Los milagros tras las apariciones de la Guadalupana, están rodeadas de fe y de esperanza, pues su figura representa el amor de María, madre de Dios.
Una de las más grandes tradiciones de los mexicanos implica la celebración a la Virgen de Guadalupe. Quien es también la patrona de México. Aparecida en el manto de Juan Diego el 12 de diciembre de 1531, lleva más de quinientos ochenta y cinco años uniendo a todos en la misma fe. La historia de sus apariciones dan a sus seguidores grandes lecciones de amor y esperanza.
Las apariciones de la Virgen a Juan Diego, sucedieron en el Monte del Tepeyac. Por este motivo, a partir de 2002, fue elevado a categoría de Santo.
Fueron en total cinco, y sucedieron durante el mes de diciembre de ese año.
Primera aparición
La primera de las apariciones de la Virgen Guadalupana en el cerro del Tepeyac sucedió el 9 de diciembre de 1531. Fue allí donde le pidió a Juan Diego le dijera al Obispo Juan de Zumárraga que le construyeran una Iglesia en ese sitio.
“Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo”.
El indígena, regresó a su pueblo y transmitió el anuncio al Zumárraga, quien no creyó en su historia.
Segunda aparición
Juan Diego, al ver la respuesta del Obispo, no insistió más. Sin embargo, el mismo día, al pasar de nuevo por el cerro, la Virgen se le apareció de nuevo. Quien pidió la respuesta de su petición.
“Mucho te ruego, hijo mío el más pequeño, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre y hazle saber por entero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido. Y otra vez dile que yo en persona, la siempre Virgen Santa María, Madre de Dios, te envía”.
Fue al día siguiente que San Juan Diego volvió a solicitar audiencia con el Obispo, quien, en esta ocasión, pidió pruebas de las apariciones.
Tercera aparición
El 10 de diciembre fue cuando Juan Diego comunicó, por segunda ocasión, la petición de la Virgen al Obispo. Y en donde este solicitó al indígena una prueba de su testimonio.
Fue entonces que la Guadalupana, le pidió a Juan Diego que la buscara al día siguiente para recibir las pruebas que debería llevar a Zumárraga.
“Hijo mío, volverás aquí mañana para que lleves al obispo la señal que te ha pedido; con eso te creerá y acerca de esto ya no dudará ni de ti sospechará y sábete, hijito mío, que yo te pagaré tu cuidado y el trabajo y cansancio que por mí has impedido; ea, vete ahora; que mañana aquí te aguardo”.
Sin embargo, al día siguiente Juan Diego no pudo reunirse con la Virgen, debido a que su tío Juan Bernardino enfermó de gravedad.
Cuarta aparición
El martes 12 de diciembre, Juan Diego salió a buscar a un sacerdote para su tío. Sin embargo, la Guadalupana se le presentó y le dio consuelo.
“No temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó”.
Posteriormente, le pidió subir al cerro del Tepeyac, en donde encontraría varias flores, las cuales debía cortar y presentar como prueba.
“Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre del cerrillo, allí donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; enseguida baja y tráelas a mi presencia”.
El indígena encontró flores y rosas de diferentes formas, las cuales recogió en su ayate para llevarlas ante el Obispo.
Al encontrarse con Zumárraga, Juan Diego abrió su manto y dejó caer las flores, las cuales mostraron tras de sí, la imagen de la Guadalupana grabada en la prenda del indígena.
Ante la imagen y el milagro, el religioso y los demás clérigos mostraron asombro y conmoción. Esta sería la cuarta de sus apariciones.
Quinta aparición
La última de las apariciones de la Guadalupana sucedió cuando Juan Diego, se reunió con su tío Juan Bernardino. A quien encontró en perfecto estado de salud. Y que además, él también había recibido el mensaje de la Virgen. Esto a través de una aparición en la cual esta le indicaba transmitir el milagro de su recuperación al Obispo.
Con información de EC Wiki.