Los esclavos que llegaron a Brasil llevaron los códigos rítmicos que dieron la magestuosidad a la fiesta
Nélida Fernández
·ColaboradorGracias a los esclavos africanos de habla bantú que llegaron a Brasil entre los siglos XVI y XIX, se usó la palabra samba para describir esa música y ese baile alegre y particular. Es decir, gracias a ellos existe el carnaval brasileño con toda la fuerza que posee y con toda la innegable influencia de África.
Se le llama bantú a un grupo de pueblos africanos que comparten un complejo lingüístico que llegó a imponerse en al menos 23 países de ese continente incluyendo Angola y el Congo, de donde era originaria la mayoría de los 5 millones de esclavos que llegaron a Brasil.
Las tribus de habla bantú, antes de la llegada de los europeos, eran agricultores, vivían en la sabana y usaban herramientas de piedra y de hierro. Cultivaban sorgo, arroz, alubias, palma aceitera y melones. Por sus conocimientos en la agricultura fueron muy apreciados – y explotados- por los esclavistas.
Los bantúes de Angola fueron llevados por montones a Brasil por los negreros portugueses pese a la oposición que en las primeras décadas del tráfico de esclavos presentaron los habitantes de esas tierras.
Se conoce especialmente el caso de la reina guerrera Nzingha Mbandi «que se indignó en el siglo XVI al ver a su hermano abrir las puertas del reino de Ndongo a los portugueses», cuenta el escritor e investigador Cyriaque Simón Pierre Akomo-Zoghe, doctor del Departamento de Historia y Civilizaciones en la Universidad de París.
En su investigación «El Arte Bantú como Medio de Apropiación Educativa de Resistencia Cultural de los Negros en América Latina. Siglos XVI-XVII», el historiador dice que la reacción de la reina africana fue condenar «ferozmente la entrada portuguesa en África bantú» y organizó la resistencia contra ellos.
«Fue el combate de toda su vida», dice el investigador y narra que la reina “se rebeló contra la deshumanización del africano, la pérdida de su dignidad, el despojo de sus tierras, la trata de los negros”.
La reina bantú murió a los 82 años a fines de 1663 y desde ese momento Portugal aceleró la ocupación de esas tierras africanas hasta 1975 cuando Angola consiguió su independencia.
La mayor parte de esos esclavos fueron llevados a Salvador de Bahía donde daban vida a unos tipos de ritmos y bailes que bautizaron como samba que, en lengua bantú quioco del Congo puede significar «saltar» o «divertirse como un cabrito», de acuerdo con el misionero sueco K.E. Laman que así lo define en su Dictionnaire kikongo-francés.
Laman, que también escribió el libro «El acento musical: o, entonación en la lengua Kongo», expuso la hipótesis de que la palabra samba proviene del idioma bantú kikongo que denomina «sèmba» que describiría un baile en el que una pareja choca pecho con pecho y ombligo con ombligo, que llegó a enseñarse en las llamadas «escolas de samba» que participan en el carnaval carioca.
Liberación musical
En la África pre colonial, los bantú se comunicaban a través de los tambores y otros instrumentos musicales en sus extensos territorios y enviaban mensajes a kilómetros de distancia, una práctica que el investigador Akomo-Zoghe describe como “el teléfono de la selva”.
Esta habilidad les sirvió de mucho cuando vivían como esclavos y querían comunicar novedades de un asentamiento a otro sin que los amos se enteraran.
«Desde muy temprano, a cada varón se le atribuía un código personal llamado ‘ndán’ y así sabían cómo transmitirse informaciones con repiqueteos especiales», explica el investigador en la obra citada.
También señala que había un ritmo para alertar de un peligro en período de guerra, «el tambor ritmaba desde la madrugada para permitir a los varones prepararse velozmente». Sonaba de forma diferente cuando se anunciaba un fallecimiento y cuando había un nacimiento el repiqueteo se hacía tres veces al día.
«Por eso es por lo que el tambor fue y es hasta hoy un importante instrumento de comunicación en la sociedad bantú (…) era el altavoz de la historia de los pueblos bantú», dice Akomo-Zoghe que subraya que hacer los instrumentos era fácil para los africanos – libres o esclavos- porque los materiales estaban a su disposición en la naturaleza y no necesitaban dinero para conseguirlos.
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Entonces, los tambores servían para comunicar, para rendir culto a los dioses, para celebrar y para llorar, y esa dinámica era la que se desarrollaba en Salvador de Bahía, en Brasil, el mayor puerto de esclavos del continente americano, que además se mantuvo por más tiempo.
Brasil fue el último país de América en abolir la esclavitud. Ocurrió el 13 de mayo de 1888 por decisión de la princesa Isabel I que suscribió la Ley Áurea. Sin embargo, esos exesclavos quedaron a la deriva y siguieron haciendo trabajos duros sin recibir más paga que el alimento lo que obviamente se traduce en pobreza.
El historiador brasileño Laurentino Gomes dijo en una entrevista a AFP que el tráfico de esclavos en el continente duró 350 años, los barcos negreros embarcaron 12.5 millones de personas, 10.7 millones desembarcaron en América y 1.8 millones murieron en la travesía.
De los desembarcados, Brasil recibió la mitad.
«Brasil fue el mayor territorio esclavista de América, el que más dependió de la esclavitud en el Nuevo Mundo. Todos nuestros ciclos económicos -caña de azúcar, oro y diamantes, café…- fueron construidos con mano de obra esclava. Nuestros principales acontecimientos históricos no se entienden sin observar la esclavitud», señaló Gomes.
El reconocido compositor de samba Pedrinho da Flor, dijo a DW que el ritmo de la samba «transporta el espíritu y el alma de la población negra, de los esclavos brasileños».
Él, que nació y creció en una favela y fundó la escuela de samba Flor Da Mina do Andaraí en 1964, dice que dedicarse a esta musical actividad le salvó la vida de los peligros de crecer en un ambiente de criminalidad porque «la música limpia el alma» y «muchos se liberaron y se salvaron gracias a la samba».
«La samba surgió en los barrios pobres, ahí se desarrolló, aquí late su corazón. Era dentro de esas comunidades donde se asentaron esos esclavos», comentó.
Para Brasil, la samba es parte de su identidad nacional y en la actualidad existe toda una industria dedicada al carnaval que funciona todo el año para que los espectaculares resultados se vean durante, al menos, una semana.
Brasil es carnaval
El carnaval es un festejo que se desarrolla unos días antes de que se inicie el período de la Cuaresma cristiana y aunque su fecha y supuesta motivación tiene que ver con el catolicismo, las celebraciones son un cóctel de culturas y costumbres que incluyen las saturnales romanas y el homenaje al griego Dionisio (Baco para los romanos), dios de la fertilidad y el vino.
En cualquier caso, se trataba de una relajación de las normas, un festejo en el que los excesos eran los protagonistas.
Entonces, después de que ya los cristianos habían adecuado las antiguas costumbres de los griegos y romanos a sus doctrinas, Cristóbal Colón llegó a América y se inició un nuevo intercambio cultural entre colonizadores, colonizados y esclavizados, que enriqueció aún más ese cóctel carnestolendo.
Los carnavales de Brasil en Río de Janeiro, Salvador de Bahía y Recife, llevan el sello de África y no es nada casual que se trate de ciudades costeras en las que predominó la presencia de esclavos.
Cuando los carnavales se empezaron a celebrar en Brasil en 1553, todos los habitantes debían participar, incluyendo los esclavos, porque se trataba de una costumbre católica, la antesala a la Cuaresma previa a la Semana Santa, cuarenta días en los que se espera que los fieles hagan actos de reflexión y penitencia para purificarse.
Pero antes, hay que ensuciarse. Por eso tradicionalmente, en los carnavales se ha jugado con agua, con alimentos podridos, con harina, y es lo que se hacía en Brasil antes de que la corte portuguesa con el príncipe regente Juan VI a la cabeza se mudara a Río de Janeiro.
En 1808, cuando la corte portuguesa se trasladó a Brasil debido a la invasión de Napoleón Bonaparte a Portugal, los festejos por el carnaval se dividieron y los nobles y ricos celebraron fiestas apartadas de las de los pobres y esclavos.
Tras la Independencia de Brasil, en 1888, las celebraciones se fueron poco a poco amoldando a las nuevas circunstancias hasta que en 1920 empezaron a surgir las escuelas de samba de los barrios populares de Río de Janeiro y unos años más tarde surgiría ese esquema de que cada escuela debía tener “temas” en cada desfile de carnaval con carroza y vestuario.
El carnaval de Brasil muestra los beneficios de la mezcla de razas y culturas aunque para llegar a esa gran fiesta de reconocimiento internacional tuvieron que pasar siglos de sufrimiento, violencia y muerte.
Este 2024 el carnaval se celebra del 9 al 12 de febrero, aunque en Brasil, los festejos empiezan antes y se acaban después.
Fuentes: Academia, DW, France 24, BBC, El Castellano, Internet Archive, AFP, Historia Universal