La fragilidad de los adultos mayores de 60 años es el principal reto que tendrán que enfrentar los sistemas y prestadores de los servicios de salud, porque la coexistencia de dos o más enfermedades, la polifarmacia (medicamentos que deben tomar) y los hábitos de vida de esta población aumenta el riesgo de caídas y nuevos padecimientos.
El abandono y el maltrato que en ocasiones sufren estas personas provoca que no reciban atención médica oportuna, aun cuando la mayoría tienen seguridad social (IMSS, ISSSTE o Seguro Popular). Además de ser cada día más frágiles, y perder funcionalidad, hace que dependan de otras personas para ir a sus consultas.
Hay nuevas condiciones de salud que no solíamos considerar, como la fragilidad que es una condición que por el proceso de envejecimiento y enfermedades ha desarrollado, pero también por el cumulo de enfermedades desarrollan una particular vulnerabilidad ante los factores estresantes y tiene más de enfermar o fallecer.
Se estima que en México hay más de 10 millones de adultos mayores, y son quienes pasan de los 75 años los que tienen dos o más enfermedades crónico degenerativas como diabetes, hipertensión, hipotiroidismo y osteoporosis, entre otras, además de demencia, siendo el Alzheimer la más frecuente.
La demencia se caracteriza por la disminución global de las habilidades cognitivas y en las que se afecta alguna área especial como la memoria, el lenguaje, la conducta, el juicio, el razonamiento.
De acuerdo a Raúl Hernán Medina Campos, subdirector de Investigación Epidemiológica Geriátrica, del Instituto Nacional de Geriatría (INGer), el proceso de envejecer está altamente relacionado con el entorno ambiental de cada persona.
Su vida familiar, social, económica e incluso laboral influye en su estado emocional, por ejemplo, cuando se pensionan o jubilan algunas personas caen en depresión.
Se considera que entre 10 y 15 por ciento tienen síntomas depresivo clínicos y entre 5 y 10 por ciento de ellos cumplen criterios para una depresión mayor.
“Con el envejecimiento se van acumulan perdidas: de pareja, de amigos o laboral, el retiro coincide con síntomas depresivos. El aislamiento y la soledad son terribles en la persona que envejece y esto implica riesgos para la salud. Sabemos que una persona, entre más aislamiento y soledad experimente, tiene más riesgo de morir o enfermar”, advirtió.
Esto los hace frágiles, y esa es una condición que siempre debe estar presente en los médicos generales, ya que son escasos los especialistas en geriatría y los gerontólogos (médicos capacitados para atender mejor a personas mayores).
No siempre el personal de salud tiene la capacidad para entender con enfoque geriátrico las necesidades de esta población, para informarles de la importancia de que deben tener vacunas contra la influenza que se debe aplicar cada año, la del neumococo por lo menos una vez en la vida, o la de herpes zoster para evitar complicaciones a futuro.
La valoración integral del paciente es todo un reto, porque implica verlo en toda su dimensión, en las esferas física, mental, social, emocional y espiritual, que hacen un todo, subrayó Fernando Vélez, encargado de Geriatría del Hospital Regional 1° de Octubre, del ISSSTE.
Si queremos ver nada más el tema biológico, vemos solo enfermedades, pero cada padecimiento tiene una historia de emociones, agregó.
Desde el punto de vista de salud el reto es geriatrizar los servicios de salud, pensar en función del adulto mayor, en este abordaje integral. Una caída sin lesiones es una advertencia de una futura fractura de cadera que tiene alta mortalidad y lo hematomas en el cerebro que puede dejar secuelas, esto lo podemos prevenir con una visita domiciliaria al paciente, indicó el especialista.
En ese hospital del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se dan en promedio 6 mil consultas anuales en geriatría. Algunas llegan a urgencias en estado grave y otro problema es que los familiares no tienen clara la voluntad del enfermo.
No más de tres, son los pacientes que han manifestado la voluntad anticipada sobre si deben recibir las terapias hasta el último momento, o si no desean mayor asistencia médica.
Además de atender los aspectos emocional y espiritual, en cuanto a lo meramente biológico, los médicos deben saber también que la manifestación de enfermedades en los adultos mayores no es igual que en los adultos jóvenes.
“Las enfermedades suelen presentarse de manera distinta en personas mayores, muchas veces tienen manifestaciones atípicas; por ejemplo, una infección suele presentarse con caídas repetidamente, con un cambio súbito del estado mental o incontinencia urinaria y no necesariamente fiebre como es común”, señaló Raúl Hernán Medina, del INGer.
Comentó que aún cuan las mujeres viven más años, su calidad de vida suele ser menor a la de los hombres en la etapa de adultos mayores porque presentan más enfermedad, discapacidad y fragilidad.
El proceso de envejecimiento está más relacionado con el entorno socioeconómico que con el biológico, coincidieron los especialistas, quienes recomendaron llevar una vida saludable desde la infancia para tener menos complicaciones en los años por venir.
Hay cinco acciones específicas para envejecer saludablemente: actividad física regular, dieta balanceada y apropiada, no fumar, no beber alcohol y mantener relaciones interpersonales positivas (vida social y familiar).
El envejecimiento saludable o enfermo depende del entorno de cada persona. (ARCHIVO)