CÓDIGO 31000
Desde el centro de Chihuahua
¿EN QUÉ QUEDAMOS?
Nos dijeron Maru y Marco que iban a cambiar, ella la indiferencia de Corral con que trató a la sociedad y él, que superaría a Maru en la Presidencia… Y nada de nada.
Maru sigue de viajera y las notas que aparecen sólo hablan de lo que quiere hacer o postales posadas de ella con funcionarios o beneficiarios seleccionados por el equipo de Comunicación Social para que «salga bonita en la foto».
Ya les decíamos en la entrega anterior que no se trata de usar «filtros» ni montar escenas o pedir a toda la burocracia que le ponga «me gusta» bajo pena de ser señalados.
Es más rápido y fácil, además de que le reditúa mucho, actuar como lo hacía ella de alcaldesa: con gente real en los eventos, con guaruras vigilando, pero sin meterse y en contacto real con los ciudadanos.
Marco sí copió este actuar de su antecesora y su grupo de Prensa toma y entrega fotos de él abrazando a las y los vecinos, escuchándolos en las tardes y noches durante los recorridos por las colonias de la ciudad, pero ¿qué creen? No pasa de allí.
La imagen es buena. Las acciones se están viendo más concretas que lo que realiza o intenta realizar el Estado, pero la ciudad es una copia de Filadelfia con su basura y sus «zombis» en ciertas zonas.
Explico:
Vemos cuadrillas que en las avenidas principales detienen el tráfico para podar, pintar señalamientos, tapar baches, cambiar luminarias y hay mucho ruido real de acciones, sólo que descuidan mucho que, al rato, traerá consecuencias.
Y todo ocurre en el Código 31000 (tal y como se llama esta columna) que es el código postal del Centro de la ciudad de Chihuahua y para demostrarlo los invito a que lo visiten y, en las cuatro calles importantes que rodean la Presidencia Municipal, vean la imagen de pobreza y suciedad que aparenta un mundo diferente al que nos platica Marco.
Jamás vuelvan a leer esta columna ni consuman los medios en los que se publica si hayan una mentira de lo referido.
Con los ojos de la realidad, caminen por la calle Independencia, por la Libertad, Aldama, Tercera, hasta la Séptima… vean afuera del Congreso del Estado o las calle del Mercado de Abajo: todo lleno de pobreza, gente pidiendo una ayuda y, más allá de una imagen negativa para el turismo, es la realidad de esas personas a quienes la ayuda que les llega es la limosna y el placer que tienen son los músicos que, por las tardes y los fines de semana, alegran el momento.
Visita con calma y con tu mente abierta los alrededores de la Presidencia y verás esa pobreza, la gente buscando latas o comida en los botes de basura… a unos metros del Palacio Municipal. Después, detallarás que, a pesar de los esfuerzos del equipo de limpieza, a cada momento se llena de materiales desechados e impurezas.
Ahora vamos con los «zombis» de Chihuahua.
Date una vuelta por la estatuaria del Palomar y verás que las esculturas del Toro (de Patricio) y la de Anthony Queen, se han convertido en espacios donde consumidores de droga y migrantes viven, comen, se reproducen y hacen sus necesidades.
Pero si quieres encontrar la copia mexicana de Filadelfia, ciudad norteamericana que se ha vuelto ícono mundial por sus imágenes de personas afectadas por las drogas, trasládate a las calles alrededor del Hospital Regional «Zubirán» y verás decenas de mujeres y hombres jóvenes, con la mirada perdida, pidiendo una moneda y totalmente intoxicados.
Afortunadamente en ninguno de los tres puntos de ejemplo ha aparecido gente violenta o agresiva, pero son seres humanos que, más allá de dañar la imagen urbana, tienen un problema por falta de oportunidades.
Y ¿qué decir de los «viene-viene»?
Tienen tomada la ciudad, desde el Centro (CP 31000), hasta la colonia Santo Niño afuera del Seguro Social y llegan a las oficinas de la Fiscalía del Estado y oficinas de Vialidad, en la calle 25, extendiéndose a la zona de El Pasito.
Puedes darte una vuelta y verás que el municipio no limpia las calles de esta zona; Tránsito estatal o la delegación, no multa a tanto auto en doble fila; ni uno ni otro sancionan a quienes ponen botes fuera de sus casas para «apartar» lugares (y no pagan predial por el uso de la calle) y agentes ministeriales hacen de las suyas violando el reglamento de vialidad.
Desmiénteme si no encuentras estas imágenes a cualquier hora del día en la zona que te digo y la impunidad de quienes «cuidan carros» estacionándose impunemente en doble fila mientras alguien se come unas gorditas de papa en el Pasito, o sufre por no hallar lugar para ingresar a Urgencias del IMSS.
Y ¿Maru qué?
Pues sus agentes de Vialidad parece que no chambean (que puede ser porque casi no hay) y sus ministeriales o instituciones de ayuda social no apoyan para controlar el movimiento de sustancias tóxicas, menos se promueve directamente la rehabilitación o se generan los empleos entre la gente que los requiere.
Data una vuelta y observa qué pasa en el CP 31000.