Ciudad del Vaticano.- El sugestivo escenario de la Plaza de San Pedro en la festividad del Domingo de Ramos, que introduce el cristianismo a los ritos de la Semana Santa, representó el marco para un ulterior ataque del Papa Francisco. Esta vez contra las intrigas, las calumnias, las manipulaciones, las propuestas de los falsos profetas y de todos aquellos que tratan de hacer callar en particular a los jóvenes y reducirlos a simples fenómenos de masa a menudo con objetivos comerciales.
La ocasión para la nueva advertencia de Bergoglio acerca de estos fenómenos “que llevan a condenar sin escrúpulos” también en la sociedad contemporánea, “con tal de reforzar a sí mismo y hacer callar las voces en desacuerdo”, fue la festividad que evoca el ingreso triunfal de Jesucristo a Jerusalén con las palmas y los ramos de olivo como símbolo de paz.
La celebración del Domingo de Ramos coincide con la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) a nivel diocesano, es decir a nivel local, en espera del evento internacional, que se celebrará en enero de 2019 en Panamá.
Para Francisco, hacer callar a los jóvenes es una tentación que siempre ha existido, recordando así a los fariseos que criticaban a Jesús pidiéndole que calmara a la multitud para evitar que siguiera gritando.
“Existen muchas maneras para obligar a los jóvenes a guardar silencio y permanecer invisibles”, subrayó Francisco en su homilía durante la misa después de la tradicional procesión de cardenales, obispos y sacerdotes engalanados para la ocasión, y de la bendición papal de los ramos de olivo.
“Existen muchas maneras de y adormecerlos –puntualizó- para que no hagan ruido y para que no hagan preguntas incómodas”.
“Queridos jóvenes –agregó Bergoglio-, ustedes deben decidir si gritar o no. Si los demás callan, si nosotros ancianos y responsables, muchas veces corruptos, permanecemos en silencio, si el mundo calla y pierde alegría, yo les pregunto: ¿ustedes gritarían? Por favor –exhortó el pontífice argentino-, decídanse antes de que griten las piedras”.
Las celebraciones de la Semana Mayor continuaran con el llamado “Triduo Pascual”, los tres días que narran la Pasión y la muerte de Jesucristo: el jueves santo con la Última Cena y el lavado de los pies (que por segunda vez en su pontificado Francisco realizará a 12 presos de una cárcel romana), el viernes santo con el Vía Crucis y la Vigilia Pascual del sábado, y el Domingo de la Pascua de Resurrección.