diciembre trae consigo la Navidad – fiesta de luces, colores y cánticos. La propia palabra sugiere alegría, expulsa la tristeza y disipa resentimientos. Es tiempo de confraternización. A lo largo de la historia de la humanidad ocurrieron diversos hechos que marcaron profundamente la vida de millones de personas, a ejemplo del primer vuelo de avión en 1903; la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969; la creación del primer ordenador digital electrónico, en el año 1946; las dos Grandes Guerras mundiales, que mataron a millones de personas, el surgimiento de Internet en 1981. Indudablemente, estos y muchos otros hechos marcaron nuestra historia, pero el nacimiento de Jesús fue un hecho sin paralelo. Cambió la historia de la humanidad, cambió al hombre y le dio una nueva esperanza. El pequeño infante de Belén, anunciado por los ángeles a los pastores, y por éstos visitado, se convirtió en el centro de atención de personas humildes y poderosas. Con la idea del gran evangelista norteamericano Billy Graham que afirmó: «El mayor acontecimiento de la historia no fue el hombre subir y pisar la luna, fue Dios bajar y pisar la tierra».
Pero, ¿por qué su nacimiento cambió la historia? Porque la historia de los pueblos y la historia del hombre con sus males y pecados, sólo puede ser cambiada porque nació un Dios-Hombre que vino para cambiar. Vino para salvar. Vino para reinar. Vino para dar vida. La historia de la Navidad ya ha sido contada en muchas lenguas, en muchos lugares, en las más diversas épocas. Pobres y ricos, cultos e iletrados ya oyeron esa historia. Conmemorado el 25 de diciembre, recuerda a la cristiandad, el nacimiento de Jesucristo. El fundamento para esta conmemoración reside en la tradición, ya que la historia no relaciona la fecha con el acontecimiento, de manera exacta. Tampoco la hacen las Sagradas Escrituras. Ciertamente Jesús no nació el 25 de diciembre.
El informe de Lucas 2: , nos dice que cuando los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús a los pastores, estos, en la vigilia de la noche, dolientes y guardando sus rebaños. Esto no podría suceder en diciembre, estación fría y lluviosa en Palestina. Era imposible que los pastores en esa época del año permanecieran en los campos. Y por la noche, esa posibilidad era mucho menor.
Las evidencias proporcionadas por el registro evangélico del acontecimiento nos llevan a creer que ha nacido probablemente en un día desconocido del mes de septiembre o octubre. Es importante resaltar que los pastores prendían su rebaño a mediados de octubre.
Elena de White presenta una posible razón para el ocultamiento del día. Ella afirma: «La Biblia no señala la fecha exacta. Si el Señor hubiese considerado tal conocimiento como esencial para nuestra salvación, habría hablado de ello por sus profetas y apóstoles, a fin de dejarnos enterados de todo el asunto. Por lo tanto, el silencio de las Escrituras al respecto nos parece evidencia de que nos fué ocultado con el más sabio de los propósitos. En su sabiduría, el Señor no reveló el lugar donde había sepultado a Moisés. Le enterró, luego le resucitó y lo llevó al cielo. Obró así en secreto para evitar la idolatría. Aquel contra quien se habían rebelado [los israelitas] mientras estaba en servicio activo, aquel a quien provocaron casi más allá de lo que podía soportar un ser humano, fué casi adorado como Dios después que la muerte lo separó de ellos. Por el mismo motivo Dios ocultó el día preciso en que nació Cristo, a fin de que ese día no recibiese el honor que debía darse a Cristo como Redentor del mundo y el único que debía ser recibido y en quien se debía confiar por ser el único capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que se allegan a él. La adoración del alma debe tributarse a Jesús como Hijo del Dios infinito» (El Hogar Adventista, página 434).
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¿POR QUÉ SE CELEBRA EL NACIMIENTO DE JESUS EN EL DÍA 25 DE DICIEMBRE?
Una vez que nadie sabe el día del nacimiento de Jesús, ¿por qué se celebra este acontecimiento el 25 de diciembre? ¿Cuál es el origen de ese día? Este día ya era un día festivo conmemorado por los antiguos romanos: era la fiesta del Sol Invicto. Era el día del nacimiento del nacimiento de Mitra.
De acuerdo con The New Encyclopedia Britânica «25 de diciembre, el cumpleaños de Mitra, el dios iraní de la luz, y … el día dedicado al sol invicto, como el día después de la Saturnalia. Fue adoptado por la Iglesia como Navidad, la natividad de Cristo, para contrarrestar los efectos de esas festividades.»
La Enciclopédia Barsa nos informa: «La fecha actual se ha establecido (…) con el fin de cristianizar grandes fiestas paganas celebradas en este día: la fiesta mitraica (…) que celebrará el natali invicti solis (Nacimiento del victorioso Sol) y varios otras festividades derivadas del solsticio del invierno, como la saturnalia en Roma y los cultos solares. (São Paulo: 1965, v. 9, p. 437 e 438).
Con el triunfo del cristianismo en el Imperio Romano, esta fecha fue escogida por la Iglesia para la celebración del nacimiento de Jesús.
El Comentario Bíblico Adventista confirma la información de las fuentes anteriores, afirmando que «fue sólo en el siglo 4 d.C. que el 25 de diciembre llegó a ser observado como un aniversario Según el calendario Juliano, esta era la fecha del solsticio de invierno, cuando el sol se gira hacia el norte. En las regiones paganas, esa época estaba marcada por las celebraciones festivas, conocidas entre los romanos como Sartunália, realizadas en honor a varias divinidades solares.»(v.5, 767).
¿DEBEMOS CELEBRAR LA NAVIDAD?
Antes de concluir que los cristianos no tienen nada que ver con la Navidad, necesitamos tener en cuenta algunos hechos:
1) Tanto para los cristianos como para los no cristianos, el día 25 de diciembre se asocia con el nacimiento de Jesús. Aunque ciertos elementos como Papá Noel, festejos y embriaguez sean una herencia del pasado pagano, otros aspectos como corales e historias de pastores y magos apuntan hacia un núcleo de significado cristiano.
2) Teniendo en cuenta el verdadero significado de la Navidad, creo que como iglesia hacemos bien en observarlo. La Biblia revela que Jesús nació una noche en Belén de Judea (Lc 2:10, 11). Esto es un hecho para nosotros. ¿Y ese hecho no es hasta ahora el mayor y más sublime acontecimiento de la historia? ¿No encierra el más dulce y más precioso mensaje de amor y esperanza para cada ser humano? ¿No constituye el más poderoso y conmovedor llamamiento al corazón humano, al hablar elocuentemente del amor que vino para salvar, ennoblecer y glorificar a sus pobres criaturas caídas en pecado? Entonces, ¿por qué no recordar el nacimiento de Cristo? Por lo tanto, el establecimiento de la Navidad celebra un acontecimiento profundamente cristiano, la encarnación de Jesucristo. El EVENTO celebrado es el que cristianiza la fecha.