Son las principales víctimas de acoso y violencia, asegura la abogada de la Defensoría de Derechos Universitarios; no denuncian por temor a que no haya justicia
Venessa Rivas | El Heraldo de Chihuahua
La desconfianza hacia la autoridad es una de las principales causas que impide que las mujeres o víctimas de violencia interpongan alguna reclamación ante la Defensoría de los Derechos Universitarios. Las reclamantes aseguran que denuncian, pero al igual no pasa nada.
La abogada defensora Lucía Denisse Chavira Acosta mencionó que la Universidad Autónoma de Chihuahua cuenta con un protocolo para atender la violencia y existe una propuesta para que en el ámbito nacional se establezca con la finalidad de prevenir y atender la violencia.
La violencia de género sigue muy arraigada en la comunidad, en la universitaria no es la excepción, las mujeres han y siguen siendo las víctimas potenciales, de acuerdo con las estadísticas de la Defensoría de los Derechos Universitarios, donde los varones también son los principales perpetradores.
La defensoría cumple dos años de existencia, un año de contar con Unidad de Género y poco menos de contar con un protocolo para la atención a la violencia, sin embargo Lucía considera que aún no se conoce de manera suficiente estos mecanismos, sin embargo sí hay un aumento en el número de reclamaciones.
La pausa que impuso la pandemia a consecuencia del virus SARS-CoV-2 y la enfermedad Covid-19 ha causado impacto en la comunidad universitaria debido a que se contaba con un programa de promoción y difusión para socializar el trabajo de la defensoría y con ello lograr la confianza que se requiere para que una víctima de violencia pueda denunciar.
Venessa Rivas | El Heraldo de Chihuahua
La desconfianza hacia la autoridad es una de las principales causas que impide que las mujeres o víctimas de violencia interpongan alguna reclamación ante la Defensoría de los Derechos Universitarios. Las reclamantes aseguran que denuncian, pero al igual no pasa nada.
La abogada defensora Lucía Denisse Chavira Acosta mencionó que la Universidad Autónoma de Chihuahua cuenta con un protocolo para atender la violencia y existe una propuesta para que en el ámbito nacional se establezca con la finalidad de prevenir y atender la violencia.
La violencia de género sigue muy arraigada en la comunidad, en la universitaria no es la excepción, las mujeres han y siguen siendo las víctimas potenciales, de acuerdo con las estadísticas de la Defensoría de los Derechos Universitarios, donde los varones también son los principales perpetradores.
La defensoría cumple dos años de existencia, un año de contar con Unidad de Género y poco menos de contar con un protocolo para la atención a la violencia, sin embargo Lucía considera que aún no se conoce de manera suficiente estos mecanismos, sin embargo sí hay un aumento en el número de reclamaciones.
La pausa que impuso la pandemia a consecuencia del virus SARS-CoV-2 y la enfermedad Covid-19 ha causado impacto en la comunidad universitaria debido a que se contaba con un programa de promoción y difusión para socializar el trabajo de la defensoría y con ello lograr la confianza que se requiere para que una víctima de violencia pueda denunciar.
En el estado también existe la intención por parte de la Secretaría de Educación y Deporte, a propuesta del Consejo Estatal de Educación Superior, a donde han invitado a la Defensoría de los Derechos Universitarios a compartir su experiencia durante estos dos años y la activación del protocolo para prevenir y atender la violencia.
“Es un buen momento que se voltee a ver hacia el interior de las universidades y se homologuen las áreas institucionales que puedan atender, sobre todo que se clarifique la ruta crítica en caso de violencia”.
Consideró que contar con un protocolo que pueda ser perfectible y que contenga mayores garantías de protección es un hecho sin precedente, sobre todo que ayudará a evitar la revictimización, pero sobre todo que quede constancia que permita dimensionar el problema.
Para Lucía estar al frente de la Defensoría de los Derechos Universitarios es una gran responsabilidad, “para mí ha sido un desafío, porque como miembro de la comunidad universitaria sé de estas violencias simbólicas que se dan dentro de las universidades, como mujer, pues tener la empatía necesaria para entender e interiorizar lo que están viviendo las chicas cuando llegan con nosotros”.
Afirma que el compromiso es que sientan un espacio seguro, una escucha solidaria y respeto profundo, factores que ayudan en el proceso.
Ante la pandemia se han tenido que adecuar a las circunstancias a través de redes sociales y de manera física en el espacio que ocupa la defensoría a fin de que no se queden asuntos rezagados.
“Acudir a la defensoría no implica que de manera inmediata se dé una reclamación, al menos encontrarán una escucha u orientación, la última decisión está en la persona que nos visita y nos confía algún problema”.
Recordó que en años anteriores en la universidad se tenían menos garantías y nulos mecanismos de defensa en materia de acoso, pues incluso sólo había un examen oral a horas no adecuadas, estaban sujetos a que en un examen se definiera todo el año. Ahora los y las estudiantes cuentan con procesos parciales para ir dejando evidencia de su avance académico y no sólo estar a merced de lo que el maestro considera.
Finalmente invitó a la comunidad universitaria a conocer cuáles son los derechos que se tienen y puedan defenderlos.