Por: José Luis Jaramillo Vela
Este hecho insólito e impensable en la diplomacia internacional, sucedió el 15 de febrero de 1913, hace 109 años de este bochornoso hecho diplomático en el que estuvieron involucrados el embajador estadounidense Henry Lane Wilson y el polémico embajador de España Bernardo Jacinto Cologan y Cologan, quienes arrastraron en este vergonzoso acto a todo el cuerpo diplomático acreditado en México (excepto a uno), y a por lo menos veinticinco Senadores.
Veamos primero, algunos de los antecedentes de estos dos personajes, para ir entrando en contexto; de Henry Lane Wilson, ya hemos comentado en anteriores reseñas que el propio Departamento de Estado de Estados Unidos, encargado de manejar la política exterior de ese país, lo considera un pésimo diplomático y el peor embajador que hayan tenido. Por su parte, Bernardo Cologan y Cologan inició su carrera diplomática a los dieciocho años, como secretario en las embajadas españolas en Atenas y Estambul; después fue embajador en China dos veces, Venezuela, Marruecos, Estados Unidos, México dos veces; y Argentina; encabezó la delegación española que asistió a la inauguración del Canal de Suez.
En términos generales, Cologan fue un muy buen diplomático para la Corona Española, aunque tuvo varios incidentes diplomáticos; siendo secretario de la Embajada de España en Atenas, Grecia, se vió envuelto en una serie de rumores, de los cuales el propio Rey Jorge I de Grecia estuvo obligado a intervenir, y en cuya presencia, Cologan abofeteó al General Markos Rodostamos, al no poder presentar pruebas sobre la falsedad de los rumores, el Rey de Grecia ordena que Cologan y Rodostamos se batan a duelo de pistolas, del cual ambos salieron ilesos, perro provocó la expulsión diplomática de Cologan de Grecia.
Siendo Embajador de España en Venezuela, se vió envuelto en el incidente de la fragata acorazada Arpiles, encargada de vigilar las costas del Caribe contra los piratas, a cuya tripulación Cologan les dió repentinas vacaciones, descuidando la vigilancia, lo que le produjo a España cuantiosas pérdidas en mercancías, navíos y hombres debido a los ataques de los piratas. Luego en su segunda estancia como Embajador de España en China, durante el “Levantamiento de los Bóxer”, Cologan redactó y fue el primer firmante de “El Protocolo Bóxer”, mediante el cual las principales potencias, someterían a China. En 1963, Hollywood filmó la película “55 días en Pekín”, estelarizada por el actor Charlton Heston, en la que se relatan estos hechos; el personaje de Bernardo Cologan es interpretado por el actor Robert Rietty.
Con estos antecedentes, Bernardo Jacinto Cologan y Cologan llega como Embajador de España a México en una segunda estancia de 1907 a 1914 (ya había estado de 1875 a 1881); durante la época porfirista tuvo excelentes relaciones, pero una vez que se fue Porfirio Díaz, al triunfo de la Revolución y la llegada Madero a la Presidencia de la República, las cosas comenzaron a cambiar. La política de Madero fué abrir las puertas a la inversión británica, el Presidente de Estados Unidos, William Howard Taft sintió que las políticas de Madero estaban afectando seriamente los intereses de Estados Unidos en México, por lo que instruye a su embajador Henry Lane Wilson, para buscar la forma de derrocar a Madero; por su parte, el embajador Cologan también veía afectados los intereses de España, sobre todo en la minería.
Varios países ya veían al Presidente Madero como un presidente débil, y un gobierno sin rumbo ni certidumbre, más aún cuando en los altos niveles diplomáticos ya era muy conocido que Madero estaba cada vez más ocupado en sus sesiones espiritistas que en la conducción del país. En este contexto, el embajador Lane Wilson comenzó a conspirar para derrocar a Madero; por un lado manejaba los hilos con todos los embajadores acreditados en México, por otro, conspiraba con los generales Félix Díaz, Bernardo Reyes y Manuel Mondragón, y en un tercer frente, conspiraba con un grupo de Senadores de la República, todo esto con el visto bueno del Presidente Taft; era ya tal la injerencia de Lane en los asuntos de nuestro país, que incluso desde la Embajada de Estados Unidos se planeó la fecha del inicio de la conspiración para derrocar a Madero, el 9 de febrero de 1913, período de diez días, que sería conocida como la “Decena Trágica”.
Tal y como lo había planeado el Embajador Lane, el 9 de febrero inicia el golpe de estado para derrocar a Madero; el General Bernardo Reyes ataca Palacio Nacional, en esa acción mueren el propio General Reyes y el General Lauro Villar, encargado por Madero para la seguridad en la Ciudad de México. El día 12 de febrero, en plena convulsión por el golpe de estado, en un acto por demás simulado, el Embajador Lane Wilson, acompañado de los Embajadores Francis W, Stronge de Inglaterra y Paul von Hintze de Alemania, acuden con Madero para pedirle garantías para las propiedades y las vidas de extranjeros en México, Madero le responde que tomará todas las medidas necesarias para garantizar su seguridad; Wilson le deja una velada amenaza de que si no puede controlar la revuelta, su gobierno sí podría hacerlo.
Desde luego que Madero no iba a poder controlar la revuelta, fué solo una simulación de Wilson para dejar una advertencia sobre una posible invasión de Estados Unidos y crear temor tanto en Madero, como en los conspiradores, anunciando que estaban en camino los buques “Georgia” y “Virginia”, creando la sicosis de una nueva invasión a México. Para este momento, el Embajador Lane Wilson ya tenía controlados a todos los Embajadores y Cuerpo Diplomático acreditados en México, a muchos de ellos con amenazas de sanciones o invasiones por parte de Estados Unidos; el Embajador de Chile, Anselmo Hevia Riquelme opuso resistencia, pero terminó por alinearse ante las presiones de Lane hacia su país; lo que Henry Lane pretendía hacer, era descabellado para todos los embajadores, puesto que parte de las reglas del servicio diplomático, es no intervenir en los asuntos de cada país.
Para el día 14 de febrero de 1913, el Embajador Henry Lane Wilson, en base a amenazas y presiones políticas, ya tenía doblegado a todo el Cuerpo Diplomático acreditado en México para solicitarle a Madero su renuncia, con excepción de un solo embajador que se negó rotundamente a ser parte de tan descomunal infamia: el Embajador Don Manuel Márquez Sterling y Loret de Mola de la República de Cuba, quien nunca estuvo de acuerdo con las maniobras y el proceder del Embajador Lane, incluso llegó al grado de amenazar a Lane con traer buques cubanos para sacar a sus compatriotas de México y para apoyar al Presidente Madero.
Mientras tanto, en Washington el Presidente William Howard Taft, estaba urgido por derrocar al “Loco y Lunático” de Madero como él lo llamaba, le faltaba un mes para dejar el cargo y deseaba dejar concluido el asunto en México con un gobierno nuevo y alineado con los intereses de Estados Unidos, por lo que le ordena al Embajador Lane apurar la maniobra para sacar a Madero del poder; al caer muerto el General Bernardo Reyes, a Taft ya sólo le quedaban dos opciones para sustituir a Madero: el General Félix Díaz y el General Manuel Mondragón, aunque tenía preferencia por Díaz, por lo que ordena a Lane que el Cuerpo Diplomático solicite la renuncia de Madero y al mismo tiempo tenga un plan alternativo para sacar a Madero, en caso de que esa burda estratagema no funcionara.
Ese mismo día 14 de febrero, un grupo de 25 Senadores, desde luego opositores a Madero, azuzados por el Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuráin (quien también estaba a las órdenes del Embajador Lane, traicionando a Madero), en el sentido de una posible invasión estadounidense; dicho grupo de legisladores, encabezados por los Senadores Gumersindo Enríquez, Guillermo Obregón, Diego Fernández y Emilio Rabasa se presentan a exigirle la renuncia al Presidente Madero, quien en un principio se había negado a recibirlos, pero ya una vez dentro, se rehusó tajantemente a renunciar, ordenando fueran retirados de su presencia. Es entonces que Henry Lane Wilson toma la disparatada decisión de enviar a los embajadores a exigirle a Madero su renuncia.
En la madrugada del sábado 15 de febrero de 1913, en la Embajada de los Estados Unidos, el Embajador Henry Lane Wilson reúne al Cuerpo Diplomático acreditado en México y les dice que ha llegado la hora de defender los intereses de sus respectivos países en México; los embajadores sabían muy bien que estaban siendo utilizados para beneficio de Estados Unidos y casi todos acudieron
presionados y amenazados por el gobierno yanqui; el único embajador que no asistió fue el de Cuba, Manuel Márquez Sterling. El embajador Lane da las instrucciones y designa los embajadores Francis W. Stronge de Inglaterra, Paul von Hintze de Alemania y Bernardo Jacinto Cologan y Cologan de España, encabezando a los embajadores para exigir la renuncia del Presidente Madero (desde luego él no iría en la comitiva). Incluso el mismo Cologan no estaba del todo convencido de la forma de proceder, pero ya había vendido su alma al diablo, era demasiado tarde.
A la media mañana del mismo sábado 15 de febrero de 1913, se presentan los Embajadores y piden hablar con el Presidente Madero, encabezados por Stronge, von Hintze y Cologan llevando la voz cantante. En una situación por demás vergonzosa para un diplomático y en una actitud de un verdadero lacayo, el Embajador de España, Bernardo Jacinto Cologan y Cologan le expresa al Presidente Madero lo siguiente: “Señor Presidente, el Embajador Lane Wilson nos ha convocado ésta madrugada, nos ha expuesto la inmensa gravedad de la situación interior y hacia el exterior, y nos ha afirmado que en vista de su incapacidad, no tiene usted otra solución, que presentar su renuncia”, por su parte, el Presidente Madero, firme, erguido, a pesar de su baja estatura y con la dignidad de su cargo, les responde con las siguientes palabras: “Los Embajadores y Ministros extranjeros no tienen ningún derecho de injerirse ni en los asuntos ni en la política del país; sé lo que debo hacer, por ningún motivo renunciaré y menos ante ustedes, y en todo caso, moriré en mi puesto”.
Al mediodía del mismo sábado 15, el General Felipe Ángeles, quien, junto con una sección de tropas, había sido comisionado por Pancho Villa con la orden de apoyar al Presidente Madero en lo que dispusiera, se entrevista con el Embajador de Cuba, Manuel Márquez Sterling y le expresa que tiene información de que van a asesinar a Madero, explicándole que el General Francisco Villa quiere saber si puede movilizar un buque cubano para poner a salvo al Presidente Madero y su familia en Cuba.
Por la tarde de ese día, ya era del conocimiento de todo el mundillo de la política, del bochornoso y abyecto proceder del Cuerpo Diplomático; el Embajador de Cuba Márquez Sterling encara al Embajador español Cologan, reclamándole el haberse prestado a tal infamia e intriga política impropia de un diplomático, según crónicas de la época, a punto estuvo Márquez de golpearlo. Luego va a encarar al Embajador Lane Wilson acerca del plan para asesinar a Madero, y Lane le asegura que en ningún momento se ha pensado en asesinar al Presidente, nada más falso, pues ya estaba todo planeado. El 19 de febrero, son arrestados el Presidente Madero, el Vicepresidente Pino Suárez y el General Felipe Ángeles, el Embajador cubano Márquez Sterling se queda a pernoctar con ellos en prisión, para garantizar que no fueran a asesinarlos, y el día 22 de febrero se presenta en prisión un grupo de soldados con la orden del General Huerta de liberar a los presos; una vez afuera, en la calle son engañados y asesinados Madero y Pino Suárez, a Felipe Ángeles le respetan la vida por el temor que le tenía Huerta a Pancho Villa. De esa manera, Victoriano Huerta traicionó a todos los involucrados en la conspiración y se había quedado con el poder.
Este vergonzoso acontecimiento tuvo sus repercusiones internacionales, la gran mayoría de los embajadores fueron retirados del cargo por sus respectivos gobiernos; el Rey Alfonso XIII de España, furioso reclamó a su embajador Cologan, negándose en un principio a establecer relaciones con el gobierno de Victoriano Huerta; en Estados Unidos, el nuevo Presidente Woodrow Wilson retiró al Embajador Henry Lane Wilson, encarcelándolo y mandándolo a juicio y desconociendo al gobierno del usurpador Huerta.
El día 1 de marzo de 1913 llega a Veracruz el buque “Cuba”, que el Embajador Márquez Sterling había pedido para poner a salvo a Madero y su familia, llegó demasiado tarde, Madero y Pino Suárez habían sido asesinados el 22 de febrero; aún así, abordaron a los padres y las familias de ambos y a los hermanos y sus familias con rumbo a Cuba, donde fueron puestos a salvo.
De este hecho vergonzoso y lamentable, único en la historia, que enlodó a todo el Cuerpo Diplomático acreditado en México, que manchó a la diplomacia internacional y que exhibió y desnudó por completo a la política exterior de los Estados Unidos, quedaron sumergidos en el lodazal del desprecio y de la infamia, los embajadores Henry Lane Wilson y Bernardo Jacinto Cologan y Cologan, al tiempo que emergió la figura de un solo hombre cuyo plumaje no solamente quedó sin mancha alguna, sino que puso de manifiesto su lealtad al cargo que ostentaba, dando lustre a la diplomacia: el Embajador de la República de Cuba, Manuel Márquez Sterling y Loret de Mola.
José Luis Jaramillo Vela