(EFE).- Familias de Bolivia le dieron vida este domingo a la tradicional carrera de cochecitos sin motor, una actividad de padres e hijos que cada año llena las calles de la ciudad de La Paz.
Los participantes se distribuyeron en tres categorías. La primera es la A, donde participan los niños hasta los 12 años como protagonistas cuyos coches tienen que estar hechos con madera y llantas de rodamiento; la B, también una categoría infantil cuyos vehículos deben que tener motivos alegóricos y artesanales.
Finalmente, la categoría C, de fabricación libre, en la que participan mayores de 16 años y que ya tienen experiencia en competiciones similares.
«Esta carrera ya es patrimonio de La Paz, se realiza todos los años y la mejor manera de celebrar a La Paz es con esta tradicional actividad», dijo a EFE la directora de Deportes de la Alcaldía, Carmen Pozo.
Cañerías de instalación de agua, pedazos de madera, llantas recicladas de otros vehículos o de carretillas de construcción, son algunos de los materiales que usaron los participantes para competir la mañana de este domingo.
Primero partieron los más experimentados, con coches más grandes que tenían en sus estructuras un caparazón para prevenir lesiones en caso de sufrir algún accidente.
«Es la segunda vez corriendo en La Paz. Mi coche está hecho de material reciclado, cañerías y ruedas de carretilla», contó a EFE Remar Trujillo, un joven que llegó de la población de Uncía, una región minera del departamento de Potosí.
Detrás de ellos iban dos jóvenes cholitas, mujeres aimaras del altiplano, que decidieron competir sobre patinetas y así sortearon en descenso las calles de La Paz.
Los niños partieron al final, acompañados de sus padres que días antes ayudaron a construir los cochecitos para que quedaran «perfectos» y encontrarse con ningún «contratiempo».
«La convocatoria es grande, a la gente le gusta, los papás están emocionados», agregó la directora de Deportes de la Alcaldía.
Los coches de muchos colores, hechos de turriles, otros de madera y asientos reciclados de vehículos motorizados encendieron la algarabía de los vecinos que desde las aceras les aplaudían y les daban ánimo cuando alguno caía al suelo por la velocidad.
«¡Vamos, levántate! Tú puedes, hasta la meta!», le gritaban algunas vecinas a un niño que segundos antes cayó de espaldas junto a su copiloto. El pequeño se paró, acomodó su casco y siguió con la competencia.
La carrera de cochecitos sin motor se realiza oficialmente desde hace 23 años, como parte de las actividades de julio de la Alcaldía, sin embargo la tradición es más antigua.
«Actualmente la convocatoria es grande porque a la gente la gusta, lo hacían nuestros abuelos, nosotros lo hicimos en nuestros barrios y es diversión, una tradición paceña», dijo Pozo.
Los participantes recorrieron 3,5 kilómetros en bajada y al llegar a la meta todos se dieron la mano o un abrazo de felicitaciones por haber llegado sanos y salvos.
La carrera de cochecitos sin motor fue declarada Patrimonio Cultural e Inmaterial del Municipio de La Paz en 2016.
(c) Agencia EFE