El cierre sobrehumano de Léon Marchand en 200 m mariposa, el ‘Terminator’ acuático de París 2024
No sólo es la sorpresa de su velocidad, sino el drama y tensión que empleó para ganar una medalla de oro en una de las pruebas que se vuelven extenuantes con tan sólo verla: los 200 metros mariposa.
La ejecución del nado del ídolo francés de 22 años incluyó los ingredientes de una epopeya, donde el aclamado héroe es puesto a prueba a su máxima capacidad por su rivales, sometiéndolo en la mayor parte de la historia, para justo al final sobreponerse en un esfuerzo sobrehumano y vencer sin lugar a dudas.
Por más de 175 metros de esos 200 por recorrer, el húngaro Kristóf Milák mantuvo a raya al Léon. De vez en cuando volteaba para ver si en verdad lo seguía. Por momentos se le vio incluso hasta con un cuerpo de ventaja. Daba la impresión de que el tritón galo había calculado mal. Que en pos de no quemarse, se había reservado demasiado y que la remontada sería imposible.
El público enloquecido que abarrotó la sede acuática París La Défense en Nanterre se ahogaba en gritos al ver incluso que a la batalla contra su compatriota Marchand se sumaba el canadiense Ilya Kharun.
Entonces cubrieron los primeros tres cuartos de la prueba. Un último impulso en la pared para recorrer los últimos 50 metros. Parecía imposible, pero por debajo del agua Léon Marchand redujo un poco la distancia que lo separaba de Kristóf. 40 metros para la meta y la ventaja sólo era de dos brazadas. A los 30 sólo era una. El escándalo auditivo subió cuando a los 25 metros del final, Merchand se puso a la par de Kristóf en uno de los cierres más espectaculares que se tenga memoria en la natación. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete brazadas más y el toque final el tablero electrónico no dejaba lugar a dudas.
Léon Marchand ganó la medalla de oro a través de una estrategia perfecta que dejó marcas de uñas en el borde del asiento. Y encima como si se tratara de un ‘Terminator’ acuático, todavía se dio el lujo de aniquilar el récord olímpico al parar el reloj en 1 minuto 21:21 segundos.
Una maquinaria perfecta que hizo evidente que sus últimas brazadas eran más potentes. Que incluso en los últimos metros ni a respirar salió. ¿Es acaso humano? ¿Es siquiera de este mundo? Sí, lo es. Y eso es lo más extraordinario de todo.