POR: ALVARO CORTES
Por si los curitas en Chile no están enterados, no deben de andar manoseando niños… y para recordárselo, la iglesia de las tierras de Los Tres publicó un manualito en el que los sacerdotes pueden repasar el “eso sí, eso no” de su profesión. Cosas básicas pero que a uno que otro clérigo se le olvida, como no besar, no abrazar y no tocar los genitales de los menores.
Obviamente, tan cínica-obvia publicación ha causado el malestar de buena parte de la sociedad en Chile, país en donde la iglesia católica enfrenta una tentativa de limpieza desde El Vaticano… y cómo no, si tal manual sale en plena investigación de las autoridades por 126 casos de abusos sexuales cometidos por curas contra menores de edad.
El documento intitulado Orientaciones que fomentan el buen trato y la sana convivencia pastoralcontenía un capítulo que bien hubiera agradecido el padre Maciel para no ser recordado ahora con tanto resquemor. Por ejemplo, se pide a los curitas evitar abrazar por atrasito a los chamacos, no “luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada” y “utilizar el tacto solamente según lo apropiado o según lo permitido por la cultura local”.
Sabedores que algunos padrecitos además de juguetones aman las artes plásticas, los que hicieron el manual recomiendan que no apliquen sus conocimientos en fotografía con los niños… ya saben, nada de mirar o sacar fotos “mientras los niños, niñas, adolescentes o personas vulnerables estén desnudos, se visten o se duchan”. Nada así como que artístico.
Para más “enchilamiento”, de acuerdo con El País, el documento aleccionador de curitas está firmado nada menos que por Ricardo Ezzati, arzobispo de la ciudad de Santiago, quien es acusado de encubrimiento de las mañas pedófilas de varios de sus compadres de la iglesia. Claro, en el documentito no se indica que las recomendaciones son para evitar más casos de abuso sexual, sino de enviar “señales equívocas” que pudieran desencadenar en más “hechos dolorosos”…
Luego de las críticas, mentadas y chiflidos que mereció tan insensible documento, la iglesia católica de Chile optó por retirar su circulación. Demasiado tarde, ya que el manual llegó hasta los ojos de la Defensora de la Niñez en Chile, Patricia Muñoz, quien no pudo más que confesar haber quedado en “estado de shock” tras chutarse las nueve páginas del texto. “Hay una falta de comprensión brutal”.
Uhhhh, ni aguantan nada, insinuó el arzobispado… el cual aclaró que nomás se trataba de un documento de trabajo hecho conforme a los estándares internacionales. Pero bueno, como a nadie le gustó, e corregirán ciertos contenidos que fueron traducidos de forma literal y que no son adecuados o que se prestan para interpretaciones incorrectas (cof, pero luego no se quejen, cof, si los sacerdotes no saben cómo comportarse con los niños, cof).”