Curación Ancestral de un Marakame llamado Don Emilio de la Cruz
Eduardo Arredondo Delgado
Emilio López de la Cruz es un hombre de conocimiento, conocido como Marakame, de esos seres espirituales que hay pocos en México y que su misión, lo ha hecho llevar sanación hasta varios lugares recónditos del mundo.
Su edad es un misterio, cambia cada vez y su rostro es intemporal. Lleva un traje bellamente bordado que su esposa lo hizo luego de dos largos años.
Dice en una pequeña entrevista que el Don de la sanación lo recibió cuando iba en una caminata sagrada, para honrar al hikuri (peyote). Dice que en aquel entonces sintió algo en la cabeza y después de días de aquella experiencia con algunos sueños habló con el creador y pudo curar enfermedades.
Antes apenas con un español entendible, dice que curaba con la mano y después en otra visión ahora lo hace con pluma de águila.
Don Emilio ve a través de nuestros cuerpos las dolencias y él las sana, hace que salga la enfermedad y la materializa en piedras pequeñas, es algo imposible de creer para la ciencia formal. Sin embargo ocurre y la curación se da en los términos suyos de una tradición ancestral, donde la magia hace su parte. En términos occidentales o de otra educación esto no puede ocurrir en un plano de la razón.
Llama la atención que en la habitación donde viven los Marakames no lleva piso de cemento porque se desconectan de la Madre Tierra.
Ellos los Marakame cuentan con una especie de cordón directo entre el cielo y la tierra y ellos son medios para curar la enfermedad y hace ver una dolencia difícil de curar sea sanada en un santiamén
Aunque los Marakame tienen estudiantes, Don Emilio dice que ahora no tiene, pero tuvo algunos discípulos destacados.
Recuerda que de joven comía alrededor de diez cabezas de peyote y después ya con otra edad quizás tres. El honrar a Hikuri nada tiene que ver con los viajes irresponsables que hacían los hippies en la década de los sesentas. Es un conocimiento milenario que su origen se pierde en la noche de los tiempos.
Don Emilio sonríe es muy serio y de vez en vez bromea pensando que su Don lo puede llevar a todos; él hace su trabajo de sanación y el cielo su protector.