Por Julieta Ávila Arenas
Sí, los maestros, los alumnos, los papás de los alumnos, las señoras de las tienditas, los de las papelerías, los de los transportes, todos queremos volver a clases; el aislamiento por la pandemia causa estragos innegables en todos; pero si antes era necesario que se invirtiera más en la educación para que los niveles básico y medio superior se desarrollaran y avanzaran, ahora, con los adversos efectos de la pandemia, ante la ola de robos, saqueo y deterioro de las instituciones, se hace aún más necesario el que se invierta en infraestructura educativa, en equipamiento y hasta en recursos humanos. Pero ¿pero cómo hacérselo entender al gobierno federal y a la Secretaría de Educación Pública? Desde la educación básica nos enseñan que uno de los índices principales para medir el desarrollo humano es la educación, pero a las autoridades de las más altas esferas eso ya se les olvidó o el día que dieron el tema no fueron a la escuela.
Primero con bombo y platillo se celebró que la sociedad entera se haya determinado a no dejarse vencer y que, siguiendo al pie de la letra las estrategias de “aprende en casa” ni íbamos a sentir los efectos negativos ante la falta de clases presenciales, porque la creatividad y disposición de los maestros, el apoyo de los padres de familia y los contratos con las grandes televisoras iban a hacer el milagro de que nuestros niños, niñas y adolescentes, se sintieran como peces en el agua con las clases a distancia, ya sea en línea, por televisión, por whatsapp o con cuadernillos. En ese entonces se escuchó la voz de los estudiantes adheridos a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), de que era necesario, para no dejar fuera de la educación a distancia a más del 50% de la población estudiantil, se les dotara de equipo y de acceso gratuito a internet, pues de otra manera se irían alejando de sus clases por la falta de esos recursos, es prioritario alimentarse, curarse, antes que seguir con las clases a distancia que estresan y, además, así de lejos, es más difícil entender tanto más si fallan los servicios de electricidad e internet en la localidad. Pero las autoridades hicieron oídos sordos a esa petición, ni siquiera se manejó como posibilidad, como siempre, la presidencia y la SEP, tienen otros datos y se hablaba de una, cobertura de más del 80% del alumnado en clases a distancia, cifra que no se puede corroborar en ningún estudio científico o serio o en alguna estadística oficial que cite fuentes, métodos, margen de error o algo parecido.
Después seguimos con la tan llevada y traída austeridad, recortándole los recursos a educación en términos reales. Se desaparecieron los programas y los ramos de donde se financiaban las obras importantes para las instituciones educativas, en forma proporcional a su tamaño y cobertura, sustituyéndolos con “La escuela es nuestra” que ya de entrada en el Diario oficial de la Federación señala que “La SEP a través de la Unidad Responsable integrará un Listado de Planteles que sean susceptibles de ser beneficiados”. O sea, que si pretenden los padres de familia o las autoridades de la escuela hacer una petición de recursos, tienen que encomendarse a todos los Santos para resultar ‘suceptibles’ de recibir el recurso, y luego, lo más escandaloso y que suena a vacilada y burla, los recursos que se pueden otorgar van del mínimo de 150,000 pesos (a lo mejor alcanza para unos lavamanos, por aquello de enfrentar la pandemia) al máximo ¡válgame Dios! La estratosférica cantidad de 500,000 pesos, pues si, un aula con todo su equipamiento y párale de contar, no creo que alcance para techar una plaza cívica o un laboratorio de ciencias equipado o bueno las seis aulas y un módulo de baños para las escuelas nuevas. Pues a esas cantidades en el mismo DOF se dice que el gobierno federal le ‘mocharía’ el 50% porque …“La SEP promoverá la participación de los gobiernos estatales, para que efectúen una aportación similar a la del gobierno federal, a fin de
otorgar los recursos conforme al cuadro anterior, en caso de que éstos no participen, la federación otorgará hasta el 50% del monto máximo establecido”; como ya sabemos, los recursos que recibía nuestro estado fueron dramáticamente rasurados, y no somos el único estado en la República, según que ahora los intermediarios para que el recurso llegue directamente a los beneficiarios serían las superdelegaciones estatales del bienestar, en Chihuahua sabemos que hasta el agua quitan o, que ni agua dan o ¿cómo era?
Y siguen los datos duros en cuanto a la falta de verdadera intención de invertir en educación, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) ha hecho la estimación de un 12% de incremento en gasto educativo, tan solo para dotar de lavamanos a 62 mil 629 escuelas públicas de educación básica que carecen de ellos; en 2021 el incremento en gasto educativo es nulo, en términos reales, respecto de 2020. Aún más, de acuerdo con el reporte semestral del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), Educación sufrió una reducción de 5.34 mil millones de pesos en su gasto, así, cómo hacerle frente a la situación que enfrentan el 27% de planteles de educación básica y el 23% de media superior que carecen de agua potable; o la del 17% de escuelas de educación básica y el 16% de media superior que no cuentan con sanitarios.
Pero la secretaria de educación Delfina Gómez se conmueve hasta las lágrimas cuando ve a los padres de familia que llegan con su cubeta y su escoba a los planteles de la CDMX y bien contentos ya van a regresar a clases presenciales, ¿y la pandemia?; un regreso a clases seguro exige de condiciones materiales para llevarse a cabo, antes se pidieron equipos e internet para las clases a distancia, respuesta: oídos sordos. Hoy, nuevamente la FNERRR, es de las pocas voces que se alzan para exigir que se agilice la vacunación para que con el 70% de la población vacunada haya inmunidad colectiva y se evite un nuevo repunte de los contagios tanto de estudiantes como de sus familias; también exige que la SEP invierta en el suministro de materiales para higienizar y mantener las medidas sanitarias adecuadas para la convivencia escolar, como gel antibacterial y cubrebocas; nuevamente la respuesta es: oídos sordos.
Se deja a los padres de familia la responsabilidad de su salud, la de su familia y sus hijos, al ofrecerles que la medida del regreso a clases será voluntario, recordemos cómo al inicio de la pandemia el uso de cubrebocas también se declaró voluntario por el presidente de la república y el encargado de salud, al día de hoy lamentamos más de 220 mil muertes como cifra oficial. No, la salud de los mexicanos es un derecho que debe garantizar el estado a la población y tiene que hacerlo con medidas científicas, eficaces, oportunas; ya se lo están diciendo, debe dejar a un lado la mala política de los oídos sordos; por nuestra parte, escuchemos las voces que protestan y que exigen, hay que analizarlas y sumarnos a ellas para hacer un frente común en defensa de nuestra propia vida, los estudiantes tienen razón, el gobierno debe corregir el mal manejo de la pandemia que ha demostrado, la terca realidad le está golpeando a la cara.