En cada aparición pública de Meghan Markle, uno de los piropos que se lleva de parte de sus miles de fanáticos alrededor del mundo, es por su pelo. Hace pocos días, estuvo presente en la presentación de los Juegos Invictus que se realizarán el año que viene en Canadá y, a pesar de que cubrió su cabello con un gorro de lana azul, recibió todo tipo de elogios a través de las redes sociales. Los diferentes peinados que utilizó a lo largo de los años, los looks y las combinaciones a las que llega sin ser extravagante, son algunas de las cosas que destacan sobre ella. Sin embargo, pocos sabían de la obsesión que tiene la duquesa de Sussex desde que era pequeña por este asunto.
“Morena de chocolate con castañas para Meghan”, señalaron en una publicación, desde el salón Highbrow Hippie de Los Ángeles con imágenes de la duquesa en la presentación de los Juegos Invictus de Canadá. Luego añadieron: “Esta mezcla de matices rojos y dorados hace un tono dinámico de morena que no solo da a la piel el brillo más sano, especialmente durante los meses más fríos del invierno, también proporciona al cabello un brillo de alto poder de siguiente nivel”.
Antes de llegar a ese brillo que caracteriza su cabello, la esposa del príncipe Harry demandó mucho trabajo y gasto en sus primeros años de vida. Su padre, Thomas Markle, contó que se levantaba alrededor de las cinco de la mañana para peinar a su hija, que era exigente con cómo se veía su pelo. “Cuando quería alisarse el cabello, le llevaba horas hacerlo antes de ir a la escuela”, indicó el hombre en una entrevista y aseguró que era algo que lo hacía con buena gana. Del mismo modo, el director de iluminación reveló que el pelo de su hija también le trajo algunas situaciones de racismo a temprana edad, en los Estados Unidos.
En unas vacaciones, padre e hija conducían a través de las carreteras norteamericanas y se detuvieron en la zona rural de Texas para encontrar un salón de belleza en el que pudiera lavar y alisar su cabello; sin embargo, no tuvieron éxito. “Probamos con varios, pero nadie nos recibió porque yo era un hombre blanco con una hija mestiza”, explicó.
Con el correr de los años, Meghan se independizó tanto en el cuidado de su pelo como en su estética. Aprendió a peinarse y maquillarse mientras esperaba a su padre en los sets de filmación. Uno de sus secretos son los tratamientos especializados que llevó siempre adelante para suavizar y fortalecer la piel, la cual tiene efectos positivos en el pelo dañado. Se trata de un fortalecedor semipermanente que tiene queratina, proteína esencial para uñas y cabellos, que penetra en las cutículas del cabello y suaviza su tallo.
Los resultados se ven en cada aparición pública de los duques, como hace unos días, cuando Meghan y Harry se hicieron presentes en Canadá para promocionar los mencionados Juegos Invictus. Mientras conocían a algunos de los atletas que participarán el año que viene, los flashes de la cámara se posaban en el espectacular pelo de ella, quien se puso un gorro de lana arriba, pero no escapó de los elogios por la manera en que este relucía bajo los rayos del sol.