Mónica Sánchez
El 14 de febrero de 2013, la modelo surafricana Reeva Steenkamp se preparó para una velada romántica con su novio, el atleta paralímpico más carismático del planeta, Oscar Pistorius. Sin embargo, unos gritos, seguidos de una secuencia de cuatro tiros, irrumpieron en la noche de Pretoria. Eran las 3:12 de la madrugada cuando comenzó el horror, que se saldó con la vida y los sueños rotos de Reeva Steenkamp. De inmediato, las fuerzas de seguridad acudieron a la escena del crimen, porque se acusó a Pistorius de “homicidio planeado y premeditado”, frente a los argumentos de la defensa del atleta, quienes aseguraron que todo se había tratado de un fatídico error, producto del pánico que sintió Pistorius al escuchar pasos en su mansión de Silver Woods States y pensar que estos venían de la intromisión de un maleante, que ponía en peligro sus vidas. El juez no le creyó del todo, como tampoco los padres de Reeva, Barry y June. Oscar Pistorius fue declarado culpable de homicidio culposo en 2015 y estuvo en prisión hasta enero de 2024, cuando se le concedió la libertad condicional.
En ese momento, con la noticia aún caliente, June Steenkamp lanzó un comunicado para expresar el sentir de quienes amaban a Reeva: “¿Ha habido justicia para Reeva? ¿Ha cumplido Oscar una condena suficiente? Nunca puede haber justicia si tu ser querido nunca regresa, y ninguna cantidad de tiempo cumplido traerá de regreso a Reeva. Nosotros, que nos quedamos atrás, somos los que cumplimos cadena perpetua». La libertad condicional se le ofreció a Pistorius cuando llevaba la mitad de su sentencia, firmada en 2017 y fijada en trece años y cinco meses. Casi un año después de aquello, June Steenkamp vuelve a alzar la voz, ya no por su hija, sino por la hija de otros. La prensa surafricana ha aireado que Oscar Pistorius ha rehecho su vida sentimental al lado de Rita Greyling, una joven consultora, de treinta y tres años, amiga de la familia Pistorius desde hace años, y con un inquietante parecido físico a Reeva.
La bandera roja
June, quien creo la Fundación Reeva Steenkamp contra el Abuso de Mujeres y Niños, tras la muerte violenta de su hija, reveló que es “doloroso” saber que Pistorius ha iniciado una nueva relación sentimental. Por otro lado, se siente “preocupada” por la integridad física del actual amor del atleta. Oscar Pistorius es un doctor Jekyll y míster Hyde del siglo XXI: una gloria olímpica y ejemplo inspiracional antes del crimen, y un hombre iracundo, incapaz de controlar su furia y con frecuentes coqueteos hacia “el lado salvaje”, como salió a relucir tras el tenso juicio que lo desenmascaró ante una opinión pública que le consideraba un héroe. Y héroe fue, pero no supo controlar su interior turbulento. Hoy en día, Pistorius es un ángel caído y, en tanto en cuanto simboliza esta figura, para bien y para mal se suele crear un halo de leyenda en torno a él. Por eso, hay que mirar con lupa cada noticia que surge en torno a su persona. La noticia de su posible noviazgo con Rita Greyling la confirmaron fuentes cercanas a Pistorius enNetwerk24, la versión surafricana de News24.
Tan pronto como se hizo pública la noticia, June, según recogió The Sun y de lo que también se ha hecho eco la prensa de medio mundo, manifestó su sorpresa ante la nueva relación del atleta paralímpico: “No entiendo cómo ella no ve una señal de alerta, porque él no ha corregido su problema de ira” y añadió: “Se suponía que debía estar bajo tratamiento de control de la ira cuando estaba en prisión, pero no fue así. Sigue siendo un peligro para las mujeres. Reeva solo lo conoció por tres meses, está muerta, y él nunca confesó”.
No es difícil suponer que cuando June Steenkamp rememora los últimos momentos de su hija no puede evitar imaginarla asustada, temblando de pánico, encerrada en el baño de la suite de Pistorius, agazapada agarrada al picaporte de la puerta, rezando para que la ira de su novio cesara y todo volviera a ser como horas antes, cuando iban a celebrar un romántico San Valentín. Pero las balas atravesaron la puerta y se instalaron en su cuerpo: una en un brazo, pero la otra, mortal, en su cabeza. Y no hubo nada que hacer. Pistorius, que en aquel entonces tenía veintiséis años, siempre ha defendido su inocencia: “Le disparé, pensé que era un ladrón y le disparé”. Dicen que cuando confirmaron la muerte de ella, se puso a llorar: “La maté, maté a mi novia, ¡que Dios me lleve!”.
Mientras que Reeva dejó de respirar a los veintinueve años, Oscar Pistorius,“Blade Runner”, como se le conocía, está viviendo una segunda oportunidad en temas sentimentales. Y esto, como es humano, ha dolido en lo más profundo a June, a quien Pistorius mató a su hija cuando no hacía ni cien días que habían comenzado una relación.
Vuelta a empezar
Remontémonos al 22 de noviembre de 1986, fecha en la que Oscar Pistorius nació sin peronés. Por mucho que los doctores hicieron por salvarle las piernas, se las tuvieron que amputar a los once meses. Pero ni sus padres ni él se rindieron. Luchó lo indecible (lo cortés no quita lo valiente) por superarse y no convertirse toda su vida en una víctima. Su carrera deportiva aún no ha sido igualada: tiene marcas mundiales en las pruebas de 100, 200 y 400 metros lisos para deportistas con doble amputación, y llegó a competir en los Juegos Olímpicos de Londres con sus prótesis de fibra de carbono, con deportistas no paralímpicos. En paralelo a sus gestas en las pistas de atletismo, se convirtió en una fuente de inspiración para muchos niños y jóvenes que sufrían alguna discapacidad. Sus récords y frases daban la vuelta al planeta: “El cansancio puede empujarnos al límite, pero nuestra voluntad siempre puede llevarnos más allá” o “el verdadero valor no está en ganar, sino en luchar con todas tus fuerzas”.
Cuando Reeva dejó de respirar, también dejó de hacerlo el superhéroe de muchos, el lado noble de Pistorius. Ahora, según han revelado fuentes cercanas a él, está tratando de reintegrarse poco a poco en la sociedad, aunque huye de lugares públicos. La libertad condicional, que deberá seguir a rajatabla hasta 2029, tiene muchas limitaciones. Entre otras, que ha de estar confinado en el domicilio elegido durante determinadas horas del día, que tiene estrictamente prohibido consumir alcohol y drogas –el Departamento de Instituciones Penitenciarias le puede someter a controles a cualquier hora del día– y que no puede, bajo ningún concepto, hablar con los medios de comunicación… pero sí, volver a enamorarse.
La historia de Rita, a todas luces su nuevo amor, tampoco está exenta de violencia. A finales de 2022, su hermano Ghini estuvo involucrado en la muerte de Willem Kruger, de veintinueve años. Este último se ahogó durante una fiesta, en Henbase Lodge (Morgenzon) y la policía, un año después de los hechos, determinó que su muerte no había sido accidental e inició una investigación por asesinato. Al parecer, las violentas tragedias que rodean tanto a los Pistorius como a los Greyling les han unido aún más, hasta llegar a la situación actual.
Oscar Pistorius, quien llenó estadios y cautivó a toda una generación, vive ahora bajo el cobijo de Arnold, un tío multimillonario que le abrió las puertas de su mansión de campo. Además, acude a una iglesia reformista cercana para realizar trabajos de voluntariado. Aunque la madre de Reeva le perdonó en 2014 (“para mí es importante perdonarle, porque no quiero vivir el resto de mi vida con amargura, que acabará volviéndose contra mí. No le deseo ningún mal”), no olvida. Es imposible hacerlo.