El fantasma de Burton acechó a Fear Factory
Eduardo Arredondo Delgado
Fear Factory es ya otro grupo. Su pequeña fama, de haber trazado otro sino en el metal, les ha permitido conservar un nicho de fans que aún los ovacionan, pese a que Dino Cazares (guitarrista) es su único miembro original y dueño. En su caso, Fear Factory es su proyecto más redituable, incluyendo a Divine Heresy y Asesino, agrupaciones que han quedado a deber, no por lo sombrío sino por lo intrascendente de sus propuestas. Un metal muy básico sin ofrecer casi nada.
Entre agrios problemas referentes al derecho de autor y tribunales, Fear Factory estuvo en el limbo, y se renovó en este 2023 con la incorporación del cantante italiano, Milo Silvestro cuya encomienda principal era relevar al carismático Burton C. Bell (cantante original)- quien por motivos “personales” /ambición había renunciado a la banda abruptamente-, ahora al excantante se le ve en museos y presentaciones de arte, como ocurrió en Fort Lauderdale, Florida, hace solo unos cuantos meses.
En la presente gira y en la presentación de Chihuahua, Milo Silvestro, – su nuevo cantante- nacido en Roma, pudo cumplir/suplir la misión derrochando juventud, más que talento y por eso a cada momento el fantasma de Burton acechó porque los puristas crecieron y lo idolatraron. Ahora en el mejor caso posible estarían obligados, los fans, a tener más tolerancia y paciencia con el joven cantante oriundo del país de la bota, quien apenas dio sus primeros pasos.
Pasadas las 11:15 pm, el conjunto de México/ estadounidenses con un italiano aparecieron sobre el escenario del Corner Sport teniendo como preámbulo una introducción corta del tema principal de la cinta de James Cameron, Terminator (1984)- cuyo compositor, Brad Fiedel obtuvo la gloria- para arrancar con furia con su metal industrial. Los primeros acordes animaron y conmovieron vertiginosamente a sus seguidores que no dudaron en brincar y regresar a las cavernas modernas para contagiarse del slam solo que ahora con alfombra, gradas más dignas, aire acondicionado y una estructura más idónea para la realización de conciertos; hasta una pequeña isla movible, lugar instalado para comprar mercadotecnia oficial. Playeras de 500 pesos, pero sin garantizar su duración.
Fear Factory logró cumplir ciertas expectativas y tuvo sus momentos elocuentes. Logró ser ovacionado por unas 250 almas que se dieron cita el pasado viernes. Se regalaron muchos boletos porque no hubo buena respuesta.
Solo una pantalla de apoyo en el centro del escenario y un buen sonido, les dieron potencia a las interpretaciones de la banda, aunque después de la primer media hora los atrapó la monotonía. En otros tiempos cuando el álbum Demanufacture apareció en el mercado, sorprendieron un poco, porque la idea fundamental, el concepto del álbum, la lucha de la maquina versus hombre, aunque no nueva, les permitió llegar a otros públicos. Planteaban y esgrimían conceptos suficientemente validos de una posible guerra con pronóstico reservado contra de la IA (Inteligencia Artificial estilo Skynet) que podría dominar el mundo. Propiciando que las máquinas reinaran. Aquellos días quedaron petrificados en los corazones de los fans, pero ya no en el mundo actual, que cambió.
Dedicados a su profesión, aún los músicos se mantienen en un nivel aceptable y se entregaron toda la hora y media de su presentación. Lo hicieron posible, acompañados con un portentoso y callado, Pete Webber en la batería, hoy día en Havoc.
De los grupos teloneros, Minipony y Anna Fiori, pasaron desapercibidos. La cantante mexicana Fiori con una voz educada intentó levantar al público del letargo y del tiempo de espera. No pudo, ya Fear Factory tiene un público ganado que no da concesiones.
La gira The Machine Rise de Fear Factory es un intento válido para buscar otra oportunidad de ser considerados como uno de los exponentes interesantes de una ola del metal ya anacrónica, por los cambios en la industria y hasta en el género. Fear Factory ya no ofrece frescura, nada espectacular en su propuesta, pero bien recibida para aquellos que los esperaron una vida entera en Chihuahua. Respondieron los fans de siempre, mientras que otros prefirieron acordarse de los viejos tiempos con Gene Hoglan (baterista) y Burton (año sabático o más). Tiempos diluidos, que difícilmente regresarán para mala fortuna de sus seguidores (Hoglan se reunió y articuló a Dark Angel nuevamente).
De lo mejor de su actuación destacó:“Recharger”, “Soul Hacker” y “Disruptor”, piezas que consolidaron su carrera en la segunda división del metal.
La amnesia es una enfermedad que se expandió a los seguidores de forma reiterativa, quienes alcoholizados ignoran tantos cambios y ambiciones de Fear Factory, fundada por el nativo de Mexicali. Quien después de vivir en Los Ángeles, California, creyó que tocando y dominando el idioma inglés que no es
su lengua madre podría ser admitido al círculo de Dave Mustaine y convertirse en una estrella de metal. Niegan el origen y alaban lo que no es propio.
¿Es necesario esperar a una banda toda una vida? ¿Es un capricho de adolescente?
Concluyeron con “Marthyr” y “Ressurrection”.
Fueron seis fechas en territorio mexicano y esta alineación pudo gustar o no, pero ya no es Fear Factory salvo por el nombre o capricho de Dino Cazares (fue invitado a la gira de Soulfly como guitarrista) de no extinguir la banda por temor a que las máquinas se lo apropien.