Federico Staksrud, el argentino que es número 1 del mundo del pickleball, un deporte que nació en el patio de una casa hace casi 60 años
Criado en Palermo y apasionado de todos los deportes, Fede se enfocó en el tenis como su preferido y practicaba en el predio del Tiro Federal hasta que emigró a Estados Unidos cuando tenía 18 años, hace una década. “Jugaba torneos que tenía a mano. No me daba el presupuesto para viajar, aunque soñara con hacerlo a nivel internacional”, recuerda. Una imagen previa, de mucho antes, la tiene grabada: “Recuerdo la final del Masters que Nalbandian le ganó a Federer como si fuera ayer, aunque tenía 6 años. David era uno de mis ídolos, como (Juan Martín) Del Potro, al que le copiaba la derecha. Y de (Rafael) Nadal me gustaba todo, en la cancha, en la actitud y hasta en la manera de declarar antes y después de los partidos”.
Radicado en Naples, donde vive con su novia y “soporte emocional” Selena, a los 28 transita una vida que no estaba tan así en los planes. “Yo jugaba mucho para entretenerme, porque me resultaba divertido. Pero daba clases de tenis y trabajaba en una oficina de software para poder mantenerme. Había hecho un MBA, algo así como un máster en sistemas, en Florida. Pero en 2022, al año siguiente que empecé a jugarlo, me anoté en todos los torneos de Florida, me fue bien y un agente un día me propuso hacerlo full time. Dos meses después ya me daban las cuentas para dedicarme, sin necesidad de los trabajos”, confiesa en su charla con LA NACIÓN vía telefónica, apenas unos días después de consagrarse en dos de las tres especialidades en Sacramento.
Además del certamen de singles obtuvo el de dobles masculino junto al norteamericano Hayden Patriquin, de 19 años. También hay dobles mixtos. “No todos hacen los tres. Quiero ser completo, estar en el top 5 de las tres categorías. Es duro jugar todo a la vez. En mis comienzos, el día del singles, cuando terminaba me dolía todo; ahora estoy mucho mejor”, compara Staksrud. La dedicación y mayor entrenamiento trajo “una paleta mejor, más prácticas, estar en los mejores torneos, tener un equipo de trabajo”, va describiendo. “Quería jugar al tenis y ganar para vivir, y lo conseguí con esto”, precisa.
El pickleball se desarrolla en una cancha con dimensiones de seis metros de ancho por trece de largo, separados por una red. Cada lado está dividido en dos cuadrados, con un área de saque, que se ejecuta obligatoriamente de abajo hacia arriba, al igual que en el pádel. Se juega al mejor de tres sets, cada uno a 11 puntos -o diferencia de dos si hay empate en 10-, y solamente el sacador puede anotar puntos. Se permite un solo servicio, y en caso de fallar, el tanto se pierde. Rápido y divertido, los encuentros más importantes no llegan a la hora de duración, pero la inmediatez con la que se disputa cada punto hace que sea casi tiempo neto de juego.
Está en auge. El surgimiento de un circuito, la llegada de grandes marcas, la proliferación de entrenadores especializados y la presencia de jugadores que dejan el tenis para agarrar la paleta de madera, como Jack Sock, avalan el crecimiento de esa disciplina. “Esto parece el PGA Tour, el circuito de golf que va por todo Estados Unidos. Se juega casi todos los fines de semana, de miércoles a domingo. Está llenando una parte de mí en lo profesional que no pude llenar con el tenis”, contextualiza quien este año tiene una amplia ventaja en el ranking que define a los ocho que jugarán el PPA Finals en diciembre.
Federico se encontró con una disciplina al comenzar y ahora ve otra, mucho más potente. “Creció mucho de 2022 a 2023 y mucho más en 2024. Aparecieron contratos mucho más fuertes. Benjamin Johns, que es número 1 en dobles mixtos y masculino y está 2 en singles, gana mucha más plata que algunos de los top 10 del tenis”, sorprende Staksrud. La competencia creció. “Se me hacía fácil jugar. No me lo tomaba muy en serio. Hace dos años nadie me paraba cuando iba a los campeonatos y ahora nos piden fotos como si fuéramos jugadores de la selección de fútbol. Igual, es como un mundo paralelo; se viven los torneos como si fuera una fiesta. La mini fama que tengo ahí adentro no me la creo tanto”, asegura.
La Association of Pickleball Players (APP según sus siglas en inglés) fue fundada por tres jóvenes pilarenses que descubrieron el juego en 2018, a raíz de un viaje a Estados Unidos y decidieron en conjunto armar una asociación y darle profesionalismo a ese deporte no convencional. Estrellas del deporte como los basquetbolistas LeBron James, Kevin Durant y Draymond Green, el ex nadador Michael Phelps o los jugadores de fútbol americano Tom Brady y Patrick Mahomes invirtieron más adelante para adueñarse de equipos de la MLP. Por fuera de los Estados Unidos, los alemanes Dirk Nowitzki y Mesut Ozil también aportaron sumas millonarias. Surgió una disputa, como en el PGA Tour cuando los árabes buscaron llevarse a los mejores para sus campeonatos. Hay campeonatos por equipos, además. Federico no tiene presente al detalle el reparto de premios. “En mi caso, tengo un contrato por tres años para jugar determinada cantidad de torneos en la temporada. Es lo mismo si lo gano que si pierdo en las primeras rondas, pero avanzar lo máximo posible es lo que me permite estar bien con mis sponsors”, diferencia.
Este deporte nació en 1965, pero salió del casi anonimato seis décadas más tarde. En un complejo de veraneo del ex vicegobernador de Washington Joel Pritchard, el origen fue bastante curioso: sus pequeños hijos y sus amigos se aburrían, lo que hizo que los instigaran a buscarse su propia diversión. Cuando los adultos fueron a buscar a los niños los encontraron jugando en una irreconocible cancha de bádminton con una variedad de raquetas y palas. Los mayores, atraídos por lo que veían, se sumaron y fueron creando reglas. Esa cancha, rodeada de fornidos árboles, todavía se encuentra en el patio de una casa de Bainbridge Island y hay una placa que recuerda el nacimiento de la disciplina allí. El que intentaba agarrar la bola mientras lo practicaban era Pickles, el perro de los Pritchard, que inspiró el nombre del juego que se expandió por Estados Unidos y hoy invade países asiáticos.
Argentina ya cuenta con una entidad que lo rige: la Asociación Argentina de Pickleball (AAP). A lo largo de todo el país se pueden encontrar más de 100 canchas especializadas y con las medidas oficiales, en su mayoría dentro de complejos de tenis o de paddle. Además, el país tiene al número 1 del ranking que no pierde de vista otro sueño: “Quería ser entrenador de Universidad. Todavía quiero”.