Si nos atenemos a nuestra definición de “vida” no podríamos aceptar que una especie de organismo netamente mecánico, no orgánico, algún tipo de robot, fuera considerado un ser vivo. Según nuestra definición un ser vivo debe poder nacer, crecer, reproducirse y morir para ser considerado como tal, pero eso solo puede ser válido para nuestro planeta y momento.
En algunas décadas tendremos entidades robóticas con inteligencia artificial que puedan no solo tener conciencia de sí mismos, sino de lo que les rodea e incluso puedan fabricar a otras entidades similares a ellas. En este punto podríamos decir que cuando este organismo de metal y otros materiales, es creado, es como si hubiera nacido. Su inteligencia sería un tipo de software avanzado que se instalaría en su hardware, el cual sería algún tipo de supercomputadora similar a nuestro sistema nervioso central. Al ser esta inteligencia artificial similar a la nuestra, la “personalidad” del nuevo robot dependería de su entorno y a medida que acumulara datos y experiencias “crecería” en su propia naturaleza. Incluso, teniendo en cuenta la “profesión” que escogiese este nuevo ser, podría cambiar la longitud se sus piernas o brazos o su recubrimiento externo, etc, para adaptarse a su labor, es decir, que desde un punto de vista netamente físico, si podría crecer, no al nivel molecular de un niño que agrega células a sus huesos, músculos, nervios y demás matriz orgánica, pero si a un nivel mecánico.
Esta máquina con inteligencia artificial podría tener sentimientos como los humanos, pero aún si no los tuviera no podría ser considerado como una entidad no viva, ya que un humano psicópata con una falta total (o muy elevada) de empatía, culpa o remordimiento no podría ser por esto considerado como no humano o no vivo. Ahora, teniendo en cuenta que la tecnología avanza continuamente y se diversifica, podría existir un paralelo entre estas nuevas formas de vida no biológicas, que progresan, se diversifican en todos los tipos imaginables y copar todos los espacios de un planeta, así como lo hizo la vida orgánica mediante la evolución a través de millones de años. Pero estas máquinas inteligentes también podrían morir, no importa del material que estuvieran hechas, este también es perecedero y sus uniones y su integridad molecular, incluso un meteorito que impactara el planeta o una gran erupción volcánica o era de hielo podría terminar con un gran porcentaje de estos seres mecánicos.
Entonces sin extendernos en el tema, vemos que con el tiempo vamos a tener incluso en nuestro planeta y civilización humana, unas máquinas inteligentes que nacen al ser creadas, que pueden crecer físicamente al modificar conscientemente algunas de sus partes, que pueden aprender, sentir a su modo y enseñar a otros, además de ser capaces de reproducirse al crear nuevos organismos similares a ellos o incluso mejores, pero teniendo también un tipo de obsolescencia programada o muerte. Entonces si vemos una máquina que se mueve por sí misma, con una fuente de energía interna recargable, que piensa, que crea, que puede “reproducirse”, que construye, con capacidad de sentir, de interrelacionarse con su medio entorno, etc, ¿podemos decir que no está viva? Al menos tendríamos que reconocer “QUE NO ESTÁ MUERTA”.
Utilizando dos películas de ciencia ficción que ilustran a estos organismos robóticos se puede entender mejor a estas formas de vida. En la película Matrix, las máquinas, muchas de ellas inteligentes, han evolucionado y tomado el mundo como la nueva “especie” dominante, utilizando a los humanos como fuente de energía, ya que no tienen la capacidad de generarla intrínsecamente o tomarla del sol por que la atmósfera no permite el paso de luz solar. Pero de igual modo ningún animal puede producir su propio alimento o energía, así que debemos comer a otros para seguir vivos, lo mismo hacen las máquinas en la película, tomar nuestra energía eléctrica y calórica para poder “vivir”.
En el caso de Transformers se detalla una civilización de entidades robóticas que vagan por el universo al perder su propio planeta y que finalmente llegan a la tierra, pero al igual que la humanidad, existe una facción buena, honesta que desea el bien común y otra facción psicópata que solo quiere la esclavitud de los demás y la destrucción de quien ose interponerse. Esta última sería el ejemplo perfecto de ERETs que conviven en un planeta, con una civilización de máquinas, algunas más inteligentes y fuertes que otras, y toda una gama de miles de diferentes especies no orgánicas, que nacen, crecen, se reproducen y mueren.