La Opinión -El oficio de informar entraña algunos peligros, pero en México los periodistas están especialmente vulnerables al grado de morir al cumplir su trabajo. En los ocho meses que van de 2022 se han registrado 15 asesinatos de trabajadores de la información.
La terrible lista que comenzó con el año sumó cuatro víctimas más en agosto, lo que convierte a este 2022 en el año más mortífero para los periodistas en México.
Emmanuel Colombié, director de la Oficina de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en América Latina, asegura que la lista de periodistas asesinados en México es espeluznante y parece alargarse inexorablemente sin que el Gobierno federal, ni las autoridades locales se hagan cargo de la dimensión del problema, ni tomen decisiones valientes.
RSF dijo en un informe que de los asesinatos de periodistas, al menos 10 tienen relación directa con su labor informativa, y de estos 10 comunicadores, ocho fueron amenazados antes de ser ejecutados.
Ellos son: José Luis Gamboa Arenas (10 de enero); Alfonso Margarito Martínez Esquivel (17 de enero); Lourdes Maldonado López (23 de enero); Roberto Toledo (31 de enero); Heber López (10 de febrero); Jorge Luis Camero Zazueta (24 de febrero); Juan Carlos Muñiz (4 de marzo); Armando Linares López (15 de marzo); Luis Enrique Ramírez (5 de mayo), y Antonio de la Cruz (29 de junio).
Oficialmente solo se han reconocido cinco asesinatos de trabajadores de la información ocurridos en 2022 con relación a su labor periodística.
La organización apuntó que desde el inicio del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018, ha censado al menos 36 asesinatos de periodistas y dos desapariciones, las de Jorge Molotzin Centlal y Pablo Felipe Romero Chávez, en 2021, en el estado de Sonora.
La mayoría de estos asesinatos se concentran en los estados especialmente gangrenados por la corrupción y el crimen organizado: Michoacán, Sonora y Veracruz, con cinco casos cada uno. En la gran mayoría de estos 38 casos, la impunidad es casi total.
Con estas cifras, sumadas a las de años anteriores, México es por cuarto año consecutivo el país más peligroso y más mortífero del mundo para los periodistas, por delante de países en guerra como Ucrania (ocho casos) o Yemen (tres casos).
El último homicidio de un periodista se registró el pasado 23 de agosto. Se trata de Fredid Román, quien fue ejecutado a sangre fría en Chilpancingo, Guerrero. Acababa de salir de su domicilio en su vehículo, cuando dos individuos a bordo de una motocicleta lo abordaron y abrieron fuego, matándolo en el acto y dándose a la fuga.
A sus 59 años, Fredid Román era columnista del diario local Vértice, colaborador puntual de varios medios locales y exdirector y fundador del periódico La Realidad, que había cesado su actividad por falta de recursos económicos.
En todos sus escritos, era muy crítico con el gobierno de Guerrero y con la corrupción de las autoridades locales. Su sobrino culpó directamente del crimen a Los Ardillos, pues asegura que la banda criminal lo amenazó varias veces de muerte.