WASHINGTON.- Preocupado por la rápida evolución de Ecuador hacia un narco-Estado dominado por el crimen organizado, Estados Unidos se mostró esta semana decidido a trabajar junto al presidente Daniel Noboa para evitar que se consolide esa tendencia, mientras el gobierno ecuatoriano lanzó una amplia ofensiva militar para contener la violencia.
Especialistas de distintos países coinciden con la apreciación del Departamento de Estado, según el cual la situación de Ecuador es extrema y alcanzó “niveles atroces de violencia y terrorismo”.
Desde el domingo el país vive atenazado por el miedo sembrado por bandas de narcotraficantes, pero hasta el jueves Washington no había aclarado cómo cooperaría con Noboa, pese a la inquietud compartida.
Lo hará en varios frentes. Para empezar, enviará al país a altos cargos, como la jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson, y el subsecretario de la Oficina Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley, Todd Robinson, así como a policías para ayudar “en investigaciones criminales”.
La cooperación contra el crimen organizado es “muy conveniente” tras quedar mermada por la decisión del expresidente de izquierda Rafael Correa (2007-2017) de expulsar una base militar estadounidense, declaró Vanda Felbab-Brown, directora de la Iniciativa sobre Actores Armados No Estatales de Brookings Institution.
Infiltrar las bandas
El esfuerzo debería centrarse en “la infiltración del crimen organizado en dos instituciones”, los puertos y los aeropuertos, en “fortalecer los controles, reformar las prisiones para que sean mucho más seguras y desarrollar capacidades de investigación”, explicó Felbab-Brown.
Will Freeman, investigador para América Latina del centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, también destacó la importancia de controlar los puertos. Ecuador necesita embarcaciones pequeñas para patrullar las aguas frente a sus costas y radares y equipos de detección de contenedores, señaló. “Estados Unidos puede ofrecer una mano amiga en estos frentes”, pero Europa también debería participar en la lucha, agregó.
Felbab-Brown coincidió con él y lanzó una idea al aire: crear “un organismo internacional anticorrupción que fortalecerá el Poder Judicial”, semejante a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Pero advirtió de no caer en la trampa de “una mala cooperación internacional”.
“China está exportando de manera muy amplia y muy activa sus enfoques anticorrupción y anticrimen, muchos de los cuales se centran en el Estado de vigilancia”, afirmó la experta sobre un modelo tentador pero antidemocrático.
“Muchos gobiernos latinoamericanos se interesan en estas tecnologías” inteligentes que prometen todo tipo de vigilancia pero conllevan “muchos riesgos”, como “la falta de respeto por los derechos humanos y libertades civiles” y su posible uso “para espiar de forma furtiva”, advirtió.
A nivel doméstico, Estados Unidos puede beneficiarse si la lucha contra el crimen organizado tiene éxito. Las autoridades estadounidenses interceptaron a más de 107.000 migrantes ecuatorianos que cruzaron ilegalmente la frontera con México en 2023, muchos más que el año anterior, un tema que cobra especial relevancia en un año electoral.
En cualquier caso, el tiempo apremia. “Ecuador ya se ha convertido en un centro logístico para los narcotraficantes que envían cocaína a Estados Unidos y Europa, y si nada cambia, se encamina a ser el primer narcoestado en toda regla de Sudamérica”, dijo Freeman.
El escritor y periodista italiano Roberto Saviano, un experto en mafias que vive desde hace años bajo protección policial, habló de “narcogolpe”.
“El objetivo del narcogolpe no es tomar el poder, no es administrar con sus hombres, ni controlar el Estado. Lejos de eso –dijo Saviano en el Corriere della Sera-. El narcogolpe quiere aterrorizar al país, restablecer su supremacía sobre el gobierno y obligarlo a negociar”.
Eva Rodríguez Lorenzo
Agencia AFP