(EFE).- Los costosos estigmas del azafrán de la provincia de Herat, en Afganistán, premiado por sectores especializados como uno de los más «exquisitos», representan un negocio potente que se sirve del trabajo meticuloso y discreto de las mujeres afganas, excluidas de la sociedad por el ‘apartheid’ de género del régimen de los talibanes.
Vendido en los mercados nacionales por más de 120.000 afganis (1.690 dólares) por kilogramo, el también conocido como el ‘oro rojo’ es una de las especias más caras del mundo, por encima de las vainas de vainilla de primera calidad o del cardamomo.
Cada flor produce solamente tres hebras, lo que significa que se necesitan aproximadamente 75.000 flores para extraer medio kilo de especia.
«Más del 80 % de las actividades de recolección de azafrán son realizadas por mujeres», explicó a EFE el subdirector de la Unión del Azafrán de Afganistán, Abdullah Sadat, que se refiere a la importancia de esta industria como una de las pocas creadoras de empleo para las afganas, vetadas por los talibanes de gran parte de la vida social.
Trabajar en la cosecha, además de mantener a las mujeres alejadas de los espacios públicos, es un tipo de ocupación que, según la comerciante afgana Roida Azizi, no requiere una fuerte actividad física y les permite asegurar sus propias fuentes de ingreso.
Aunque la mayor parte de la producción mundial proviene de Irán, y uno de los más populares del mundo de la Cachemira india, el azafrán de Herat fue reconocido la semana pasada con tres estrellas, las máximas posibles, del Premio al Sabor Superior 2024 del Instituto Internacional del Sabor, de Bélgica.
El premio fue para la marca Afghan Saffron, cultivado en Herat y dirigido por un migrante de origen afgano en Estados Unidos.
Según la Asociación Afgana del Azafrán, el país centroasiático exporta entre 35 y 60 toneladas de esta especia al año.
Solo en 2023 se han exportado cerca de 30 toneladas por un valor de 35 millones de dólares a India, Arabia Saudí, Europa, Canadá, Estados Unidos y otros países.
Este año se espera que coseche cerca de 50 toneladas, informó el Ministerio de Agricultura del Gobierno de facto de los talibanes.
La apuesta por la producción de esta especia en Afganistán ha coincidido con la caída de un 95 % del cultivo de la amapola del opio, que fue una de las formas de ingreso con mayor rendimiento hasta la llegada de los talibanes al poder en 2021, y su campaña para erradicar estos cultivos.
Según un informe publicado el año pasado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), agricultores de las cuatro principales provincias de Afganistán tuvieron que cambiarse a otros tipos de producción como de trigo y azafrán.
Amanullah Alokozai, un agricultor de la provincia de Herat de 65 años, que ve en el azafrán su mayor fuente de ingresos, desveló la fórmula secreta para la alta calidad del producto.
«Un clima limpio, un suelo adecuado y agua de río de origen montañés, la disponibilidad de recursos humanos trabajadores que procesan el azafrán de forma natural y a mano; por ello el azafrán afgano es de calidad superior, puro y orgánico», dijo.
Según Alokozai, «el azafrán no necesita agua para el riego en verano (factor a tener en cuenta dada la sequía en Afganistán), es fácil de transportar debido a su bajo peso, y crea puestos de trabajo para los aldeanos en la temporada de desempleo (octubre y noviembre)».
Más de 43 empresas privadas operan en los sectores de la producción, transformación y comercialización del azafrán en Afganistán, denotó el Ministerio de Agricultura.
La flor morada y más costosa del mundo se cultiva en Afganistán en veintiséis provincias, aunque es cosechada en gran mayoría, casi un 90 %, en Herat.
(c) Agencia EFE