Entre la tradición, la pobreza y la tecnología
Eduardo Arredondo Delgado
Las comunidades alejadas de Chihuahua capital y más las que reúne a población indígena, cada vez más sufren en las elecciones. No solo por la incapacidad de manifestar su voluntad.
Hay quienes los manipulan y hacen lo que la clase dominante quiere. No ha cambiado nada en cincuenta años, dicen los lugareños de Guadalupe y Calvo, mientras hay una resistencia, la medicina tradicional Ódami, cuyo viejo saber se niega a la desaparición. Incluso se han organizado tan bien que es una fuente de respuesta a muchos males que incluso la ciencia hoy día las descarta como curables. El susto, por ejemplo, que se conoció desde tiempos de los conquistadores.
Las tecnologías de las máquinas voluminosas al servicio de la medicina no se encuentran en estos lugares olvidados por los gobiernos, por la falta de empatía, pero también por la falta de educación, aunado a que no todos hablan español y hay pocos intérpretes. En contradicción, los teléfonos celulares de punta están en esta y otras comunidades indígenas, con dispositivos costosos y que ellos mismos hacen fácil su utilidad. Para muchos de estos integrantes de los pueblos indígenas han renunciado a otros bienes materiales, pero no a un celular que es su fuente de comunicación, de mensajería y hasta de música.
El problema en estas comunidades el total abandono de la autoridad y hay casi comunidades enteras que se han retirado, principalmente los jóvenes para buscar mayor suerte en Estados Unidos, proeza larga y bajo situaciones adversas. Buscar que alguien los ayude para pasar la frontera o en ocasiones cuando caen con los llamados “polleros” personas identificadas con el tráfico humano.
Se han ido para no regresar, dice Edu, una costurera que buscó también marcharse de San Juanito y no se animó por dejar a su familia en el desamparo, dos niñas que apenas están cursando primaria.
El narco siempre está ahí como agente seductor, dice.
“Cuando no tenemos trabajo ellos invitan a nuestros muchachos para la pizca de la marihuana y claro que es muy bien remunerada y aunque hay presidentes municipales que ocurre no quieren reconocerlo públicamente.
La democracia dice, Juan, un joven jornalero que apenas asistió a tres clases de secundaria es que unos tienen más y otros menos y entonces quien tiene más es el jefe y siempre será así, mientras prende un cigarrillo sin filtro. Comienza a llover y deja entrever un sino igual para siempre con los menos favorecidos.
“La Cuarta transformación ha ayudado, no le diré que no pero no es igual para todos. Dicen que acá anda Slim (Carlos el magnate) que quiere explotar otras minas y ganar más dinero.
Entonces los menos favorecidos ven su destino como parte de otra esclavitud, ahora con otros colores y con otros mandatarios, salvo aquellos de otra edad que están contentos con la pensión que les da mensualmente el gobierno.
¿Qué es la democracia para los pueblos con comunidades indígenas? ¿Una esperanza a medias? ¿Dónde el agua, no llega donde el progreso solo beneficia a unos pocos se pregunta continuamente?
De las elecciones y Seguridad
En algunos lugares de la Sierra en Chihuahua no se pudo votar por las pocas condiciones de seguridad y el INE (Instituto Nacional Electoral) no se pudo arriesgar. La misma situación ocurrió en lugares como Chiapas. Los grupos delictivos que controlan esas comunidades pareciera que son más importantes que el gobierno en turno. Pese a que actúan en la clandestinidad hasta algunos ciudadanos les han pedido ayuda para resolver problemas que la autoridad no puede o no quiere.