La gran boda del príncipe de Brunéi y su ya flamante esposa ha tocado a su fin, después de diez días de fastos por todo lo alto que convertían este enlace real en uno de los de mayor pompa y espectacularidad que se recuerdan. Las celebraciones, que comenzaron el pasado 7 de enero y se cerraban oficialmente este martes, han tenido como punto álgido el impresionante banquete organizado en la noche del lunes para agasajar a los recién casados.
El Palacio de Nurul Iman (que en malayo significa «la luz de la fe») acogía la multitudinaria cena de gala, donde Abdul Mateen y Anisha Isa Kalebic hacían su entrada triunfal a pie y caminando mientras ella iba cogida del brazo de su marido. Este lugar es la residencia oficial del sultán Hassanal Bolkiah, así como la sede del gobierno del país asiático. Se ubica en una extensión arbolada junto a las colinas y a pocos kilómetros de Bandar Seri Begawan, capital de la nación.
En la interminable lista de invitados a la velada había representantes de otras monarquías como los reyes Jigme Khesar y Jetsun Pema de Bután; Abdullah y Azizah de Malasia o el Jeque Nasser bin Hamad Al-Khalifa de Baréin, entre otros. A su vez, se daban citas dignatarios extranjeros caso del presidente filipino Ferdinand Romualdez Marcos Jr y su mujer Louise Araneta, el primer ministro de Singapur Lee Hsien Loong y su pareja, o el jefe del Ejecutivo de Indonesia, Joko Widodo.
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Todos ellos transmitieron sus mejores deseos a los dos enamorados y, según recoge la prensa local, disfrutaron de una espléndida variedad de delicias culinarias y una agradable música de acompañamiento a cargo de una orquesta. La novia, que lucía radiante con el que era ya su quinto look nupcial desde que comenzaron los festejos, llevaba esta vez un precioso diseño joya con tiara al que unía un largo velo de estilo hiyab.
Su rostro de emoción lo decía todo, con una sonrisa de felicidad que no borraba en ningún momento y era captado dentro del gigantesca e imponente salón por parte de su hermana, Noor Cahaya. El Príncipe de 22 años, que hasta ahora era considerado como uno de los solteros de oro de la realeza mundial, tampoco ocultaba su alegría delante de los aproximadamente 1.500 asistentes que acudían a la cita en este escenario único.
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Diseñado por el arquitecto Leandro Locsin, de cúpulas doradas y techos abovedados, es el mayor palacio residencial del planeta con 1.788 habitaciones, 257 baños, su propia mezquita, un garaje para 110 vehículos, un establo con aire acondicionado para los 200 ponis de polo, 5 piscinas, 564 lámparas de araña, 51.000 bombillas, 44 escaleras y 18 ascensores. Sin duda, todo un despliegue de opulencia en uno de los países más ricos del mundo gracias al petróleo.
Así es el sitio donde se han desarrollado la mayor parte de los actos de la boda real, que concluía definitivamente este 16 de enero por la mañana con un último ceremonial. En la sala dedicada al culto, se recitaba el llamado Doa Selamat y se despedía la lectura con el toque del tambor Jaga-Jaga. También se escuchaban 21 disparos de cañón, punto final para celebrar el matrimonio que ha sellado el décimo de los doce hijos del sultán de Brunéi.
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