La actriz inició su carrera con un slasher mexicano, una película de culto hoy día
Después de un desafortunado breve paso por el grupo pop Fresas con crema en 1988 debido a que su llegada no fue bien recibida por Toño Mauri y Denisse Bermúdez tras la salida de Claudia Fernández, Legarreta comenzó de lleno su carrera en televisión participando en dos telenovelas al año siguiente: Mi segunda madre y Carrusel.
En aquel entonces también se acostumbró que productores cinematográficos buscaran a los jóvenes talentos de la televisión para que incursionaran en nuevas propuestas de cine ad hoc al fin de la década. Fue un periodo en el que se apostó por hacer películas de terror dentro del subgénero slasher, o mejor dicho, slasher mexicano.
Legarreta fue contratada por Raúl Galindo para que actuara en la película Ladrones de tumbas (1989), dirigida por Rubén Galindo. Junto a ella fueron contratados Ernesto Laguardia, Erika Buenfil, Andrés Bonfiglio, María Rebeca y Germán Bernal, quienes igualmente eran futuras promesas. El caso de María Rebeca fue especial porque vivía la transición de estrella infantil a estrella juvenil.
Mientras tanto, Pedro Galindo III contrató a Pedro Fernández, Edith González, Toño Mauri y Marisol Santacruz para que encabezaran el reparto de otro slasher, Trampa infernal (1989), dirigido por el propio Pedro Galindo III. De alguna u otra manera se quería emular la fórmula de slashers ochenteros exitosos estadounidenses: historias de terror con el asesinato en serie de jóvenes a manos de sociópatas o entidades malignas.
En Ladrones de tumbas Legarreta pertenece a un grupo de amigos que profanan cementerios para buscar tesoros. Una buena noche encuentran un túnel que los lleva a localizar el antiguo sepulcro de un viejo inquisidor que fue condenado a morir por tratar de engendrar al hijo del diablo. Al robar sus pertenencias, los jóvenes resucitan al cadáver.
Para acompañar al elenco juvenil se contó con la figura estelar de Fernando Almada, un actor que era imán de taquilla y estaba identificado como héroe del cine de acción, pero en esa época estaba probando suerte como protagonista de filmes de terror. Por ejemplo, con Al filo del terror (Alfredo B. Crevenna, 1990).
De esta manera, Andrea Legarreta debutó en televisión y cine al mismo tiempo. Contrario a lo que podía pensarse en esos instantes, su carrera en cine se estancó. En cierto punto se debió al impacto negativo que sufrió el cine mexicano en el primer lustro de los 90’s con la crisis financiera que causó la reducción de producciones a cinco filmes por año.
El intento por contar otro tipo de historias y producir slashers nacionales quedó en eso, en un intento. No hubo más oportunidades para los jóvenes talentos de Televisa para desenvolverse en la pantalla grande. De manera contraria, la televisión los acogió bastante bien para que continuarán posicionándose entre el público.
Andrea Legarreta siguió recibiendo propuestas para telenovelas. Apareció en una trilogía de melodramas juveniles-musicales que apuntalaron a la cadena televisiva con la audiencia de adolescentes: Alcanzar una estrella (1990), Alcanzar una estrella II (1991) y Baila conmigo (1992). Su punto más alto llegó en 2002 cuando interpretó a la maestra Lupita en ¡Qué vivan los niños!, una adaptación actual de Carrusel.
Actualmente es reconocida como conductora por su desempeño en el programa Hoy. Pero en sus inicios fue una ladrona de tumbas que quedó registrada en una película que es considerada de culto en nuestros días.