Por Gabriela Estrada
Referirnos a las Américas como Abya Yala, más que un homenaje, es un reconocimiento a los diversos grupos organizados de pueblos indígenas que han adoptado dicho nombre de origen kuna —pueblo ubicado en Panamá y Colombia—, que data de antes de la Conquista. Abya Yala es Latinoamérica, es piel de tierra y sangre caliente, mares verdes y campos de fuego, es fortaleza desde el amor.
Esta selección es una celebración a esa naturaleza en resistencia, a los territorios secretos que se alzan como testigos de la riqueza que nunca será arrebatada de Latinoamérica, pues sus pueblos siempre estarán para defenderla. Se trata de paraísos escondidos en plena luz, sitios fuera de lo turístico que apuestan por nuevas maneras de pensar el mundo y habitarlo.
La Quebrada de Humahuaca
En el sur global, en un profundo surco térreo, yace un Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, que resguarda los pasos de diversos pueblos entre un clima estrepitoso cubierto de paisajes de postal, pues al día de hoy es punto clave para comprender la historia del territorio precolonial. Se trata de un valle andino recorrido por el río Grande, hogar temporal y de asentamiento para diversas culturas ancestrales de 10 mil años de antigüedad, entre ellos los omaguacas, de donde viene su nombre. Actualmente, es mayoritariamente habitado por la etnia quechua, sin embargo, también fue lugar de cruce para los incas. Aunque la Quebrada es amplia y enriquecedora, visitar el Pucará de Tilcara —un asentamiento prehispánico con senderos autoguiados— es un imperdible.
Tazumal
Se trata de un sitio arqueológico que alberga los secretos de la cultura prehispánica. Cuenta con una serie de estructuras de adobe y piedra, entre ellos la mística Pirámide de los Sacrificios. Además de su arquitectura, Tazumal es conocido por sus misteriosas esculturas, incluyendo una famosa cabeza de jaguar tallada en piedra. Además de explorar las ruinas y aprender sobre la cultura prehispánica de El Salvador a través de las exhibiciones en el museo del sitio, también es posible disfrutar de la belleza natural de los jardines y las áreas circundantes. Tazumal es un tesoro cultural y arqueológico que ofrece una ventana a la historia prehispánica del país.
Araucanía
Se trata de la puerta de entrada a la zona sur del país. Esta región es hogar de diversas especies de flora y fauna, incluyendo el majestuoso árbol de la araucaria, considerado símbolo de la región. La cultura indígena mapuche es una parte fundamental de la identidad de la Araucanía, pues han habitado estas tierras desde hace siglos y se han dedicado a la agricultura y la artesanía, creando hermosos tejidos y cerámicas con diseños únicos. Incluso, el nombre de la zona deviene del que los españoles impusieron a los mapuches: araucanos. Entre la gastronomía mapuche destacan el curanto, que se prepara en un hoyo en la tierra con carne, papas y mariscos.
Monumento Natural Cerro Autana
Se trata de un enorme macizo rocoso de más de mil 300 metros de altura, considerado sagrado por los pueblos indígenas de la región; se cree que es una de las montañas más antiguas del mundo. El cerro Autana es hábitat de una gran variedad de flora y fauna, incluyendo especies endémicas y en peligro de extinción. Es posible explorar la montaña mediante caminatas y escaladas guiadas, estas últimas son de las más retadoras del mundo. Vale la pena subir —por el medio preferido— para disfrutar de las vistas panorámicas del paisaje amazónico. Además de su belleza natural, el cerro Autana también es conocido por sus leyendas y mitos, que cuentan historias de dioses y espíritus que habitan la montaña. Los visitantes pueden aprender sobre la cultura y las creencias de los pueblos indígenas de la región en los centros de interpretación cercanos.
Bahía de Samaná
Este hermoso edén turquesa es conocido por sus playas de arena blanca, aguas cristalinas y paisajes tropicales impresionantes. Aunque no está en el top de los lugares turísticos, es posible realizar múltiples actividades, entre ellas snorkel, buceo y kayak, o simplemente relajarse en las playas de la bahía. También se pueden realizar excursiones en barco para ver ballenas jorobadas
durante la temporada de apareamiento, que va desde enero hasta marzo. Aunado a la riqueza paradisiaca natural, la bahía también ofrece una experiencia cultural única, ya que presume una gran cantidad de pueblos y comunidades locales que brindan una visión de la vida tradicional
dominicana. Los visitantes pueden disfrutar de la cocina local, la música y el baile, así como aprender sobre la historia y la cultura de la región en los museos y centros de interpretación cercanos.
Intibucá
A menudo pasa desapercibida para los turistas, pero su arquitectura colonial y su belleza natural hacen que sea un destino por el que sí o sí es necesario detenerse. El centro histórico de la ciudad es un laberinto de calles empedradas, casas de adobe y edificios con techos de tejas rojas. La iglesia de San Francisco de Asís es uno de los principales puntos de interés de la ciudad, gracias a su fachada de piedra tallada y sus coloridas vidrieras. Además, Intibucá está rodeada de montañas y paisajes impresionantes, como el Parque Nacional Celaque, que cuenta con la cima más alta de Honduras. Se trata de las joyas mejor guardadas del país.
Napo (Misahuallí)
Se trata de una hermosa localidad de la Amazonía ecuatoriana, hogar de la comunidad kichwa. Es reconocida por sus maravillas naturales, como la selva tropical, ríos, cascadas y animales exóticos. Los centros de turismo comunitario son una alternativa sostenible para, además, adentrarse en la sabiduría y los métodos de conservación de los habitantes kichwa. Estos centros ofrecen alojamiento en cabañas típicas, comida tradicional, actividades como caminatas por la selva, pesca y navegación en canoa.Es importante destacar que los beneficios del turismo comunitario son compartidos con la comunidad local, lo que les permite generar ingresos
y mejorar su calidad de vida sin comprometer su medioambiente y cultura.
Valle de Viñales
Se ubica a 178 kilómetros de La Habana, en la sierra de los Órganos —occidente de la cordillera de Guaniguanico— es decir, en lugar de murallas, este reino natural tiene gigantes de tierra y piedra (mogotes). También cuenta con la catalogación de Patrimonio de la Humanidad gracias a la conjunción entre biodiversidad e historia del sitio, pues presume exuberante vegetación endémica, así como interesantes elementos arqueológicos, ya que se han descubierto una amplia gama de fósiles de amonites, peces, dinosaurios terrestres y reptiles que datan del periodo jurásico. Mucho ojo: si vas, te retamos a encontrar la palma corcho, especie que fue declarada Monumento Nacional Natural, por haber sobrevivido a dicho periodo. No olvides visitar el Mural de la Prehistoria, una pieza en piedra caliza que expone la evolución de la vida en la zona a modo de homenaje al sitio y como guiño a las pinturas rupestres.
Guna Yala
Se trata del hogar de los guna, uno de los muchos pueblos indígenas latinoamericanos que se ha mantenido en resistencia a lo largo de los años. La principal atracción de Guna Yala son sus hermosas islas y playas de aguas cristalinas, sin embargo, hay mucho más por descubrir en esta región: artesanía, música, danzas y rituales tradicionales. El arte de la mola es una de las costumbres más destacadas de la comunidad guna. Las mujeres crean hermosas piezas de arte textil a mano, utilizando técnicas ancestrales. Las molas representan escenas de la vida cotidiana, animales y símbolos de la cultura guna.Otra tradición importante es la medicina natural. La comunidad ha desarrollado un gran conocimiento sobre las plantas medicinales y su uso en la curación de enfermedades. Visitar Guna Yala es una oportunidad única para aprender sobre la rica cultura e historia de este pueblo y de su patrimonio indígena.
Reserva Nacional de Fauna Andina “Eduardo Avroa”
Entre los paisajes espectaculares y la biodiversidad única que presume, la reserva cuenta con lagunas de colores inimaginables como la laguna Colorada y la laguna Verde, ambas con aguas de un intenso color debido a la presencia de minerales. También se pueden encontrar géiseres, termas y volcanes. Asimismo, la reserva es hogar de una gran variedad de animales, como vicuñas, llamas, flamencos y cóndores, entre otros. Es el lugar perfecto para amantes del senderismo, pues, además de paisajes fuera de serie, cuenta con rutas bien señalizadas y áreas de campamento.