Esta comedia presentó a la primera princesa de acción real de la compañía de Mickey Mouse y fue todo un éxito de crítica y taquilla
Como todo negocio, la expansión con nuevos productos que se salgan de la norma e inciten a desembolsar más dinero se presenta como una necesidad, aunque los juguetes de todos estos films míticos sigan vendiéndose sin importar los años. Por ello, en 2007, la casa Mouse diseñó una película para romper esquemas y sorprender al público con una princesa nunca antes vista, un título con Amy Adams que, a pesar de ser un éxito, llevó a Disney a darse de bruces con un contratiempo inesperado.
Hablo de Encantada: La historia de Giselle, la cinta que llevó a la acción real la figura de princesa Disney en una comedia musical que parodiaba los estereotipos de los clásicos de la compañía. Patrick Dempsey, James Marsden, Susan Sarandon y Timothy Spall eran los encargados de acompañar a Adams en esta historia, que giraba sobre una princesa de un reino mágico enviada a Manhattan por el hechizo de una reina malvada.
La película, estrenada en 2007, fue todo un éxito en taquilla. Con un presupuesto de 85 millones de dólares, obtuvo más de 340 millones de dólares, cifra que cuatriplica el coste de producción. Además, fue aclamada por la crítica, por no hablar de que tres de sus canciones fueron nominadas al Oscar y Amy Adams fue una de las candidatas al Globo de Oro a Mejor Actriz en la categoría de Comedia o Musical. Es decir, un éxito por todo lo alto de Disney que también se traduciría en altos ingresos por venta de merchandising a lo largo de muchos años. O eso creían ellos.
Amy Adams frustró sus planes
Aunque Encantada tenía todos los ingredientes para que los niños y niñas desearan comprar muñecas de Giselle, hubo un obstáculo que impidió a la compañía del ratón añadir al personaje de Amy Adams al Olimpo de las princesas Disney. Mientras que personajes como Blancanieves o Cenicienta eran diseños animados de los que poseían el 100% de los derechos, el estar ante una película en imagen real el asunto cambia por completo. Aunque el personaje de Giselle sea una creación de la casa Mouse, este venía ligado a Amy Adams, de quien no podían usar su figura tan a la ligera.
Si Disney quería convertir a Giselle en un personaje a la altura de sus princesas clásicas, debía de pagar a la actriz derechos de imagen vitalicios, lo que suponían un desembolso millonario que no estaban dispuestos a asumir. En el estreno de la película, y como viene siendo habitual con cualquier producción comercial, el acuerdo contractual con Adams incluyó la creación de juguetes y otros productos ligados al film, sin embargo, más allá de este punto, no podían usar al personaje para otra producción, crear versiones alternativas o alargar la explotación por más años sin pagar derechos de imagen extra. Así lo desveló un artículo de The Wall Street Journal en 2007 que, a través de varias fuentes de la compañía, analizó el negocio de merchandising de Disney con el ojo puesto en esta nueva princesa.
“La primera historia de princesas de acción real de Disney, Encantada, llegará a las pantallas esta semana y está siendo aprovechada para vender más productos de princesas”, destacaba la publicación. “La película, en la que una chica animada comprometida con un príncipe es llevada a la actual ciudad de Nueva York en vivo, fue concebida originalmente como una oportunidad para presentar a una nueva princesa, Giselle, al elenco de sus personajes, según personas familiarizadas con el tema. Pero Disney abandonó ese plan cuando se dio cuenta de que asegurar los derechos vitalicios de la imagen de Amy Adams, quien interpreta a Giselle, era más difícil que una hermanastra fea calzándose el zapato de cristal de Cenicienta”.
Por esta razón, a pesar de que Encantada fue uno de los grandes éxitos de Disney en los 2000, el personaje de Giselle fue dejado de lado por la compañía, traduciéndose en una progresiva pérdida de relevancia que poco a poco sumió la película en el olvido. Solo hay que ver lo que ocurrió cuando en 2022 lanzaron Desencantada, una secuela hecha con mucho menos presupuesto que estrenaron directamente en Disney+, lo que deja entrever que ni el propio estudio confiaba en la Giselle de Amy Adams.
Para más pesar, esta continuación fue masacrada por la crítica y el público tampoco quedó satisfecho, como bien resalta el el 38% y 51% de críticas positivas de medios especializados y público en Rotten Tomatoes. Al final, por mucho éxito que tuviera Encantada, no puede negarse que este contratiempo, con el que Disney no contó en un principio, sentenció su recuerdo y complicó que nuevos espectadores descubrieran a Giselle, que se quedó a las puertas de entrar al Olimpo de las princesas. Una auténtica pena valorando que fue una de las comedias más frescas y divertidas que el estudio de Mickey Mouse nos ha ofrecido.