Diferentes análisis ponen sobre la mesa los beneficios que trae practicar deportes y su vínculo con el desempeño académico.
PorRicardo Parada
Hacer ejercicio de manera regular hace maravillas tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente, ayudándonos a sentirnos y vivir mejor. Al estar activos, nos volvemos más fuertes y resistentes, nuestro corazón trabaja mejor, nos mantenemos en un peso saludable, y nuestro sistema de defensas se hace más fuerte, lo que nos ayuda a combatir enfermedades como la diabetes, la presión alta, el colesterol etc. Además, el ejercicio es genial para los huesos y las articulaciones, ayudando a prevenir problemas como la osteoporosis y la artritis. En pocas palabras, hacer ejercicio es como darle a nuestro cuerpo y mente un combustible que lo hace funcionar al máximo.
En lo que respecta a nuestra mente, ejercitarse hace mucho más que solo ayudar a relajarnos. Cuando nos movemos, nuestro cuerpo libera endorfinas, que básicamente nos hacen sentir felices y tranquilos, disminuyendo el estrés, la ansiedad y hasta la tristeza. Además, hacer ejercicio regularmente nos ayuda a dormir mucho mejor, además, nos da ese “empujoncito” extra de confianza y autoestima. Así que, básicamente, incluir el ejercicio en nuestra rutina diaria no solo nos hace sentir geniales por fuera, sino también brillantes por dentro.
Ante estos descubrimientos, surge la duda: ¿cómo hace el ejercicio para que nos vaya mejor en los estudios? Los resultados de la investigación titulada: Actividad física y su relación con el rendimiento académico, publicada en la revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo (RIDE), revelaron una asociación significativa entre la actividad física y el rendimiento académico; además, se encontró que no existía asociación entre el nivel socioeconómico y las variables de rendimiento académico y actividad física. Estas conclusiones sugieren que, independientemente del estrato socioeconómico, la actividad física regular tiene un efecto positivo tanto en el desarrollo motriz como en el rendimiento académico de los estudiantes. Sin embargo, se destacó la preocupación por el insuficiente tiempo dedicado a la práctica de actividad física en las escuelas y la relación entre esta deficiencia y los atrasos educativos.
A través de la investigación, se encontró una asociación significativa entre la actividad física y el rendimiento académico; de igual manera se halló una correlación en la actividad física y el desarrollo motriz en los estudiantes. Tal descubrimiento no solo fortalece la evidencia a favor de integrar más ejercicio en el sistema educativo sino que también desafía prácticas curriculares actuales que otorgan, en algunas ocasiones, mínima importancia a la educación física.
En esta misma línea, una reciente revisión sistemática publicada en Mentor, una revista de investigación educativa y deportiva, reveló que los estudiantes que participan regularmente en actividades físicas tienden a obtener mejores resultados académicos. Además, se destacan los beneficios adicionales de mantener un estilo de vida saludable, la mejora de la condición física y la disminución en los niveles de ansiedad y estrés.
Este hallazgo se basa en el análisis de 16 estudios relacionados con el tema, los cuales incluyeron aproximadamente 2450 estudiantes universitarios. Estos estudios fueron seleccionados tras un riguroso proceso de selección, donde 7074 artículos preliminares fueron evaluados bajo criterios específicos de inclusión y exclusión.
Sin embargo, no todos los estudios indican contundentemente que el ejercicio sea un factor que beneficie el nivel académico, el análisis ‘hábitos de vida saludables y rendimiento escolar en estudiantes universitarios’ publicado en la revista de la escuela de ciencias de la educación, no encontró una “evidencia clara de una relación positiva entre la actividad física y el rendimiento académico”, lo que sugiere la existencia de variables que aún necesitan ser exploradas y comprendidas.
En conclusión, es claro que el ejercicio no solo beneficia nuestra salud física y emocional, sino que también puede mejorar nuestro rendimiento académico y cognitivo. Hay un llamado a realizar más estudios para entender mejor esta relación y cómo aprovecharla al máximo. Destacando la importancia de fomentar un estilo de vida activo entre los estudiantes, no solo por su bienestar físico y mental, sino también como una forma de potenciar su éxito en los estudios.