Alberto Cantore
La carrera Sprint del Gran Premio de Austria, en Spielberg, fue la última vez que Max Verstappen se trepó a la cima del podio. El Red Bull Ring (RBR) resultó también el escenario en el que el tricampeón del mundo y actual puntero del campeonato de Fórmula 1 inició un ciclo de enojos y reclamos al equipo, y ejecutó maniobras desacertadas, con los incidentes que protagonizó con Lando Norris (McLaren) y Lewis Hamilton (Mercedes).
El piloto que dominó con mano de hierro y enseñó una absoluta superioridad en las temporadas 2022 y 2023, el que resolvía con madurez situaciones delicadas, retrocedió casilleros para mostrar su costado más oscuro. Anteayer, en el circuito de Hungaroring, perdió las riendas en la pista y desbocado atacó con insultos a su ingeniero Gianpiero Lambiase y lanzó frases altisonantes para los estrategos. Con sus actitudes y actos recrudece la intranquilidad que envolvió a la escudería de Milton Keynes a comienzo de año y que los éxitos de MadMax maquillaron.
Los desplantes en Hungría asomaron apenas comenzó la carrera, después de pulsear con el poleman Norris y Oscar Piastri e intentar lanzarse desde el tercer puesto a la cabeza de la carrera. “Me empujaron fuera de la pista, iba por delante en el vértice [de la curva] y me empujaron”, apuntó Verstappen, que transitó por fuera de los límites y reingresó en el segundo lugar.
Lambiase, desde el muro y con la noticia de que la maniobra estaba bajo investigación, ensayó el clásico pedido para devolver el puesto a Norris y evitar una sanción de cinco o diez segundos que complicaría el resto del desarrollo. “¿Por qué no pueden decir lo que piensan [los comisarios] y luego decidimos? ¡Mierda! ¿Entonces puedes sacar a la gente de la pista? Puedes decirle a la FIA que así es como vamos a correr a partir de ahora: simplemente sacando a la gente de la pista”, retrucó el neerlandés, que igualmente dio paso a Norris.
La frustración, sin embargo, se había apoderado de Verstappen. No era una sensación nueva, consumada la clasificación, donde los usuarios de McLaren marcaron el 1-2, demostrando que el MCL38 es el auto dominante en este segmento del calendario y no el RB20, criticó al equipo: “Si queremos ser campeones, las cosas tienen que ser mejores que esto. Creo que algunas personas deberían despertar un poco. En algún momento esto no será sostenible”, se despachó, quien en la madrugada de la carrera realizó un stint con su equipo de iRacing.
Las participaciones en simuladores se repiten desde hace tiempo y hasta el propio director de RBR, Christian Horner, quitó importancia a esas horas de descanso que la estrella consume en competencias. “La gente saca conclusiones, pero Max sabe lo que se requiere, lo que se necesita para ganar grandes premios y ser campeón del mundo”, analizó el británico, que fue blanco de críticas de la familia Verstappen en el comienzo del año, cuando se lo investigó por conducta inapropiada, tras una denuncia que presentó una empleada. La relación Horner-Jos Verstappen, padre de Max, se quebró y en el garaje de Hungaroring estuvieron dándose la espalda durante la carrera.
Las comunicaciones de radio entre ingenieros y pilotos son la comidilla de la F.1, y no es la primera vez que Verstappen emplea palabras malsonantes con Lambiase, con el que trabaja desde 2016, cuando fue ascendido a RBR desde Toro Rosso. El ítalo-británico sortea con elegancia los desplantes del neerlandés y en Hungría estuvo 15 minutos sin enviarle mensajes, un síntoma del malestar imperante.
La secuencia empezó tras la segunda detención en el pit y después de que Lambiase pidiera que iniciara el stint con delicadeza para no despedazar los neumáticos. MadMax hizo lo contrario y GP, como llama el piloto a su ingeniero, lanzó una ironía que hizo saltar los demonios del neerlandés: “Eso fue una introducción gentil”, espetó desde el muro y la respuesta desde el cockpit fue brutal: “No me vengan con esa mierda. Ustedes me dieron esta p… estrategia, ¿ok? Ahora estoy tratando de salvar lo que queda de la carrera”. Lambiase escuchó el mensaje junto a Hannah Schmitz, la estratega de RBR. Los juicios de MadMax englobaban el funcionamiento de los frenos, los neumáticos, el undercut que realizó Mercedes con Hamilton…
La furia creció y la batalla con Hamilton provocó la explosión. En un trazado con dos segmentos para activar el DRS, el séptuple campeón británico con inteligencia bloqueó los ataques de Verstappen, que pretendía treparse al último escalón del podio. Incómodo porque no descubría el mecanismo para ensayar el sobrepaso, buscó un socio en Lambiase. “¿Debería dejar espacio para un auto?”, consultó, con malicia, sobre cómo Hamilton quitó espacio para la maniobra. El ingeniero no apoyó el pedido: “Creemos que estabas detrás del vértice, Max”.
Dos vueltas más tarde, MadMax estiró el frenado, se montó sobre el auto de Hamilton y dio un salto con el RB20. “Se movió en la frenada”, se defendió el neerlandés, que volvió a ser desoído por Lambiase: “No voy a pelearme con los otros equipos por radio, Max. Dejamos que los comisarios hagan lo suyo. Es infantil por radio, infantil”. La maniobra se investigó, aunque no hubo sanciones, como sucedió con Norris en Spielberg.
Desde los grandes premios de San Pablo, Qatar y Arabia Saudita de 2021 que Verstappen no transita por un ciclo de tres carreras sin ganar. No disponer del mejor auto y observar que el reinado entró bajo amenaza alteraron a MadMax, que expone críticas al equipo, explota contra los detractores y se enseña inflexible con los rivales.