El oasis que representaba la arquitectura del norte de México
La arquitectura es parte integral de la cultura y deriva de los diferentes grupos humanos alrededor del planeta, siendo ésta una conjunción entre sus costumbres y los recursos naturales del entorno. Lo que lleva a que cada región tenga una arquitectura distintiva. Así, al referimos a “arquitectura vernácula”, hablamos de toda aquella que que nace de las necesidades específicas de una región.
La arquitectura del norte de México, resulta única debido a diferencias históricas con respecto a otras regiones del país. El norte mexicano fue colonizado después que el centro y sur, en esta región no progresó el barroco, por ejemplo.
“Uno de los orígenes de este tipo de arquitectura, de la del norte mexicano, está en la española; podemos ver similitudes especialmente en las viviendas, tales como cubiertas planas, huecos de puertas y ventanas pequeñas para evitar la penetración del calor, edificaciones generalmente de una planta con áreas anexas como corrales para ganado, algún pequeño almacén o granero, zaguán, un patio al que se comunican todas las habitaciones, cocinas amplias, por ser concentradoras de actividad familiar y fogones en el exterior para evitar el calentamiento de la casa en los meses calurosos y en el patio siempre se encuentra un pozo de agua o aljibe. Por su parte las calles también fueron trazadas en busca de amortiguar el calor, y debían ser angostas, mientras que eran rodeadas de viviendas altas y bien distribuidas para ofrecer sombra en cualquier momento. Además debían estar orientadas de tal forma que se pudiera gozar de los aires del medio día” explica la arquitecta, Karen Zaragoza, de la sección de monumentos del Centro INAH Chihuahua y quien nos habla de las las viviendas protegidas por esta dependencia y que se remontan a años anteriores al 1900.
“Las viviendas se construían en base a corredores que se comunicaban entre sí, por medio de un patio central, a veces eran tres, a veces dos y en ocasiones sólo un corredor. También existía un patio trasero. Al agrupar los espacios cerrados para compactar la edificación se logra tener mayor volumen y menor superficie expuesta al calor exterior, reduciendo la temperatura en el interior. El patio entonces se convierte en un elemento vital para la casa, es muy útil para solucionar el problema del calor seco y tiene implicaciones climáticas, cuando tiene agua, plantas y sombra, actúa como un pequeño oasis.” detalla Zaragoza.
Entonces la arquitectura vernácula, es un ejemplo de adaptación humano, y fue impulsada por el deseo de cobijo y protección a las agrestes condiciones climáticas de la entonces Nueva Vizcaya. Y la elección de materiales, como ya se mencionó, obedeció a lo que la naturaleza ofrecía. A pesar de la aridez de la mayor parte del territorio, este dio materia para hacerse de elementos de construcción que hoy en día todavía se usan, como varas, barro, palma, adobe, cantera y troncos de madera.
Ejemplos de esta arquitectura los tenemos en todo lo ancho y largo del estado de Chihuahua, en ciudades como Chihuahua capital, Parral, Santa Eulalia, Valle de Allende, Meoqui, Rosales, Valle de Zaragoza, Santa Bñarbara y Jiménez, por citar los casos mas sobresalientes.
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El oasis que representaba la arquitectura del norte de México
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