El derbi retoma este sábado toda su dimensión en el estadio Wanda Metropolitano, que enfrenta a Atlético y Real Madrid por la cima, aún en un examen parcial por la Liga, pero de indudable transcendencia; la verificación casi exacta de cuál es el momento de ambos y cuál, previsiblemente, será su futuro.
Ni siquiera tan pronto, sólo con siete partidos disputados (el liderato de cuatro victorias, dos empates, ninguna derrota y 14 puntos del Real Madrid por la tercera posición, cuatro triunfos, una igualada, un duelo perdido y 13 puntos del Atlético), se resiente la importancia de un choque de una altura tremenda los últimos cursos, el más reciente el amistoso y el sonoro 3-7 para los rojiblancos.
Ya son 29 derbis de competición en la era Diego Simeone, con dos finales de la Liga de Campeones ganadas por el conjunto blanco; dos Supercopas, una de Europa y otra de España, vencidas por el equipo rojiblanco; una final de Copa del Rey, también de Atlético, y un serial de revanchas constantes y partidos claves por el campeonato.
Este sábado también lo es en una Liga tan pareja en sus primeros pasos que nadie abre diferencia al frente de la clasificación, tan apretada que sólo hay un punto de diferencia entre el Real Madrid, ganador de las tres últimas jornadas, y sus dos perseguidores más cercanos, la Real Sociedad y el Atlético. Y en juego, el liderato.
No hay excusas ni matices ni margen en un derbi, menos en los últimos tiempos y menos ahora, cuando las dudas acechan a cada descuido a cualquiera de los dos, aspirantes a cada título que ponen en disputa, rearmados con inversiones millonarias e ineludiblemente bajo el foco de los favoritos al torneo, junto al Barcelona.
El Real Madrid de la resurrección llega líder al derbi del Metropolitano. Saltaron todas las alarmas con la derrota en el estreno europeo de París. Se cuestionó la figura de Zinedine Zidane. Comenzó a sobrevolar el retorno de José Mourinho… y en apenas tres días, los jugadores cambiaron radicalmente su imagen.