Durante la recepción a Macron en la primera visita de estado de su gobierno, que culminó con una lujosa cena el martes en la noche, Trump se mantuvo firme en sus críticas a los proyectos pasados y duraderos de Washington en Irán y en otras naciones de Oriente Medio. Pero pareció abierto a las peticiones del dirigente francés para mantener la implicación de Estados Unidos en Siria, y expresó su disposición a negociar un nuevo acurdo con Teherán. Mientras Trump sopesa la retirada de Estados Unidos del pacto nuclear con Irán, advirtió al país que no reactive el programa, diciendo que “se meterán en problemas más grandes de los que jamás hayan tenido”. En una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, pareció estar más en línea con la petición de Macron para una presencia a largo plazo de Estados Unidos en Siria. Trump, que anunció hace semanas la retirada de las tropas estadounidenses, dijo que el mandatario francés reforzó la idea de que Irán pueda hacerse con los territorios liberados del grupo extremista Estado Islámico.
“Volverán a casa”, dijo Trump. “Pero queremos dejar una huella firme y duradera”.
Macron dijo a Trump que Estados Unidos y Francia derrotarían al terrorismo juntos, restringirían la cantidad de armas de destrucción masiva en Corea del Norte e Irán y tomarían medidas conjuntas para proteger el planeta, en alusión al trabajo de Macron para revivir el papel de Washington en el acuerdo climático de París, otro pacto internacional rechazado por Trump.
Diferencias aparte, Trump y Macron intercambiaron elogios, y hasta un par de besos, el martes.
“Es un honor llamarlo mi amigo”, dijo Trump luego de predecir que Macron será un líder que hará historia en su país.
En un momento más distendido, Trump intentó mostrar parte de la química personal que dice tener. El dirigente estadounidense quitó algo de la chaqueta de Macron diciendo “Tenemos una relación especial; de hecho, le quité esta pequeña caspa. Tenemos que hacerlo perfecto; él es perfecto”.
La reunión entre los dos dirigentes se produjo juego de una pomposa bienvenida en el South Lawn. Entre los momentos más destacados del acto estuvieron la salva de 21 disparos y el sombrero blanco de ala ancha de Melania Trump, que provocó más comentarios que el resto de la ceremonia.
Ante una audiencia de soldados estadounidenses y miembros de su gobierno, Trump dijo que la relación que forjó con Macron al inicio de su presidencia era un testimonio de la “amistad perdurable que une a nuestras dos naciones”. Dio las gracias al líder francés por su “firme asociación” en la reciente ofensiva militar en respuesta a un supuesto ataque con armas químicas en Siria.
“La historia nos llama. Insta a nuestra gente a encontrar la fortaleza que nos ha guiado en los momentos más difíciles. Francia, y con ella Europa, y Estados Unidos tienen una cita con la historia”, dijo Macron, quien más tarde depositó una corona ante la Tumba de los Desconocidos en el Cementerio Nacional de Arlington.
En el plano social, el punto culminante de la visita de Macron fue la cena formal de estado del martes en la Casa Blanca. Más de 130 invitados degustaron un menú con cordero y tarta de nectarina y disfrutaron de una actuación de la Opera Nacional de Washington. En la víspera, los presidentes y sus esposas realizaron un tour en helicóptero por los monumentos de Washington y cenaron en la casa de George Washington a orillas del Río Potomac en Mount Vernon, Virginia.