En su nuevo libro, el best seller mundial de la autoayuda Bernardo Stamateas explica cómo el amor, el asombro, la fe, la esperanza y otras emociones positivas tienen un efecto directo en el cuerpo tanto como las negativas. Cómo sacarles el jugo para mejorar nuestros vínculos, nuestra salud física y nuestras habilidades cognitivas.
Mucho se ha dicho en los últimos años sobre el impacto del estrés, el odio, la envidia y otras emociones negativas en la salud. El cuerpo las somatiza y responde con los más variados síntomas: desde dolores de cabeza y problemas intestinales hasta contracturas o pérdida de cabello. Pero, así como estas pueden tener consecuencias impensadas, también las emociones positivas pueden tener un efecto potenciador en la salud y el bienestar general de las personas.
En su nuevo libro, Emociones nutritivas, el best seller mundial de la autoayuda Bernardo Stamateas explica la importancia de procesar las emociones y aprender a distinguirlas para aprovechar su potencial al máximo y así mejorar nuestros vínculos, nuestra salud física y nuestras habilidades cognitivas.
Según afirma el psicólogo, sexólogo y terapeuta familiar argentino, cada “emoción nutritiva” tiene sus complejidades pero también sus beneficios. Y en su último trabajo, editado por Vergara, le dedica un capítulo a cada una: amor, optimismo, confianza, esperanza, fe, entusiasmo, asombro, placer, tranquilidad, alegría y, por último (la menos conocida y, a la vez, la más útil de todas), la que llama el “estado flow”.
“El estado flow es una emoción nutritiva porque nos permite encontrarnos con la plenitud, con la alegría, con el sentido, con aquello que nos llena de dopamina, oxitocina y serotonina. Estos últimos son los químicos que nos proveen fuerzas internas y pasión justamente para enfrentar los momentos de crisis que la vida nos presenta en el día a día”, explica el autor.
Sí, las emociones negativas tienen un impacto atroz en la salud. Pero Emociones nutritivas ayudará al lector a balancear sus efectos gracias a los efectos terapéuticos del asombro, el valor de la esperanza, la fuerza transformadora de la alegría y la capacidad de amar.
El amor tiene muchas definiciones
Siguiendo a los expertos que han investigado las emociones nutritivas, ellos describen el amor como una emoción positiva básica, distinguiéndola de la alegría. A veces se hace difícil separar una emoción pura en sí misma, dado que esta tiene similitudes con otras como es el caso de la alegría y el amor. Hay aspectos que se entrecruzan y las igualan, mientras que otros las distinguen.
Podemos afirmar que el amor es una de las emociones más poderosas que el ser humano experimenta. Pero, en ocasiones, puede ser confundido o usado erróneamente; por ejemplo, algunas personas expresan: “Robé por amor”; o: “Por amor soporté el maltrato de mi pareja; o: “Te celo por amor”.
Solemos decir que hacemos algo por amor, pero no siempre es el caso, ya que el amor no puede estar asociado a ningún tipo de maltrato ni de dolor; de esta manera, el amor, que incluye alegría, respeto y cuidado, es siempre un dar sin esperar nada a cambio y no está ligado a nada que descalifique y hiera a la persona.
Cuando hay un reclamo hacia el otro para que salde nuestro esfuerzo o lo que hicimos por esa persona, el amor pierde su cualidad trascendente que consiste en dar sin esperar nada a cambio.
Las heridas afectivas son uno de los problemas que más afectan a las parejas. Muchos afirman: “El amor es un sentimiento”, o “El amor lo cura todo” y, aunque en verdad el amor es mucho más que eso, quien cree que se trata solo de un sentimiento vivirá proyectando en el otro. Lejos de ser solamente un sentimiento, el amor es una emoción que se basa en hechos. Son micromomentos de unión y calidez que compartimos con otro ser vivo.
“El amor no es una más de las muchas emociones positivas que nos embargan de vez en cuando. Es mayor que la alegría, la diversión, la gratitud o la esperanza. Yo lo llamo nuestra emoción suprema. Y, si bien todas las emociones son positivas y tienen beneficios —pues amplían tu mentalidad y aumentan tu ingenio—, los del amor llegan más lejos, tal vez de modo exponencial”. (Barbara L. Fredrickson)
Stamateas, autor de best sellers como «Gente tóxica», sostiene que tanto las emociones negativas como las positivas repercuten en la salud y el bienestar físico.
Amar es dar y darse. Es un vínculo mutuo, un ida y vuelta. Amar es cuidar a un otro, donde cada uno de los integrantes de esa relación se permite amar y ser amado. Como resultado, aquel que ama a alguien lo “cuida cuidadosamente”, valga la redundancia. Se preocupa por el bienestar del otro a través de actos de servicio, palabras amables, caricias físicas, tiempo de calidad y regalos.
Estos últimos son los lenguajes del amor como los presentó Gary Chapman en su libro Los cinco lenguajes del amor. Sostiene que el amor puede expresarse en cinco lenguajes distintos: las palabras, los regalos, los actos de servicio, las caricias físicas y la presencialidad. Cada persona tiene un lenguaje predominante que a veces coincide con el otro y en ocasiones, no. Con su obra, inspiró a muchos a sanar sus vínculos interpersonales.
Ahora bien, cada uno de nosotros tiene un lenguaje de amor diferente para sentirse amado y, por lo general, no es el mismo que tiene el otro. Entonces, si le expreso amor a alguien en mi propio lenguaje, por mucho que lo llene de atención, si nuestros lenguajes no coinciden, esa persona no se sentirá amada. Por ello es fundamental conocer nuestro lenguaje de amor y el de quienes forman nuestro círculo más íntimo. Solo así uno es capaz de hacer sentir al otro amado, validado, respetado, tenido en cuenta, en “su” idioma.
Chapman explica que hablar el lenguaje de amor de alguien es como “llenar su tanque emocional”. Amar también es dar sin esperar nada a cambio. Por ejemplo, si yo te invito a cenar y después espero que tú hagas lo mismo, esa actitud significa “te doy y me das”, pero no es amor. Si yo ayudo a alguien y me enojo porque no me dio ni las gracias, eso no fue amor, porque estaba esperando su agradecimiento.
“Dejé todo, hasta mi profesión, para cuidarte a ti”, les dicen algunos padres a sus hijos; sin embargo, al haber un reclamo, ese acto de postergación deja de ser un acto de amor. Cuando nuestra mirada hacia el amor se transforma, logramos valorarlo mucho más. Y, por lo general, decidimos darle un lugar especial en nuestras vidas. Cuando se ama nutritivamente, se da por el placer de dar y se es feliz simplemente al hacer eso.
Podríamos decir entonces que el amor tiene multiplicidad de definiciones, de acciones, de emociones. Es correcto decir que amar es dar y darse, que es un vínculo mutuo de ida y vuelta, que es cuidar al otro, etc.