdonara y se le diera una segunda oportunidad; no fué escuchado.
Por si fuera poco, el Arzobispo Núñez de Haro lo condenó a diez años de prisión en el exilio, siendo enviado a una celda en el convento dominico de Nuestra Señora de Las Caldas, en Cantabria, España.
De prisión en prisión y de fuga en fuga
Fray Servando Teresa de Mier fué encarcelado en doce ocasiones, ya que de todas las prisiones se fugó y fué reaprehendido rápidamente, pasó 24 años de su vida en prisión, pero eso no le impidió ser un ferviente liberal, enemigo de la Corona Española y fiel seguidor del Movimiento de Independencia.
En 1807, estando encerrado en una prisión de Madrid, España, en base a sus dotes de buen predicador, logra convertir al catolicismo a dos rabinos judíos; este hecho insólito llegó a oídos del Papa Pío VII, quien ordena sea excarcelado y lo nombra asesor del Vaticano, pero a Fray Servando todavía le faltaba mucha cárcel por recorrer, debido a sus ideas liberales, antimonárquicas e independentistas, aunque entendió que debía moderarse un poco para evitarse más problemas por estar en el extranjero; entonces decidió tal vez por conveniencia o tal vez por simpatía, apoyar al Rey Fernando VII que se encontraba hecho prisionero en Francia por Napoleón Bonaparte, que había invadido España; tal vez Fray Servando
simpatizaba con Fernando VII, debido a que el rey pensaba ceder ya la independencia a la Nueva España y lo apoyó para sacar a los franceses de España.
Se alistó en el Cuerpo de Voluntarios de Valencia para pelear contra los franceses, estuvo bajo las órdenes del General Joaquín Blake, con quien estableció una muy buena relación; es hecho prisionero por los franceses y enviado a la cárcel en Zaragoza, de donde se vuelve a escapar, acude al General Blake y éste lo recomienda a la Regencia de Cádiz y le consigue por servicios a la Corona, una pensión de tres mil pesos anuales.
Ya en libertad y pensionado por la Corona Española, Fray Servando se incorpora a la “Sociedad de Caballeros Racionales”, con sedes en Cádiz, Londres y Baltimore, estas eran una especie de logias con carácter independentista, fundadas por criollos mexicanos y venezolanos exiliados en Europa pero que mantenían comunicación y brindaban apoyo a los insurgentes en la Nueva España y el continente americano; Fray Servando se adhiere a estos movimientos y comienza a moverse entre estas tres ciudades, escribiendo para periódicos que apoyaban la insurgencia en América.
Las Cortes de Cádiz, Mina y su regreso a la Nueva España… y a la cárcel.
En las audiencias de las Cortes de Cádiz se analizaban, discutían y resolvían asuntos relacionados con España y con las colonias españolas en el mundo; las colonias tenían derecho de enviar una delegación para que expusiera y debatiera sus asuntos, buscando una solución; Fray Servando se encontraba en Cádiz esperando la celebración de las Cortes, cuando llega la delegación de la Nueva España, ahí encuentra a dos viejos amigos suyos, Lucas Alamán y Miguel Ramos Arizpe quienes lo invitan a sumarse a la delegación de la Nueva España, que ya traía entre sus asuntos, el tema de la independencia de México de la Corona Española.
Por supuesto, el tema de la independencia fue desechado por las Cortes y Fray Servando quedó plenamente convencido de que era imperativo para México obtener ya la independencia absoluta de la Corona Española. Ahí mismo en Cádiz, el ex Virrey de la Nueva España, Don José Joaquín de Iturrigaray lo invita a establecerse en Londres y le encarga escribir una obra sobre el movimiento insurgente en México; en Londres conoce al revolucionario y rebelde español Javier Mina, a quien convence de venir a pelear por la independencia de México.
De Londres se trasladan a Baltimore, Nueva York y Filadelfia, en donde Fray Servando consigue apoyos, armas y dinero para los insurgentes, desembarcan en Soto La Marina, Tamaulipas y de inmediato Javier Mina se pone a pelear en la insurgencia contra el Ejército Realista, pero Fray Servando es hecho prisionero y de nuevo va a parar a la cárcel de la Inquisición; su gran amigo Guadalupe Victoria gestiona para sacarlo de ahí, pero el sanguinario General Félix María Calleja, que estaba ya por regresarse a España, ordena sea trasladado a una prisión en Cuba, de donde se escapa, refugiándose en Filadelfia, desde donde seguía enviando apoyos a los insurgentes; en 1822 regresa a México ya independiente, pero apenas desembarcó en Veracruz, fue hecho prisionero de nuevo, ahora por órdenes del Emperador Agustín de Iturbide y recluído en la fortaleza y prisión militar de San Juan de Ulúa.
El Presidente Guadalupe Victoria al rescate del ideólogo de la Independencia de México.
Una vez derrocado el fallido Emperador Agustín de Iturbide, México elige a su primer presidente en la figura de Guadalupe Victoria, quien rescata a su amigo Fray Servando Teresa de Mier y lo hace diputado, y asesor principal del Presidente, y desde esas posiciones Fray Servando comienza a sentar las bases de la nueva república y del nuevo modelo de gobierno para nuestro país; participó activamente en su elaboración y firmó la Constitución de 1824.
Como su asesor principal, el Presidente Guadalupe Victoria le acondiciona un departamento en Palacio Nacional para que se vaya vivir ahí durante su gobierno, la proximidad de un asesor presidencial despertó la envidia y el celo del Secretario Particular de Victoria, José María Tornel y Mendivil, quien celaba mucho al presidente y tal vez sintió que perdía cercanía con el presidente, el caso es que eso lo llevó a correr el rumor de que Fray Servando le gritaba e insultaba al presidente y éste lo toleraba, también se corrió el rumor acerca de “qué tan íntimo amigo será del Presidente, que se lo llevó a vivir al Palacio Nacional”; como resultado de esas bajezas, el Presidente Victoria destituyó a Tornel.
Otras aportaciones de Fray Servando Teresa de Mier a México.
Gracias a los buenos oficios políticos de Fray Servando y a sus buenas relaciones con los diferentes grupos de poder y actores políticos de la época, le dió estabilidad al gobierno de Guadalupe Victoria, lo que le permitió trabajar sin sobresaltos los cinco años de su mandato constitucional, estableciendo acuerdos y negociaciones políticas que le permitieron al país beneficiarse de un muy buen gobierno.
Producto de su activa participación en las logias independentistas durante su exilio en Europa, donde estableció muy buenos y sólidos lazos afectivos y políticos con los insurgentes sudamericanos Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y José de San Martín, se hizo posible establecer relaciones diplomáticas con los países del cono sur.
Fray Servando era un extraordinario asesor presidencial, él le recomendó al Presidente Victoria incluir en su gobierno a políticos de diversos grupos y corrientes, asegurándose así la lealtad de todos ellos, al estar incluidos en el gabinete, para eso, Fray Servando seleccionó a cada uno de los mejores hombres para cada puesto, dándole gobernabilidad y margen de maniobra al Presidente Guadalupe Victoria.
Ante la inquietud y la amenaza de revuelta de los imperialistas amigos del derrocado y malogrado Emperador Agustín de Iturbide, Fray Servando aconsejó al Presidente Victoria nombrar al General Anastasio Bustamante en la posición de Comandante de los Estados Internos de Oriente (Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas), con esa jugada desactivaron las inquietudes de los imperialistas.
El mundo empezaba a cambiar y Fray Servando Teresa de Mier supo darle una lectura adecuada a las circunstancias que estaban moldeando al mundo; entendió perfectamente que Estados Unidos cada vez sumaba más Estados a su nación y eso le estaba dando una solidez y una fuerza política, económica y social que no todos estaban advirtiendo; Fray Servando le dice al Presidente Victoria que Estados Unidos está en vías de convertirse en una gran potencia mundial, y le plantea su preocupación por lo despoblados
que están todos los territorios del norte del país, lo que podría despertar los apetitos expansionistas de Estados Unidos, y le sugiere un plan para poblar y colonizar todos esos enormes territorios, introduciendo ganado, ofreciendo tierras a grandes hacendados mexicanos para colonizar toda esa inmensidad.
El Presidente Victoria acepta el plan y lo pone en marcha muy rápido, el Ministerio de Fomento fué el encargado de operar el plan del Padre Mier que funcionó muy bien y se comenzaron a colonizar territorios del norte del país, inclusive el gobierno siguiente de Vicente Guerrero, le dio la continuidad al plan; pero ¿quién creen que le vino a dar en la torre a dicho proyecto tan importante y funcional?… exactamente, ni más ni menos que Su Alteza Serenísima Antonio López de Santa Anna, en su primer período presidencial, deshizo el proyecto, lo destrozó y finalmente lo canceló y gracias a eso, no se poblaron los territorios del norte de México y el mismo Santa Anna terminó vendiéndoselos a los gringos años más tarde.
Ante la tentación que da el poder para seguir teniéndolo, y ya con las elecciones intermedias de frente, Fray Servando aconseja al Presidente Guadalupe Victoria no manipular las elecciones, “deje que el pueblo elija, no ensucie a su exitoso gobierno y no manche al gran estadista”, y Guadalupe Victoria le hizo caso.
Cosas raras y la muerte de Fray Servando, todo entre momias y circos.
Días antes de su muerte, Servando Teresa de Mier solicita permiso al Presidente Guadalupe Victoria para convocarlos a él y a sus amigos a una fiesta en un área de Palacio Nacional; ahí, entre comida y bebidas en un ambiente de camaradería, Fray Servando ofrece un discurso justificando su vida, su forma de ser y al final expresa estar profundamente arrepentido por las herejías cometidas con el Sermón de la Virgen de Guadalupe y les dice a sus amigos que su fin se acerca, que él sabe que va a morir en los próximos días, ante el estupor de todos ellos, pues ni estaba enfermo y gozaba de muy buena salud.
Unos pocos días después de la fiesta, el 3 de diciembre de 1827, de manera inexplicable, de la nada, de estar completamente sano, cae enfermo y muere, antes de ello le solicita a su amigo Miguel Ramos Arizpe, quien también era sacerdote, le dé los santos óleos y lo ayude a bien morir. El Presidente Guadalupe Victoria ordenó sepultarlo con todos los honores civiles en el Convento de Santo Domingo, ya que era Fraile Dominico.
En 1861, por órdenes del Presidente Benito Juárez, su cuerpo fué exhumado buscando tesoros en las tumbas y extrañamente lo encontraron momificado y muy bien conservado, junto con los de otras trece personas; se dice que el gobierno de Juárez al no encontrar tesoros en las tumbas, decidió exhibirlas como víctimas de la Santa Inquisición y terminó por venderle las catorce momias al cirquero Bernabé de la Parra, se desconoce el monto de la venta.
Tiempo después el corresponsal del periódico “El Monitor Republicano” vió las momias en exhibición en Bruselas, Bélgica y narra que eran propiedad de Joseph Thunnus, una de ellas tenía el nombre de Fray Servando Teresa de Mier. El último registro de una de las momias fue el 13 de agosto de 1895, se le ubicó en Buenos Aires, Argentina, de las otras trece no se supo nada más. Se especula que la momia de Fray Servando está en alguna de las 365 capillas en Cholula, Puebla, pero no se sabe exactamente en donde, ni existen más datos.
El nombre de Fray Servando Teresa de Mier, está inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.
Fuentes Bibliográficas:
+ cndh.org.mx
+ biografiasyvidas.com
+ elregio.com
+ mexicodesconocido.com.mx
+ Facebook.com
+ enriquekrauze.com.mx
+ kripkit.com
+ infobae.com
+ crcomunicación.colorsremain.com
+ culturacolectiva.com
+ es.wikipedia.org