Oscar A. Viramontes Olivas
Un personaje sui generis de mucha polémica, conquistador de grandes batallas, señalado por muchos como un dictador, por otros, como un trasformador de su tiempo; él, un general que fuera presidente de México en varias ocasiones, ocupando ese cargo por primera vez en forma interina tras el triunfo de la Revolución de Tuxtepec, del 28 de noviembre de 1876 al 6 de diciembre de 1876. Así mismo, iniciaría otro periodo presidencial del 17 de febrero de 1877 al 5 de mayo de 1877; ejercería su cargo de manera constitucional de 1877 al 30 de noviembre de 1880 y finalmente, lo haría de manera ininterrumpida de 1884 a 1910. Este personaje don Porfirio Díaz Morí, lo recordamos ya que antes de que se vinieran las tempestades de la revolución que influyeron en su caída, programaría un viaje largo desde la Ciudad de México a Chihuahua, la que sería la última visita de este sorprendente y polémico personaje, a este peligroso terruño norteño y que en este día, presentamos la primer entrega en las Crónicas de mis Recuerdos.
Sin duda, todos los periódicos de la época anunciaban la gran noticia de que vendría el presidente don Porfirio a la ciudad de Chihuahua; los voceadores gritaban a los “cuatros vientos” ¡Extra, extra, se anuncia la visita del presidente de México a Chihuahua! Sí, pronto tendríamos una importante visita, así el rotativo “Chihuahua Enterprise” que tendría presencia localmente de 1895 hasta 1910, exponía a ocho columnas la relevancia de éste acontecimiento y los beneficios que nuestra entidad iba tener con su presencia. Por su parte el periódico “El Norte», cuya vida productiva sería de 1901 a 1909, también expondría que su presencia tendría significados históricos sin iguales para los chihuahuenses, y el “El Correo de Chihuahua”, con su director Silvestre Terrazas, daba cuenta sobre el gran acontecimiento en la próxima llegada del octogenario mandatario. La verdad toda esa expectación se sentía en cada rincón de la paupérrima capital del estado más grande de la República Mexicana.
En las escuelas se les hablaba a los niños que vendría el presidente de México y esto, alentaba a que muchas maestras y maestros empezarían a desarrollar ensayos de bienvenida para el gran personaje, como bailables, pequeñas representaciones teatrales, poemas, canciones y un confeti de actividades que dejarían con el ojo cuadrado a don Porfirio. Por otro lado, en las esferas de gobierno, los políticos trataban de buscar formas de hacer algunos protocolos de bienvenida, para lo que usted ya sabe, hacerle la “barba” al Ejecutivo federal, entre ellos, serían cada uno de los actos de bienvenida. Sin duda, también esto había impactado a los ambientes cantineros, ya que se hablaba de manera abierta sobre la satisfacción y beneficio para Chihuahua con la presencia del presidente. Sin embargo, otros con bajo perfil, comentaban que pronto Porfirio Díaz tendría que caer, pues en algunas partes del país se empezaban a sentir algunos conatos de malestar por la situación de pobreza y miseria. Sin embargo, fuera de eso, la mayoría de la gente comentaba eso en las esquinas, en los mercados, en las iglesias. La verdad, Chihuahua se estaba preparando para recibirlo como se merecía, característica de la gente de acá del norte.
Se comentaba también en los periódicos, los logros del porfiriato que había comenzado con el pie derecho en 1877, caracterizándose por el control de caudillos y caciques que dominaban el territorio; el fomentó a la inversión extranjera en la economía, pues atrás de su gobierno no existía nada de eso; la conciliación con las potencias mundiales y la promoción de la política de comunicaciones y transportes, que detonaría el desarrollo en distintas partes de la patria; la incentivación del campo, la industria y la minería, todo esto, logrado en el contexto de la segunda revolución industrial a finales del siglo XIX. Así mismo, aceleró la modernización de México, mediante la introducción de 30,000 kilómetros de vías férreas, objetivo que Díaz implementó para lograr la conectividad del país con fines de industrialización. Además, en el régimen porfirista se implementó la instalación de líneas telefónicas y la energía eléctrica, además de que lucharía por la estabilidad, promoviendo el crecimiento y hasta cierto punto la integración del país e incluso, mejoraría el Producto Interno Bruto (PIB) por persona, aunque no solucionó la situación de desigualdad.
Todo eso se decía de los logros de don Porfirio, aunque en muchos rincones del país no había llegado ese beneficio. Sin embargo, fuera de todo eso, la gente de Chihuahua estaría más que “puesta” para abrirle las puertas a su presidente como se merecía, pues algunas de las obras que se habían construido desde años atrás, iban a ser algunas reinauguradas y otras inauguradas por don Porfirio. Era la noticia de la década, pues meses anteriores a su visita, don Enrique C. Creel, quien fuera gobernador de Chihuahua, redactaría la invitación para el ilustre personaje, registrándose la invitación el 30 de julio de 1909, donde expondría el cariño de todos los chihuahuenses para recibirlo con “pompa y platillo”, argumentando el enorme deseo de reconocer la figura de don Porfirio Díaz Mori con el inmenso respeto, gratitud y enorme simpatía de cada habitante a su investidura; reconociendo de antemano, los grandes avances que se habían tenido en el país a lo largo de su presidencia.
¡Sí! Don Enrique también era un visionario y promotor del progreso de la entidad, quien ejercería su primer cargo público como regidor del Ayuntamiento de Chihuahua en 1875, teniendo en su currículo, varias actividades políticas, como el haber sido diputado del Congreso del Estado de Chihuahua en 1882; durante la presidencia de don Porfirio, sería embajador de México en Washington; gobernador del estado de Chihuahua de 1907 a 1910; Secretario de Relaciones Exteriores al final del periodo porfirista, así como una infinidad de actividades empresariales. Él era don Enrique, un hombre muy preparado y progresista, el cual sentía que el honorable visitante debería de ver que en esta tierra, también el progreso se asomaba a los nuevos tiempos: “Ruego a usted, señor Presidente, la conveniencia de saludar a sus compatriotas del norte que tanto lo admiran”. De esta manera, don Enrique redactaba la parte final de la invitación.
La invitación oficial del pueblo de Chihuahua con la firma de su gobernador don Enrique, llegaría a las manos del octogenario personaje y achicándose sus enormes bigotes, leía con detenimiento dicha carta, por lo que no lo pensaría dos veces y don Porfirio inmediatamente aceptaría; con una sonrisa en los labios, con la emoción y nostalgia que eso le producía al recordar algunas anécdotas vividas al inicio de su mandato cuando veía morir a su amigo el coronel Donato Guerra, militar de esos que hacen carrera en el campo de batalla como los verdaderos héroes, quien caería en combate el 19 de septiembre de 1876, mientras se enfrentaba con las tropas lerdistas en el rancho de Ávalos en las cercanías de la ciudad de Chihuahua y donde más tarde, el mismo don Porfirio, ordenaría que sus restos fueran trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres en la Ciudad de México, ascendiéndolo de manera póstuma a general de división. Este recuerdo para él, fue impresionante que sin duda le causó un verdadero deseo de visitar “la tierra seca y arenosa”. Por ello ordenaría a sus colaboradores que organizaran todos los actos protocolarios para estar en comunicación con las autoridades chihuahuenses con el fin, de llevar perfectamente todos los preparativos necesarios para la importante visita. De inmediato, se estableció comunicación con el gobierno de Chihuahua para empezar con los detalles de la importantísima visita…Esta crónica continuará.
¡Extra, extra! Don Porfirio visitará Chihuahua en octubre, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas de Mis Recuerdos. Si usted desea adquirir los libros sobre Crónicas Urbanas de Chihuahua: tomos I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, pueden llamar al cel. 614 148 85 03 y con gusto se los llevamos a domicilio o bien, adquiéralo en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111); La Luz del Día (Blas Cano De Los Ríos 401, San Felipe) y Bodega de Libros.
Fuentes:
- Creelman, James, “Presidente Díaz: hero of the Americas”, in Pearson’s Magazine, XIX, 3. En México la entrevista fue publicada íntegramente los días 3 y 4 de marzo de 1908 en el diario El Imparcial.
- Relatos e Historias en México, núm. 92.