En el trascurso de esta semana, el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, fue llevado al Hospital Central, ya que ha padecido de un sangrado que tiene más de un mes sin parar, apesar de llever el tratamiento que le han indicado los médicos.
Hace tres meses lo sometieron a un proceso de colostomía al igual que en está ocasión, el cual a palabras de ex mandatario fue más o menos aceptable.
Pero en esta ocasión, los protocolos para dicha intervención fueron extraños: lo llevaron a un lugar diferente, no a un quirófano, como en la vez anterior; sólo contaba con la presencia de enfermeras, no se encontraba presente ningún médico, ni tampoco equipo para la anestesia.
Asi mismo, pasaron por alto los cuidados necesarios que prevean cuidar su problema cardíaco.
Sus abogados informron al momento que salió rumbo al hospital su presión era de 100/60 y al llegar al Hospital Central ni siquiera se la midieron de nuevo.
Todo lo anterior le dio razones suficientes para desconfiar y no aceptó que le practicaran ningún procedimiento, por lo que regresó al Cereso de inmediato.
Informan que ha sido notable el hostigamiento institucional para que sienta presión y deje de pelear por su inocencia.
César Duarte señala: no lo logran, ni lo lograrán. De ninguna manera dejaré de ser como soy, tampoco permitir que a diario quieran desgastarme, humillarme.
A través de sus abogados, el ex gobernador externó las siguientes palabras: “Lo que he sido se lo debo al pueblo de Chihuahua y a las nobles causas que siempre impulsé. Hoy, dejarme socavar, es absolutamente inaceptable e Indigno de un chihuahuense bien nacido, que ocupó la máxima Magistratura de nuestro querido estado. No quiero pensar que además de ese trato, se me esté orillando a asumir riesgos, que compliquen más mi salud o pongan mi vida en absoluto peligro.
Deseo que los chihuahuenses, ustedes que se enteran por los medios de comunicación, de que esto se informe, deben saber que estoy pasando por los peores momentos, tanto en mi salud como en el trato que recibo. Les envío un muy fuerte abrazo.
A veces me pregunto: si los actuales gobernantes construyen una condena para César Duarte o si construyen desde adentro otra cosa. Todo indica que cuando este sexenio acabe, y acabará, como acabó el quinquenio de Javier. ¿Qué harán cuando los testigos protegidos sean obligados a declarar en contra, en caso de una potencial reapertura del caso de Maru?”