Jaime Dávila El podio de la modalidad de snowboard slopestyle masculino en estos Juegos Olímpicos de Pekín está repleto de historias de superación, de baches en el camino que los protagonistas han superado para alcanzar la gloria olímpica. Esta pasada madrugada, el canadiense Max Parrot ganaba el oro en la prueba, acompañado en el podio por el chino Yiming Su, plata con tan solo 17 años, y otro canadiense, Mark McMorris, bronce. Tanto Parrot como McMorris guardan detrás de ellos una historia que ha hecho de este uno de los podios más emotivos del evento.En el caso de Max Parrot, el rider venía de conseguir la plata olímpica en Pyeongchang cuando en ese mismo año 2018 una noticia le cambió la vida. Tenía un linfoma de Hodgkin, lo que obligó al canadiense a apartarse del deporte para superar la enfermedad. Lo hizo, completando 12 tratamientos de quimioterapia que se extendieron hasta junio de 2019. Parrot volvió poco a poco al slopestyle, alejado en ocasiones del elevado nivel que mostró previamente. Pero ha sido en Pekín, este mismo lunes, cuando ha salido a relucir su mejor versión para llevarse la segunda victoria más importante de su vida. La primera, obviamente, fue ganar al cáncer. «Si tuviera la oportunidad de volver dos años atrás y no tener cáncer, sino una vida normal, no lo querría. Es un poco raro decirlo, pero he aprendido mucho, y a día de hoy agradezco que me pasara porque soy una persona totalmente diferente. Realmente adoro la persona en la que me he convertido, y también en la que me convertiré en el futuro», dijo el canadiense en la previa de estos Juegos Olímpicos.Su compatriota y compañero en el podio, Mark McMorris, también sabe lo que es pelear por seguir con vida. En 2017, poco después de superar una fractura de fémur, sufrió un grave accidente mientras practicaba con sus amigos. La niebla que había ese día hizo que se saliese del recorrido e impactase duramente contra un árbol. Fue trasladado de urgencia a un hospital, donde se le tuvo que operar dos veces. El parte médico asusta: fractura de mandíbula, fractura en el brazo izquierdo, el bazo roto, fractura en la pelvis y en las costillas, y pulmón izquierdo colapsado. Su vida llegó a correr serio peligro, y los médicos sostenían que debía permanecer un mes ingresado. Sin embargo, tras 12 días en la UCI, McMorris abandonó el hospital, y seis meses después ya estaba haciendo snowboard de nuevo. Cuando se cumplía un año del accidente, McMorris conseguía en Pyeongchang su segundo bronce olímpico, pues ya lo ganó también en 2014. Hoy, en Pekín, el canadiense aumenta su palmarés con otro bronce más, el tercero. Y, seguramente, el más especial al hacerlo acompañando a su gran amigo Parrot.
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