La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· El costo de sometimiento de Alejandro Moreno ante la voluntad AMLO.
Mucho se ha hablado en los recientes días de la supuesta ruptura de la alianza político-electoral “Va por México”, conformada por el PRI, el PAN y el PRD. El motivo de tal controversia ha sido, sin duda, el respaldo brindado por una parte de los diputados priistas a las iniciativas presidenciales para militarizar la Guardia Nacional y prolongar hasta el año 2028 la encomienda otorgada al ejército en la vigilancia de las calles y ciudades del país con motivo del combate a la delincuencia organizada. Polémico resulta, desde luego el tema, porque si bien es cierto que la institución castrense es la única de las corporaciones mexicanas que puede hacer frente -si se lo propone- al grave problema de inseguridad que hoy sufre México, igualmente verdadero resulta que los pormenores habidos detrás de este asunto han implicado ciertas transgresiones a la Constitución y al marco legal regulatorio en la materia.
Y es precisamente esta actuación transgresora de las normas e instituciones -que reiteradamente ha sido mostrada una y otra vez por el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su ejercicio gubernamental en el actual sexenio- la razón por la cual el PAN y el PRD están en desacuerdo con la adhesión del PRI a los designios del mandatario. No obstante ello, al interior del partido tricolor se han alzado voces que reclaman la permanencia de la alianza “Va por México” como estrategia para poder participar de manera competitiva frente a MORENA en la elección presidencial del año 2024 -en la cual el presidente López Obrador no escatimará tiempo, ni dinero, ni esfuerzo para lograr que lo suceda uno de sus precandidatos (a quienes él mismo ha apodado “Las Corcholatas”)-.
En la reciente realización del foro priista denominado Diálogos por México, en el que convergieron entre otros actores tricolores Beatriz Paredes, Alejandro Murat, José Ángel Gurría e Ildefonso Guajardo, éstos últimos dos se pronunciaron en modo abierto a favor de la continuidad de la alianza opositora. Tienen razón quienes apuestan por una coalición, pues la realidad político-electoral que vive el país permite ver con claridad que la unión de los diversos partidos políticos opositores (incluso Movimiento Ciudadano) podría dar a éstos un triunfo electoral en los comicios presidenciales de 2024; en cambio, si las instituciones políticas antagónicas al presente régimen deciden participar en forma aislada el voto se fragmentará y no alcanzará para llevar a la presidencia a ninguno de sus candidatos.
Es evidente que la inconformidad generada en el PAN y el PRD por el sometimiento del dirigente tricolor, Alejandro Moreno, ante la voluntad del presidente López Obrador ha puesto en riesgo la supervivencia de la alianza opositora “Va por México”. El costo político de la actuación de Alejandro Moreno podría ser muy alto, ya que de no concretarse un frente electoral que unifique a los
principales partidos políticos de oposición se estaría diluyendo para éstos la oportunidad de recuperar la presidencia del país en la próxima elección.