Don Antonio Gutiérrez Rivera: Constituyente y meoquense de corazón
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El pasado 5 de febrero día en que todos los mexicanos conmemoramos la publicación oficial en Santiago de Querétaro, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917, con la firma del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista don Venustiano Carranza, poniéndose en vigencia a partir del 1º de mayo de ese mismo año, todo para tener una base jurídicamente fuerte para un nuevo Estado mexicano que a la vez, le mostrara los derechos y obligaciones a cada ciudadano de este país.
En aquel día tan especial, en la hermosa ciudad de Meoqui, la presidencia municipal de aquel lugar, la Fundación Emiliano J. Laing Agüero y familiares de varias generaciones de don Antonio Gutiérrez Rivera, lo recordaron con mucho cariño y respeto como uno de los constituyentes de 1917, que aunque originario de Durango, la ciudad de Meoqui lo adoptó como su hijo predilecto, develándose dos placas en su honor en tan emotivo homenaje.
Pero ¿quién fue este tan importante personaje? Según algunas entrevistas hechas a la familia del constituyente don Antonio Gutiérrez Rivera, él siempre fue una persona sencilla, el cual vería por primera vez la luz el 22 de marzo de 1884 en la Hacienda de Santa Rosa, actualmente ciudad de Lerdo, Durango, hijo de Vicente Gutiérrez y Úrsula Rivera.
Desde corta edad, mostró ser hombre de trabajo, amó la tierra, pues su padre era agricultor aprendiendo el arte de cultivarla con esmero, sin embargo en su juventud, ya palpaba y entendía la problemática social y política de nuestro país que lo hizo ser un autodidacta de las letras, las que le ayudarían a ser todo un filósofo de la política mexicana. Él siempre mostraría una personalidad formal, de pocas palabras y humilde en su forma de ser.
Además del trabajo en la tierra, también fue comerciante, pagador del ferrocarril y en los Estados Unidos se desempeñó como auxiliar en un periódico.
Posteriormente, se regresaría a México motivado por la situación política que se vivía en la primer década del siglo XX, incorporándose con grupos maderistas y abrazando el proyecto de “Sufragio Efectivo no Relección” de don Francisco I. Madero.
Lograría llegar al Congreso Constituyente de 1917 en Querétaro, representando el tercer Distrito de su estado natal Durango, mostrando ser siempre de una línea moderada y uno de los aspectos más meritorios de su trabajo como legislador, sería su participación en la redacción de los artículos 3°, 27° y 123° constitucional, los ordenamientos fundamentales que hablan sobre la educación, la tenencia de la tierra y el derecho al trabajo remunerado. Sin embargo, aparte de esta tan significativa labor que le marcaría para toda su existencia, don Antonio desarrollaría otras actividades importantes aunque debido a su forma de ser, buscaba siempre evitar la publicidad a su persona; jamás promovería algún elogio de sus actos y quizá por ello, muchos de sus logros se mantendrían en el anonimato como lo manifiestan los familiares del constituyente.
Uno de los personajes que estuvieron presentes en la develación de las dos placas, -una en la entrada a la Presidencia Municipal de Meoqui y la otra en la casa donde viviría por años el constituyente don Antonio Gutiérrez Rivera-, fue don Rosendo Navarro, amigo, presidente de la Fundación Emiliano J. Laing Agüero y conocedor de un enorme cúmulo de historia regional, quien manifestaría que a la edad de 15 años tuvo el privilegio de haber conocido a don Antonio: “Fue algo muy importante en mi vida –comenta don Emiliano- el poder conocer al constituyente de Meoqui ya que por donde vivía mi hermano Manuel Navarro Mora, en la calle Segunda Sur 407 en la ciudad de Delicias, al lado en el 405 vivía don Antonio por lo que para mí fue una sorpresa muy grande cuando supe quién era ese distinguido personaje.
Al principio sólo observaba que salía de ese domicilio un caballero siempre trajeado, con lentes negros y sólo de oídas supe que era una persona muy importante que había intervenido en la redacción de importantes artículos de la Carta Magna.
“En una ocasión íbamos mi hermano Manuel y yo por la calle y nos lo encontramos, mostrando don Antonio un temple y una educación a toda prueba, ya que posteriormente nos brindaría su amistad, haciendo reverencia siempre a esa amistad, siempre muy pulcro, trajeado y un ser humano a toda prueba.
Don Antonio, el legislador constituyente de Durango, viviría en la ciudad de Meoqui desde el año de 1955 hasta su muerte en 1977. Aunque fue duranguense de nacimiento y representante de ese estado vecino, en la conformación de la Carta Magna de 1917.
Hoy, un siglo después, se reabren pasajes silenciosos de sus antecedentes; y sus familiares con justa razón manifiestan el derecho que tiene don Antonio a ser reconocido como parte de Chihuahua, no sólo en Durango, sino de Meoqui, municipio donde echó importantes raíces y donde procreó a su familia.
Este tan importante constituyente del 17, promovería los valores entre su gente, enseñando el trabajo y esforzándose por consolidar su residencia definitiva en Meoqui, siendo un ejemplo del político bienhechor, ayudando incansablemente en el mejoramiento de escuelas, para que tuvieran instalaciones dignas, entre otras cosas tan importantes en beneficio de los meoquenses”.
Por ello es importante reconocer que la figura y el trabajo hecho por tan distinguido personaje, político y ser humano a toda prueba, don Antonio Gutiérrez Rivera se encontraba olvidado en los rincones de la historia, esos poco conocidos. Sin embargo, gracias a que el fulgor propio del político asentado en Meoqui entre los años 40 y 70 del siglo XX, su estrella se niega a desaparecer del escenario nacional.
Así mismo y gracias al enorme interés de la Fundación Emiliano J. Laing y su presidente Rosendo Navarro y sobre todo al cariño apasionado por rescatar hechos históricos, la familia de don Antonio y específicamente la señora Esperanza Gutiérrez Castellanos, logró escribir un libro, donde reabre pasajes históricos del constituyente de Meoqui, ese héroe anónimo nacido en Durango, trotamundos y hombre de bien que hizo gala de la política de antaño y vivió con toda su familia en Jiménez, después en Delicias y por último en Meoqui.
En ese libro, doña Esperanza resalta al dedillo la vida de don Antonio, sus logros en beneficio de México y además sus acciones en beneficio de Chihuahua y de Meoquí en particular.
Por ello a través de este texto que es una oportunidad de saber que a nivel regional, existieron políticos que entregaron vida y corazón para que la patria tuviera un cambio de 360 grados; don Antonio según doña Esperanza, nunca buscó alardear de su gran obra, siempre fue muy modesto, negándose siempre a que le hicieran reconocimientos. Sin embargo, es justo examinar la labor de esos políticos que nunca buscaron utilizar el poder para enriquecerse, antes al contrario, buscó el poder para beneficiar del pueblo.
Por último, creo que el homenaje que se le hizo el pasado 5 de febrero es una muestra de que los ciudadanos queremos conocer a esos héroes anónimos que están perdidos en los archivos de la historia y, que gracias a las autoridades, familiares y el pueblo meoquense en general, don Antonio Gutiérrez Rivera siempre permanecerá en el recuerdo de la historia y libre del polvo y el olvido en el que estuvo por muchos años.
violioscar@gmail.com
Maestro-investigador-FCA-UACh
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Fuentes:
Familia de don Antonio Gutiérrez Rivera.
Foto: Familia Gutiérrez